Muslo o pechuga
Casa Toro: Madrid sin cita previa
No hay trampa ni cartón: solo barra, manduca y esa hospitalidad antigua que se sirve sin avisar
A un suspiro de Las Ventas, donde el aire aún huele a barrio y conversación, está Casa Toro, colmado de raíz madrileña y alma de anfitrión verdadero. Aquí César Molero, tabernero con pedigrí, ha levantado una casa que es refugio del buen comer y del beber civilizado. No hay trampa ni cartón: solo barra, manduca y esa hospitalidad antigua que se sirve sin avisar.
El local tiene hechuras de bastión castizo, con madera que suena a tertulia y una barra que invita a demorarse. Las ensaladillas, que salen al paso con frescura de pregón, abren camino a las patatas chulas, doradas con gracia y memoria de freidora sabia. Y no falta el tomate reventón, tan jugoso que podría tener denominación de origen en el estío madrileño. En Casa Toro la cocina no se complica, se afina: cada plato parece venir de una casa con madre y de una sartén con experiencia.
Las mollejas clásicas son un rezo de la vieja escuela: doradas por fuera, tiernas por dentro, con el sabor que deja poso. El rabo de toro, sin necesidad de feria ni capote, es de los que reclaman pan y conversación. Y los cortes de carne, escogidos como quien elige las palabras, devuelven la fe en el fuego y en el oficio. No hay concesiones al oropel, solo verdad y producto.
Y se bebe. ¡Cómo se bebe! Casa Toro ha entendido el equilibrio que ya casi nadie defiende: mantener los vinos de copeo -los de diario, los que refrescan y acompañan la charla- junto a esas botellas que son hallazgo y sorpresa. Así, entre el tinto que reconforta y el blanco que alegra, César guarda algunos tesoros para el parroquiano curioso. Bodegas Tradición asoma con sus generosos de raza, tan inesperados como bien traídos, pero sin que falte nunca el vino sencillo, el que se sirve con naturalidad y alegría de barra. Que aquí el milagro no está en la etiqueta, sino en la copa compartida.
Molero no posa, oficia. Vigila su taberna con el aplomo de quien sabe que cada parroquiano es historia y cada ronda un acto de fe. En torno a la barra se mezcla la vecindad de siempre con nuevos fieles que descubren el gusto de quedarse un rato más. La conversación fluye sin esfuerzo, los vasos se suceden, y la sensación es la de estar en un lugar donde el tiempo no pesa.
Casa Toro tiene la rara virtud de ser castizo sin pretenderlo. No busca ser postal ni reliquia: es presente, puro Madrid en movimiento. Cocina con casta, servicio con compás y vino con criterio. Un sitio que no necesita feria para ser fiesta, porque aquí cada día se celebra la vida a sorbos cortos y bocados largos.
Las Notas
BODEGA 7
COCINA 7,5
SALA 9
FELICIDAD 9
Precio: 45 euros
Casa Toro Taberna
Calle Julio Camba, 5. 28028 Madrid