Historia

Duelos y quebrantos: soluciones a la inflación en el siglo XVI

Aparecieron pragmáticas, muchas de ellas de interés, como la que prohibió matar ganado para preservar su cría

Imagen campestre del Civitates Orbis Terrarum
Imagen campestre del Civitates Orbis TerrarumLa Razón

Continúo con la mirada puesta en el pasado y algunas medidas de protección del campo, o de defensa del campo, cuando no sabían cómo solucionar sus problemas porque no había ni escuelas de negocios, ni teorías económicas que hubieran estudiado los efectos de la oferta y la demanda o sus correctores, en el campo. Hoy, afortunadamente, nada de eso ocurre ya porque hay gentes que se ocupan y preocupan de todo eso con un objetivo esencial, como antaño: proteger la dignidad humana y que nadie pase hambre. El comunismo lo ha conseguido doquiera que ha democratizado las sociedades por las que ha dejado la huella de su pisotón.

A finales del siglo XVI siguieron apareciendo pragmáticas, muchas de ellas de importancia por su carácter económico y del máximo interés pues se ocupaban de la inflación y sus remedios.

En 1598, por ejemplo, tal y como hacemos hoy en día en la mar, se prohibió matar ganado para preservar su cría en adelante: Pragmática en que se manda guardar las leyes en que se prohíbe matar terneras y terneros y se acrecientan las penas contra los que las hicieren matar o mataren. «Pragmática en que se manda guardar las leyes en que se prohíbe matar terneras y terneros y se acrecientan las penas contra los que las hicieren matar o mataren»; también «Pragmática en que se prohíbe matar corderos por tiempo de dos años» (ambas de 1598). En 1614, Pragmática en que se prohíbe matar corderos por tiempo de cuatro años.

En 1609, Pragmática para que no se tome trigo y cebada y otros bastimentos para la provisión de las armadas y ejércitos y fronteras, ni para la provisión de la Corte y pósito antes de pagarlo de contado a sus dueños a como valiere…, sin sobrepasar el precio de la tasa, o tasado (hoy desde la ignorancia de nuestro idioma se habla de «precio topado», y se quedan tan lindos).

Una de las pragmáticas del siglo XVII
Una de las pragmáticas del siglo XVIILa Razón

Ya con San Isidro canonizado y con Lerma cesado, se siguió manteniendo toda esta política proagrarista y así se recordaron muchas de las pragmáticas anteriores en 1619 por medio de esta Pragmática para que en favor de los labradores se guarde lo aquí contenido. Iniciado el caos económico después de 1621, o acentuado, se pensó que por ley se podían controlar los precios. Hoy los hay que siguen pensándolo, 400 años después: Pregón en que Su Majestad manda que las mercaderías de cualquier género que sean y demás cosas en él contenidas no se puedan vender ni vendan a más subidos precios de cómo pasaban y se vendían el año pasado de mil seiscientos y veinte y cuatro, so las penas en él declaradas (1626). Se continuó con tan sesuda determinación en 1627: Pragmática que Su Majestad mandó publicar sobre la reformación de las causas de la carestía general en estos Reinos y moderación en los precios de las mercaderías y mantenimientos, salarios y jornales; y se impuso «tasa general» de precios a innumerables productos, pero como de ello ya he tratado en este mismo periódico no le doy más espacio: Tasa general de los precios a que se han de vender las mercaderías…

En 1633 se dedicó una pragmática monográficamente a los pastos y la cría del ganado. Se trata de otra más de las de marcado sentido agrarista, y conservacionista de los ganados. El primer artículo apelaba a la conciliación entre propietarios y arrendatarios de dehesas y pastos para fijar los precios, y en caso de desacuerdo, «los inhibo [a los pastores] del conocimiento de los pleitos» suspendiendo la posibilidad de recursos. Además, «para alentar a los labradores a la crianza del ganado lanar, cuya cría conviene tanto para fertilizar las mismas tierras que labran», se ordenaba que no pudieran ejecutarse penas por encima de cien cabezas. Fue dada en Madrid, el 4 de marzo de 1633 y pregonada al día siguiente, 5 de marzo de 1633.

Y en fin, esto es lo que quería expresar sobre economía, legislación y campo durante los años finales del reinado de Felipe II, y durante los reinados de Felipe III y Felipe IV.

Es curioso, al menos así lo veo, cómo en su estructura, muchos de los problemas son los mismos: desequilibrios, elasticidades, inelasticidades y demás. ¡Pero que entradito ya el siglo XXI se sigan diciendo las mismas cosas que en el siglo XVII, cuando la experiencia ha demostrado que no sirven para nada, o que se propongan otros arbitrios como novedosos cuando ya se habían puesto en marcha hace cuatro siglos, no deja de ser curioso, aunque poco alentador!

En cualquier caso, el largo excurso de estas semanas lo he tenido que hacer al vivir la general carestía y en tropel de los precios de los alimentos (en la Europa a la que pertenezco con orgullo), en especial el aceite de oliva, que es cosa maravillosa de ver y que no dejamos de sufrir día a día, mientras que las naranjas de Argentina me dicen que son más baratas, o la merluza del Cabo, ni te digo ¿Qué comen, o en qué mercados hacen la compra los funcionarios de Bruselas (o de qué salarios disfrutan)?

*Alfredo Alvar Ezquerra es profesor de Investigación del CSIC