Medio Ambiente
El río Guadarrama y su parque natural se «ahogan» en basura
Un amasijo de neveras y plásticos bloquea el cauce desde hace meses en una zona protegida cerca de Arroyomolinos. El origen del vertido es un poblado chabolista varios kilómetros río arriba, junto a la autovía de Extremadura
El sendero parte casi desde el mismo centro de Arroyomolinos. Este municipio de algo más de 30.000 habitantes 25 kilómetros al sur de Madrid ha multiplicado por diez su población desde la entrada del siglo XXI, cuando apenas contaba con unos 3.000 vecinos. Sin embargo, la tranquilidad que atrae a miles de familias jóvenes a instalarse aquí se mantiene prácticamente intacta y se respira aire puro. Las zonas verdes son una constante y parte del término municipal forma parte del Parque Regional del Curso Medio del Río Guadarrama, una franja protegida de 50 kilómetros de largo que va desde Galapagar a Batres pasando por aquí. Pinos primero, y encinas y alcornoques después, jalonan el bosque mediterráneo por el que discurre el camino, paralelo a un arroyo. Es sábado y está más concurrido de lo habitual por ciclistas, gente paseando o haciendo deporte, pero eso no impide que las rapaces sobrevuelen el camino en busca de presas, conejos sobre todo. En apenas un par de kilómetros aparecen los restos del llamado Molino Doble, uno de los siete que dieron nombre al municipio. Unos pocos metros más adelante el arroyo llega aquí a su final y desemboca en el río Guadarrama, uno de los más emblemáticos de la Comunidad de Madrid. Desde las estribaciones de Siete Picos y el Valle de la Fuenfría ha discurrido plácidamente hasta aquí.
La vía pecuaria vira al norte acompañando al cauce. Según se avanza empieza a llamar la atención la presencia de algunos restos dispersos de basura. «Qué vergüenza», pienso, al tiempo que recuerdo que unos cinco kilómetros río arriba, junto a la autovía de Extremadura (A5), hay un asentamiento chabolista en el que desde hace años se producen vertidos en el entorno del río. La sorpresa llega unos pocos segundos después, cuando los restos dispersos dan paso a un amasijo de desechos que bloquea por completo el cauce del río a modo de macabra presa. Decenas de neveras y otros electrodomésticos desguazados, miles de botellas de plástico, colchones y hasta varios bidones metálicos cubren el curso del Guadarrama en una visión dantesca impropia de un área protegida.
La magnitud es tal que sería posible cruzar sin tocar el agua pisando por encima de la basura hasta el otro lado del río, donde el termino municipal es ya Navalcarnero. Varios patos nadan hacia la montaña de neveras y plásticos, pero se dan la vuelta antes de llegar y retroceden por su camino. A ambos lados del río la vegetación de ribera parece intacta, por lo que parece difícil que todas estas toneladas de residuos se hayan vertido aquí. Entonces, ¿cómo se ha producido este desastre medioambiental? Aunque el Guadarrama baja estos días escaso de agua –más aún con la sequía actual–, el nivel del río cambia por completo con las lluvias y han sido esas crecidas de otoño las que han arrastrado hasta aquí los desechos vertidos en la zona chabolista de Las Sabinas, perteneciente sobre todo a Móstoles.
Esta zona del Parque Regional protegido lleva así ya varios meses, desde octubre, y la solución no llega. La amalgama de administraciones públicas implicadas y el enorme coste económico que acarrea su limpieza dificultan la respuesta a un atentado medioambiental que ahoga al Guadarrama y a su parque natural.
Denuncia a los ayuntamientos
Por un lado, los ayuntamientos señalan a la Confederación Hidrográfica del Tajo –la CHT, dependiente del Ministerio de Transición Ecológica– como el organismo competente para llevar a cabo la limpieza, aunque la paguen en última instancia los municipios. Por otro lado, la Confederación exige a los ayuntamientos que limpien el cauce. De hecho, ha denunciado a los tres ayuntamientos implicados por este hecho. «Desde octubre de 2021 a enero de este año se han identificado acumulaciones de residuos que podrían formar barreras y afectar a la dinámica fluvial en el tramo del río Guadarrama. En consecuencia, se han remitido escritos informando a los ayuntamientos de esta situación, advirtiendo de sus responsabilidades respecto a la gestión de residuos. Tras constatarse la persistencia de la situación, se han emitido recientemente boletines de denuncia contra los ayuntamientos de Móstoles, Arroyomolinos y Navalcarnero», señala la CHT a este diario.
Desde los tres municipios señalan que al no tratarse de una zona urbana la competencia de residuos no es municipal, máxime cuando se trata del propio cauce del río, sino de la Confederación Hidrográfica. Aluden además a un acuerdo entre las partes de hace unos meses y a retiradas similares llevadas a cabo con anterioridad en la zona. En cualquier caso, se muestran preocupados por un problema que es recurrente y que supone un coste estratosférico para sus arcas. «No tenemos capacidad para asumir solos este gasto», avisan desde el ayuntamiento de Arroyomolinos.
Aunque se trata de un parque regional, la Comunidad de Madrid señala también que la competencia de limpieza es municipal. No obstante, se muestra dispuesta a ayudar dada la magnitud del problema. «En la solución remamos todos porque los municipios no dan abasto», apuntan. De hecho, cifran en 4.000 las toneladas de residuos recogidas por la Comunidad en esta zona del parque regional durante el año pasado.
«Aunque los realojen lo tirarán igual»
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