Memoria Histórica

Cantón de Montecarmelo: el cementerio de Fuencarral no fue exclusivo de las Brigadas Internacionales

Se usó para otros enterramientos, pero está probada la inhumación de 451 voluntarios extranjeros

Miembros del batallón Comuna de París, integrado en la IX Brigada Internacional, en Madrid en noviembre de 1936
Miembros del batallón Comuna de París, integrado en la IX Brigada Internacional, en Madrid en noviembre de 1936 Agencia EFE

La probabilidad de que en los terrrenos del proyectado cantón de Montecarmelo haya restos de voluntarios extranjeros de la Guerra Civil no es descartable. «¿Indicios? Algún testimonio hay, pero luego está la política», apunta a este diario Antonio Morcillo, presidente del Grupo de Estudios del Frente de Madrid (Gefrema), al tanto del movimiento en contra del Ayuntamiento de Madrid en el que se han implicado tanto el ministro de Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, como el secretario de Estado de Memoria, Fernando Martínez.

El cementerio de Fuencarral era el que se usaba para enterrar a los miembros de las Brigadas Internacionales que morían en combate. Así se decidió a finales de noviembre de 1936, a través de un registro de inhumación de tumbas que llegó a contabilizar 451 miembros de más de 20 nacionalidades. «Ese es el detalle cierto, pero no fue su destino exclusivo, porque era un camposanto donde había enterramientos comunes y también de algunas víctimas de represión de la zona», aclara Morcillo.

Los brigadistas, «dentro del descontrol que había en Madrid se enterraban en algún otro sitio, pero prioritariamente allí». Todos procedentes del frente de la capital. «También hay que tener en cuenta cuándo estuvieron los brigadistas aquí: en la propia batalla de Madrid y alrededores –carretera de La Coruña– y en el Jarama». En «Guadalajara también, pero no sé si llegarían a traer fallecidos hasta la capital», añade el antiguo artillero y experto de Gefrema. «A partir de entonces no hay ningún otro combate en el que hubiera brigadistas en esta zona».

La supuesta fosa de la discordia estaría fuera de las ampliaciones que tuvo el cementerio. Antonio Morcillo considera que «una prospección por georradar puede ser determinante, y en caso de que descubriera que hay restos humanos, hay que precisar si son de brigadistas o son otros. Si se encontraran evidencias habría que hacer unas catas del terreno, y eso cuesta dinero».

La XII Brigada Internacional, a cuyo mando estaba el general Paul Lukács, se acantonó entre Fuencarral y El Pardo. Él fue quien encargó organizar el cementerio para aquellos «voluntarios de las Brigadas Internacionales, muertos heroicamente por la libertad del pueblo español, el bienestar y el progreso de la humanidad».

Al respecto de la fosa en el punto de mira, Morcillo explica que «los enterramientos numerosos no eran con una cruz y un nombre, eso ocurre en otros de ambos bandos. Cuando había mucho que enterrar se economizaba en tiempo y recursos».

Los detractores del proyecto alegan que, en 1941, se desenterraron los restos de los 451 brigadistas y se arrojaron a una fosa común en el exterior del camposanto. Precisamente, según apuntan, donde hoy está previsto levantar el nuevo cantón de limpieza del Ayuntamiento de Madrid.