Ley de Espectáculos

Diez años del Madrid Arena: la reforma legal que ha salvado vidas

La modificación de la ley de espectáculos en 2013 y la entrada en vigor de un decreto en 2018 han reforzado los requisitos para los promotores de fiestas, además de endurecer las sanciones

AVALANCHA EN EL MADRID ARENA FIESTA HALLOWEN 01 11 2012
AVALANCHA EN EL MADRID ARENA FIESTA HALLOWEN 01 11 2012larazon

Diciembre de 2013. Ha pasado un mes de Halloween, y un año y 13 meses desde «aquel Halloween» de 2012. Los disfraces de series del momento, como «Breaking Bad» o «The Walking Dead», han dejado paso a los más tradicionales gorros navideños y a las barbas de Santa Claus. Da igual una indumentaria que otra: en ambas festividades, la cosa va de pasárselo bien, de juntarse con los amigos y de socializar. Sin embargo, fue en aquellas fiestas cuando las reglas del juego cambiaron por primera vez. La Comunidad de Madrid aplicaba la modificación de la Ley de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas (LEPAR), firmada el 18 de diciembre de aquel año por el entonces presidente regional Ignacio González. Ocho nuevos artículos que, como reza el texto, propiciaban un nuevo marco sancionador que reforzaba la respuesta ejemplar de los poderes públicos «ante conductas que impliquen el incumplimiento de las medidas de seguridad de los locales y recintos».

«Por desgracia, es imposible garantizar el riesgo cero», afirma a LA RAZÓN Luis Miguel Torres, director general de Seguridad, Protección Civil y Formación de la Comunidad de Madrid. «Pero los dramáticos sucesos que vivimos supusieron un antes y un después en la forma de trabajar del sector, muy sensibilizado desde entonces, en este tipo de eventos. Jamás tendríamos que haber afrontado una situación como la del Madrid Arena. Pero, una vez producida, habría sido imperdonable no sacar las enseñanzas para seguir mejorando en materia de seguridad», añade.

Uno de los principales puntos que cambiaron a raíz de la tragedia fue la tipificación de las infracciones y la multa económica que tenían aparejada. Las «muy graves», comprendidas entre los 60.000 y los 600.000 euros, recogían actitudes como la superación del aforo máximo cuando «comporte un grave riesgo para la seguridad de personas o bienes»; la celebración de actividades sin las preceptivas autorizaciones; la práctica de actividades ilegales, especialmente las relativas al «consumo o tráfico de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas»... y, así, hasta 16 supuestos que acarreaban la sanción máxima.

Luis Miguel Torres subraya una más, especialmente coercitiva: «Permitió introducir algunas medidas cautelares. Entre ellas, el poder evitar la insolvencia del infractor o decomisar los ingresos obtenidos en la actividad en cuestión». Dicho de otro modo, los infractores lo «pagaban» caro desde entonces. «Creemos que, gracias a estas modificaciones, hemos mejorado en la materia. Son medidas con consecuencias importantes: desde entonces, los promotores deben tener especial cuidado con estas cuestiones», añade.

Aquella modificación legal no fue la única al respecto. Un decreto aprobado en diciembre de 2018 por parte del Consejo de Gobierno velaba por la celebración de actividades recreativas extraordinarias durante las Fiestas de Navidad, Fin de Año y Reyes, así como por otros espectáculos extraordinarios. Como explica Torres, se trataba de «incorporar» el compromiso de los Ayuntamientos madrileños a la hora de autorizar actividades seguras, ya que son las administraciones locales las encargadas de aplicar la ley. Así, para poder dar «luz verde» a uno de estos eventos, el Ayuntamiento debía presentar una «memoria técnica», sometida a los servicios municipales correspondientes en materia de seguridad y protección civil. Un informe «vinculante» y obligatorio para todas aquellas fiestas que iban desde las 150 personas o menos y hasta las más de mil. «Hoy estamos en perfecta sintonía con los Ayuntamientos, lo que nos permite reducir mucho el riesgo. Hemos notado esa mentalización y esa interiorización de este tipo de medidas», apunta Torres.

En su caso, la Comunidad de Madrid tiene que entrar a autorizar solo aquellos espacios que no cuenten con licencias de multiusos. Por ello, los promotores, cada vez más, buscan recintos que entren dentro de esta categoría y, por tanto, en los que no sea necesario un cambio extraordinario de licencia. Torres señala que, en lo últimos tiempos, son muy pocos los que las solicitan.

Otra de las novedades que trajo consigo el decreto fue que la empresa organizadora deberá disponer de un equipo sanitario nunca inferior al que habitualmente presta servicio en el recinto donde tiene lugar la celebración. De hecho, la Administración se reservaba la exigencia de «medidas sanitarias complementarias a tenor de la naturaleza de las actividades que se autoricen y del aforo previsto».

El festival de Reggaeton

Los días 15 y 16 del pasado julio, estaba prevista la celebración del Puro Reggaeton Festival. Una cita que prometía ser multitudinaria, sobre todo por la presencia del portorriqueño Daddy Yankee en su concierto de despedida. En principio, el festival iba a tener lugar en la Caja Mágica; sin embargo, ante la altísima demanda –35.000 personas habían adquirido ya su entrada–, los organizadores trasladaron el evento al Wanda Metropolitano. La Comunidad de Madrid fue tajante y denegó la licencia. El evento se cancelaba.

Como explica Torres, existe un punto en el Decreto de 2018 que hacía imposible la celebración: la presentación de solicitudes para un evento como aquél, y la documentación correspondiente, debía entregarse con una antelación mínima de 30 días respecto a la cita. «No teníamos el tiempo suficiente como para garantizar unas medidas de seguridad acordes a la tipología del evento y al espacio», afirma el director general de Seguridad y Protección Civil.

«Lo que puede verse como un exceso de burocracia no pretende otra cosa que garantizar lo máximo posible la seguridad», dice Torres. «Entendemos la celebración de este tipo de espectáculos como algo bueno para Madrid, por lo económico, lo cultural y por poner en valor a la región como una comunidad viva y emprendedora. Pero nunca a costa de flexibilizar la seguridad».

La clave es renovarse y adaptarse: las fuerzas de seguridad deben seguir los pasos de los cambios culturales lo más estrechamente posible. Recientemente, dice Luis Miguel Torres, el Gobierno regional ha celebrado la primera edición de un curso para policías locales de toda la Comunidad enfocado en los operativos de fiestas patronales. Días muy señalados y que exigen a los agentes toda su destreza. Y es que «la pandemia ha dejado secuelas de todo tipo: una de ellas, el cambio en las costumbres del ocio, en las cuales se busca cada vez más el aire libre. Son cosas que a los legisladores no nos pueden pasar desapercibidas».

Refuerzo de 250 agentes

Una vez más, la labor de la Policía Municipal es clave a la hora de reforzar la seguridad a lo largo de una jornada que puede resultar conflictiva. Durante esta pasada noche del 31, un operativo especial de 250 agentes ha controlado las fiestas celebradas en los 21 distritos de la capital e inspeccionado los locales de ocio. Entre otras pesquisas, los agentes han chequeado los aforos establecidos, así como la presencia de menores de edad y los horarios de cierre.