Un Malbec, y de Ronda

Entre las muchas sensibilidades del vino español que afortunadamente van caracterizando todo esto, domina la pluralidad. En este circo que está enjambrando a los muchos bodegueros, elaboradores y buscadores de terruños, ya solo hay una calificación como es la calidad y la originalidad. En la Sierra de Ronda, habitualmente escenario de muchos vinos imposibles, de cuyo interés solo daban nota los que se subían al monte para decir que habían encontrado alguna que otra piedra filosofal, hay sorpresones como este tinto perturbador.

Al servicio de una variedad que tiene su arraigo especial en la argentina zona de Mendoza, se deja que se exprese una fruta demasiado intensa tal vez. Es necesario airear un vino que en el primer golpe aromático se presenta acompotado incluso un poco espeso, pero que su sutileza se va adquiriendo de manera muy elegante en cada instante de su disfrute. La fineza al final es su característica más importante y una bonita acidez y una esclarecedora subsunción de la crianza, lo que no es poca cosa. Vino para pensar como se consigue aclimatar castas foráneas, y llegar a la excelencia y a la sugerencia. 4500 piezas a buscar.