Comercios Centenarios

Casa Alberto: la taberna que nació en el mismo lugar que Cervantes

El primer registro que habla de este lugar data de 1827

Restaurante Casa Alberto. © Jesús G. Feria.
Restaurante Casa Alberto.© Jesús G. Feria.Jesús G. FeriaFotógrafos

Casa Alberto amontona en sus paredes los ecos de un pasado que llega casi a los dos siglos. De hecho, los primeros documentos que hablan de esta taberna madrileña, situada en el barrio de Las Letras, datan de 1827. Allí encontramos a Alfonso Delgado, quien está al frente de este castizo establecimiento desde hace tres décadas y cuya preocupación sigue siendo precisamente la misma que la de todos los que, antes que él, han dirigido la taberna: continuar, a pesar de las modas, manteniendo su identidad y unos sabores que representen el casticismo madrileño.

Para hallar los orígenes de Casa Alberto hay que remontarse a una época de migración y acogida. Una época en la que el Madrid que hoy conocemos comenzaba a dibujarse como esa ciudad en la que, independientemente del origen, cualquiera es bienvenido. “Originalmente, los fundadores de la taberna eran segovianos”, dice Delgado. “Cuando Madrid se denomina oficialmente capital de España, llegan aquí personas procedentes de otros puntos de nuestra geografía, especialmente gallegos, segovianos y manchegos”. De hecho, ellos fueron los que, en aquel momento, “se encargaban un poco de la gastronomía de la ciudad”. En este caso, las familias Sanz, Pesquera y de Dios procedían del norte de Segovia. “Casa Alberto fue pasando de una familia a otra hasta el año 1985, en el que se quedó sin herederos que gestionasen el negocio”, apunta Delgado. Ante esta situación, se hizo cargo de él un grupo de personas que crearon la sociedad Casa Alberto S.A., que continúa en la actualidad. Delgado llegaría unos años después, en 1993.

Mientras tanto, y a pesar de haber cambiado de manos y haber vivido, también, los acontecimientos más importantes del último siglo, la taberna, tal como se ve claramente a través de los recuerdos colgados de sus paredes, se ha convertido en un importante refugio no solo para aquellos que buscan la buena gastronomía, sino también para el mundo de las artes. “Casa Alberto es lo que es porque ha tenido tres influencias muy importantes”, señala Delgado. “Por un lado, que estamos en el Barrio de las Letras, donde vivían muchos escritores a su alrededor. Incluso tenemos una placa del ayuntamiento en la que se especifica que en el mismo lugar donde se estableció Casa Alberto, vivió Miguel de Cervantes”. De esta manera, “hay una influencia de muchos escritores que han visitado la taberna en diferentes momentos”.

Por otro lado, Casa Alberto está rodeada de los principales teatros de la ciudad: el Calderón, el Español… “Aquí existen, pegadas a la pared, las taquillas donde se vendían las entradas a bajo coste”, señala el gerente. “No hay que olvidar que las tabernas eran el punto de referencia social, donde uno se informaba de las cosas que ocurrían o iban a ocurrir en la ciudad. Era un poco el altavoz donde la gente se enteraba de todo, porque no había otros medios. En el caso de Casa Alberto era, además, el punto de reunión de la gente del teatro”. Por último, otra de las actividades importantes y que han influido en el devenir de la taberna era la actividad taurina. “Estamos en el centro, donde los empresarios, ganaderos y toreros se reunian en las tertulias taurinas para conformar las corridas que se iban a torear y qué ganaderías se iban a utilizar. En aquel momento eran muy conocidas ese tipo de reuniones en las tabernas”.

Al tener estas tres influencias, Casa Alberto ha sido visitada por actores, toreros, escritores… Y, todo ello, sin dejarse influir por las modas de cada momento. “Como todas las tabernas de Madrid, fue originalmente un despacho de vinos, donde la gente iba a recoger el vino a diario. Poco a poco se fueron transformando en tabernas y restaurantes”, explica Delgado. “Gracias a Dios muchas de ellas no siguieron las modas de las cafeterías que iban surgiendo, y permanecieron como tabernas. Gracias a ello podemos seguir disfrutando a día de hoy de estos establecimientos”, asegura. Y es que lugares como este son historia viva de Madrid. “Hoy en día se puede estudiar un poco lo que ha sido la ciudad a través de estos establecimientos, por sus vivencias, su cultura… Incluso, por el tipo de comidas que daban. Por ejemplo, en épocas de escasez, utilizaban las recetas tradicionales, baratas, como podían ser los callos, que a día de hoy es un plato típico que ha nacido del ingenio de aquellos cocineros que, de un despojo, hicieron un gran plato”.