Gastronomía
Chirusa, churros ligeros «à la minute» en el centro de Madrid
Es posible acudir a cualquier hora y comerlos recién hechos. Marcos Gilligan los elabora con una harina ecológica de trigo duro
Cuando sales del minúsculo local, tan impoluto como un quirófano, ya andas planeando cuando volver para probar el último hallazgo que Marcos Gilligan ha puesto a la venta en Chirusa Experimental. Sí, es una churrería, adaptada a las tendencias de consumo actual, con nombre de tango, pero alrededor del alimento protagonista, la oferta vegana es destacable y nuestra curiosidad provocó que probáramos varias bebidas. Pero vayamos por partes, porque su objetivo es actualizar un producto tradicional y tan nuestro, como es el churro, que aquí puedes comer recién hecho a cualquier hora. Para su elaboración, emplea la harina ecológica de trigo duro (Kamuto o Khorasan) «con un perfil nutricional superior al trigo blando, que se usa en los churros tradicionales», nos cuenta. Lo que consigue es que no absorban tanto aceite, al tiempo que la corteza queda crujiente.
Chirusa ExperimentalDónde calle Castelló, 5. Precio medio 5 euros. Instagram @chirusaexperimental
Porque, en su intención de ir más allá, emplea una freidora compacta y moderna, que le permite controlar la temperatura del aceite, evitando la aparición de compuestos perjudiciales para la salud, como los ácidos grasos trans. Es decir, atrás han quedado esas herramientas de antaño en las que el aceite se quemaba, porque su temperatura superaba los 200 grados: «Trabajo con freidoras eléctricas modernas de alto rendimiento para que los churros sean más sanos y nada indigestos. De hecho, son muy ligeros al contener un 30 por ciento menos de aceite y un mayor contenido de proteínas». Tanto es así, que una ración se queda corta. También, porque comerlos en Chirusa Experimental es divertido, ya que Marcos propone distintas salsas italianas, además del azúcar violeta, procedente de los tan castizos caramelos de violeta. Volviendo a las cremas, querer probarlas todas es un hecho.
Así, mojamos nuestros churros en la de pistacho y en la de chocolate blanco belga. También, en la de chocolate rosa, que cuidado, no lleva colorantes y se extrae de un cacao rubí, y en la de cacahuetes. Para acompañarlos, un chocolate belga a la taza con leche, al que tampoco agrega almidón ni espesantes: «Durante el verano gustó el chocolate “frozen”, con una base de helado vegano y cacao rojizo de Camerún». Una delicia más para mojar en ella los churros o para tomar como un helado, que por las tardes los hacen tipo «soft». Y, ¿cómo les suena un brioche con helado? El bollo viaja desde Sicilia en una atmósfera modificada y la idea es abrirlo e incluir alguna de las salsas o un helado de vainilla o de chocolate. Tras sellarlo en la Cuokko, el bocado queda caliente por fuera y frío por dentro. Una recomendación, fíjense en las nuevas incorporaciones, porque nosotros probamos un zumo hecho con la pulpa del cacao, de la marca Pacha, vegano, sin edulcorantes, con componentes nutritivos, rico y refrescante.
Empresa refugio
El té frío también merece la pena tanto como las bebidas bio, de Wostok Berlín (de granada y dátiles; arándanos y salvia, jengibre y romero...) y la limonada y la naranjada, de Mama. En breve, llegan los «smoothies» de frutas amazónicas, como el de pulpa de cupuaçu y, además, junto a la chocolatera Elizabeth Vázquez, Marcos desarrolla una línea de chocolates inspirados en las citadas salsas.
Mientras disfrutamos de nuestro desayuno, Marcos nos cuenta que la sostenibilidad y el impacto social es parte fundamental de la filosofía del concepto. Por eso, «la mayoría de los productos son veganos y en el local contamos con materiales biodegradables». Asimismo, la suya es una empresa refugio y colabora con CEAR, la comisión española de ayuda a los refugiados, y a partir de octubre compartirá espacio con los propietarios de Fantastic V. Es decir, cuando ya no sea hora de churros, es decir, a partir de las nueve, es lugar donde comer una rica hamburguesa vegana.
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