Madrid

Denuncia de acoso a un comisario en Vallecas: "es más importante la caca de un perro que pillar un kilo de coca"

El documento presentado ante el Régimen Interno de la Policía Municipal revela malas prácticas dentro de la comisaría

Policía Municipal de Madrid
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Intimidación, humillación, ansiedad o miedo son algunas de las palabras que describen el clima de la comisaría municipal de Vallecas, según una denuncia por acoso laboral que un subinspector ha presentado contra su jefe a través del Ayuntamiento de Madrid. El relato de los hechos expone que el comisario J.F. (intendente en el momento de los hechos) persiguió a su subordinado a través de sucesivas denuncias en un corto periodo de tiempo frente al Régimen Interno de la Policía Municipal, por una suerte de celos profesionales para que le pusieran amonestaciones hasta que finalmente el agente se terminó acogiendo a una baja médica. Según las fuentes consultadas en el consistorio la denuncia se está tramitando de forma interna y todavía no se ha resuelto.

La organización de la seguridad de los partidos del Rayo Vallecano o de los mercadillos de los lunes y los jueves se entremezcla con continúas disputas por los turnos con el jefe de la tarde, el denunciante del acoso laboral. Según la documentación a la que ha tenido acceso LA RAZÓN, uno de los hechos más graves que se relatan consiste en una presunta dejación de funciones del comisario que no dio trámite a una investigación iniciada en Madrid para perseguir a unos traficantes de drogas. Ni él, ni ningún miembro de la Policía de Madrid ha querido dar su versión de lo sucedido tras los intentos de contactar de este periódico.

El documento solicita al Régimen Interno -el equivalente a Asuntos Internos en la Policía Nacional- que cite a declarar a 17 agentes más que son testigos de las supuestas malas prácticas de este jefe con el subordinado. «¿Pero tú quién te crees que eres chaval? Aquí el único que cobra dedicación absoluta soy yo», responde un día cuando este último se ofrece a pasar más tiempo en comisaría.

«No sólo no recibo el más mínimo reconocimiento por la labor sino que en muchos casos soy abroncado, por aspectos con las que ni siquiera tengo nada que ver. Este tipo de reprimendas habitualmente son efectuadas de forma que nadie pueda ser testigo», dice la denuncia. Toda esta situación motiva un «alto grado de estrés que empieza a producirme molestias intestinales, dolores de cabeza, mareos e incluso dolores musculares».

En una ocasión, por ejemplo, detienen a un grupo criminal organizado que se dedica a entrar en los domicilios de personas mayores haciéndose pasar por operarios de teleasistencia. Los agentes necesitan la ayuda del subinspector que está librando y cuando sus compañeros lo llaman él pide permiso a su superior. «Telefoneo al sr. intendente para comunicarle lo ocurrido y ponerme en servicio, hecho que autoriza siendo su principal preocupación que no me apunte horas a cobrar en lugar de interesarse por el desarrollo de la intervención».

Problema de drogas

Una de las claves del relato llega por un problema de tráfico de drogas. El 12 de agosto de 2022 dos agentes de la unidad entablan contacto con una mujer maltratada que les habla de los vínculos que tiene su marido con el narcotráfico. Los policías se ganan su confianza a lo largo de los días y la mujer termina revelando datos muy concretos sobre una entrega. Ante la posibilidad de que se trate de un grupo criminal organizado que introduce droga en Madrid, los policías comunican al jefe la necesidad de hacer caso a las indicaciones y éste "no se muestra en absoluto interesado en la información insistiéndome en que no podemos hacer investigaciones, llegando a decime que para él es más importante denunciar 'la caca de un perro' que 'pillar un kilo de coca' puesto que eso es lo que piden las asociaciones de vecinos y es lo que a él le importa", siempre según la denuncia.

El subinspector llama al Equipo de Delincuencia Organizada y Antidrogas (EDOA) de la Guardia Civil de Toledo, que es a quien tocaría investigar en el caso, para saber si están interesados en el asunto. La respuesta del Instituto Armado es afirmativa, pero nunca reciben la información por los cauces oficiales. "Buenas tardes jefe. Me dicen de Guardia Civil de Toledo que no les ha llegado la información que le dimos al SAI hace casi un mes sobre un tema importante de drogas. Además de vergonzoso es hasta casi delictivo. Por favor a ver si puedes hacer gestiones para saber qué pasa con eso porque corremos el riesgo de que la información se pierda o deje de ser válida", le insistió el subinspector a través de Whatsapp. "Si vienes el lunes hablamos" escribió el comisario. Lo que ocurrió fue que lo metió en un cajón. Las fuentes judiciales consultadas remarcan que esto podría tratarse de una omisión del deber de perseguir delitos y una responsabilidad administrativa por falta de colaboración con otras fuerzas y cuerpos de seguridad.

Una actuación que contradice la Instrucción 01/2010 de la Policía Municipal consultada por esta redacción que habla de la "gestión del conocimiento" y señala que debe haber colaboraciones con tras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y que una información con relevancia policial es aquella "que precisa de ser analizada y valorada para determinar el procedimiento policial a seguir", como era el caso

Convertido en un agente de oficina

El 31 de octubre del pasado año el comisario emite una nota interna que en la práctica retira al policía víctima del servicio activo, relegándolo únicamente a labores de oficina. Esta nota, a la que ha tenido acceso este periódico, señala que "debido a la importancia que requiere el servicio de las oficinas en las unidades" lo mejor es que allí estén los policías con "labores de experiencia burocrática". La orden indica que el "componente de mayo categoría y/o antigüedad ostentará la condición de jefe del turno" compatibilizándolo con "la supervisión y control de todos los cometidos encomendados al personal de oficina". Esto, traducido, supone que el denunciante no pueda salir a la calle. "En la práctica me retira del servicio activo", dice el escrito. Su deseo no es que la oficina funcione mejor, señala, sino que responde "a un claro y evidente deseo de castigarme a mí".

Las denuncias en Asuntos Internos

El comisario da cuenta al menos en cuatro ocasiones al Régimen Internos quejándose sobre su subordinado. Una supuesta "investigación no autorizada" o un informe firmado son motivos por los que el denunciado pone quejas sin ni siquiera transmitírselas al policía.

La persecución provoca que el subinspector esté continuamente alerta y con miedo a fallar, relata el denunciante. "El día 8 de noviembre por hechos ocurridos el día 5 de noviembre y que ya han sido relatados el Sr Intendente (actualmente comisario) informa nuevamente sobre mi persona a Régimen Disciplinario alegando esta vez, negligencia o retraso en el cumplimiento de las órdenes, debido a que al servicio de la Orden de Servicio que se debía cumplimentar se llegó 15 minutos tarde de la hora señalada". "Por este motivo se me propone una falta leve. En este caso tampoco se me comunicó que se iba a informar a Régimen Disciplinario".

Él interpone un recurso de alzada en la Dirección General de la policía por esta nota que lo dejaba en la práctica castigado en la oficina. Este hecho supone la incoación de un nuevo expediente disciplinario por haberse saltado el conducto reglamentario. "Esto me supone sentirme muy humillado máxime si se tiene en cuenta mi dilatada carrera profesional, mi inequívoco compromiso con el servicio y mi intachable trayectoria".

Finalmente, el médico le da una baja. El 28 de diciembre escribe a su comisario: "Pongo en su conocimiento que hoy he sufrido una crisis de ansiedad. Me ha tenido que asistir el psicólogo del SAMUR. Acabo de salir de Asepoyo y me derivan a mi médico de familia. Iré Mañana. También pongo en su conocimiento que he hecho entrega voluntaria del arma, cargadores, munición y guía así como de la llave de mi armero. Por orden del jefe de guardia me voy para casa". Desde ese momento, según la denuncia, el comisario no contestó ni se volvió a dirigir a él. La policía se presentó en su casa para retirarle el arma.