Navidad

Una casita del Ratoncito Pérez en un antiguo registro de gas de Madrid

El proyecto de un portero de una finca de la calle Marqués Viudo de Pontejos se hace viral y forma colas para contemplarlo

Larga fila de gente contemplando la casa del Ratón Pérez en un antiguo registro de gas
Larga fila de gente contemplando la casa del Ratón Pérez en un antiguo registro de gasJesús G. Feria

En la calle Marqués Viudo de Pontejos, número dos, junto a los emblemáticos almacenes que llevan el nombre de la calle, un antiguo registro de gas inhabilitado ha cobrado nueva vida. Y no solo eso, se ha convertido en un punto casi obligado de paso en la navidad madrileña que es frecuentado por cientos de personas gracias a la creatividad de Pablo Herrera Valencia, el portero del edificio.

Inspirado por una curiosa historia que conoció hace años, Pablo ha transformado este pequeño espacio en una casita del Ratoncito Pérez, que no para de recibir visitas de niños y adultos que se asoman curiosos al interior de la casita, que no ocupa ni el palmo de una mano. Y no solo eso, ha revolucionado las redes sociales.

«Vi que una mujer en la calle San Vicente Ferrer hizo hace 14 años una casita en un registro para que su hijo dejara los dientes al Ratoncito Pérez, y me encantó la idea», cuenta Pablo. Decidió replicar la iniciativa en el lugar donde trabaja, añadiendo su propio toque personal y manchego: pequeños detalles como un jamoncito, una barra de pan y hasta hilos y una bufanda en homenaje a la calle Pontejos, conocida por su mercería.

Desde su inauguración el 27 de noviembre, la casita no ha dejado de atraer curiosos. En apenas cinco días, el video que Pablo subió a Instagram, a través de la cuenta de Almacenes Pontejos, acumuló más de un millón de visualizaciones. «Luego vinieron a grabarnos las televisiones y ha sido un éxito total», explica a LA RAZÓN con una sonrisa.

La casita del Ratoncito Pérez no es un proyecto con ánimo de lucro. Asomarse a este rincón y deleitarse con las miniaturas de la figura de Pérez «es completamente gratuito», asegura Pablo. «Lo hice para que la gente lo disfrute. Sobre todo, los mayores son quienes más se detienen a admirar los detalles. Está basada en la historia que todos conocemos, la del ratón que busca los dientes que los niños dejan».

Pablo, "el porterito" de Malagón
Pablo, "el porterito" de MalagónR. Ruiz

Pablo, originario de Malagón (Ciudad Real), confiesa que la artesanía no es su profesión, pero sí se ha convertido en una gran afición a la que le quiere dar continuidad. Incluso ha pensado en ampliar la experiencia: junto con Federico, el dueño del Museo del Ratón en la calle Arenal, planea organizar una gymkhana en enero, con pistas que guíen a los participantes a encontrar otras casitas ocultas en Madrid.

La casita del registro no será estática. Pablo ya tiene planes para cambiar su decoración según la temporada del año. «En verano, le pondré al Ratoncito Pérez chancletas y un flotador, y para San Isidro, su traje de chulapo no puede faltar», comenta con entusiasmo.

Este pequeño rincón en un antiguo registro de gas sería el segundo que hay en Madrid, además del situado en la calle San Vicente Ferrer, 48.

Pablo relata que alusiones el Ratoncito Pérez también pueden verse en Banco de España, donde hay una puerta decorada, y en Velázquez hay una clínica dental que recreó algo similar, «aunque más grande». Y, por supuesto, está el Museo del Ratón en la calle Arenal, número 8, que cuenta toda la historia de Pérez.

La iniciativa de Pablo no solo ha conquistado a los vecinos de la zona, sino también a madrileños y turistas que se paran a contemplar su singularidad. Incluso la Policía Municipal ha colaborado, colocando vallas para organizar la cola de visitantes.

Incluso ha confeccionado unas pequeñas bolsitas para que los niños depositen sus dientes y las dejen debajo de su almohada, que están llenas de caramelos. Todo costeado de su bolsillo.

«Es bonito ver cómo algo tan sencillo puede alegrar a la gente», concluye Pablo, mientras observa a los curiosos detenerse frente al registro.