Gastronomía

Moemia: el restaurante con una carta matritense y otra viajera con la firma de Latasia

Moemia ofrece dos cocinas: la «gata» y la de los sabores de Asia y Latinoamérica. Con la cocina mestiza de Roberto y Sergio Hernández, la boca se les hará agua

Además de para comer y cenar, es un lugar perfecto para copas por la noche
Además de para comer y cenar, es un lugar perfecto para copas por la nochelarazon

Viendo no pocas publicaciones gastronómicas, parece que Madrid es solo la almendra central, que más allá de la M30 se pasa directamente a las poblaciones en las que se ocultan pequeñas joyas escondidas en esto del comer. Pero, ¿qué pasa con todos esos distritos que están más allá de nuestras queridas, y siempre atascadas, rondas de circunvalación? Pues que hay sitios que son una gozada, como el espacio que hoy les recomendamos, Taberna Moemia. Dicho así, sin más, puede que no les suene. Pero, ¿y si les comento que detrás están los dueños de Latasia? Pues que, a poco que conozcan la cocina mestiza de Roberto y Sergio Hernández, la boca se les hará agua.

Moemia.Dónde avenida de los Andes, 8. Precio medio 30 euros

Hoy nos adentramos en su espacio más joven, una taberna en la que lo madrileño y la fusión van de la mano para llenar de sabor una zona, la de Campo de las Naciones –más pegada al señorial entorno «bien» de Conde de Orgaz que a IFEMA–, que necesitaba un proyecto personal, con sello de autor, alejada de los grandes grupos de restauración. Señores: es un sitiazo, porque estos tipos hacen magia a un precio excepcional.

El espacio ofrece dos clases de cocina: una madrileña, ligada a los recuerdos de infancia de estos hermanos, orgullosos vecinos de Barajas, pero siempre con su toque innovador, y otra más viajera, reflejo de todos los lugares de Asia y Latinoamérica en la que ambos han trabajado, aprendido y disfrutado. Casi todas las elaboraciones, desde salsas a guisos, las hacen ellos, y eso se nota. Encontramos, pues, una carta más «gata» con tremendas propuestas, como los callos a la madrileña–con su toque de curry rojo–; el gofre bravo, uno de los favoritos, versión de las clásicas bravas en la que las patatas se transforman en un rico gofre bañado en salsa brava y alioli de ajo asado; una empanada de ají de pollo a la que mordería hasta el fin de los tiempos y unas albóndigas con pisto y huevo, la única preparación clásica al 100%, realmente sabrosas.

La carta trotamundos

La otra carta es la viajera, una representación del alma trotamundos de este tándem. No se pierdan el lobster roll de cigala, servido en un esponjoso pan brioche con el marisco en tempura; la causa limeña con pulpo y chipirón o los bocaditos de pez limón con curry massaman. En ambas secciones, los precios oscilan entre los 5 y los 17,95 euros, así que la cosa se queda en un muy razonable ticket medio de 30 euros, precio muy propio de la crisis que llevamos viviendo desde que muchos amigos suyos y míos tenían melena, allá por 2008. Pregunten también por los fuera de carta, que los trabajan con alegría y acierto.

Vinos: más de 40 referencias

Moemia es un lugar perfecto, además de para comidas y cenas, para aperitivo matutino, tardeo y copas por la noche. El capítulo de vinos es amplio, con más de 40 referencias y gusto por los proyectos pequeñitos y las bodegas personales. Hay también una carta de cócteles clásicos y con guiños cosmopolitas, como los propios cocineros. Por cierto, dejen sí o sí hueco para el postre y prueben las personalísimas versiones de los postres preferidos de los hermanos: Bollycao, en el caso de Roberto, y Pantera Rosa, en el de Sergio, que, según me cuentan, con su primer sueldo a los 15 años se compró una caja entera de este bollito glorioso, industrial y tan ligado a los años 80 y 90, que nos une a los españoles casi tanto como la Selección, pero dándonos menos disgustos. Disponen también de una terracita, especialmente disfrutable por las noches. A mí me verán mucho por allí, se lo garantizo.

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