Opinión
«Espíritu Ifema», un necesario ejercicio de memoria
Se cumplen tres años del día en que ingresó el primer paciente por Covid en el hospital levantado en tiempo récord. Fueron atendidos hasta 4.000 enfermos
«Siempre deja la ventura una puerta abierta en las desdichas, para dar remedio a ellas», afirmaba a Sancho un vapuleado Don Quijote, quien a su vez había acudido en ayuda de un Rocinante apaleado por unos arrieros. Escueta sentencia que se exhibía como lema en la entrada de uno de los hitos sanitarios más importantes que nos haya tocado vivir en España en lo que llevamos de siglo XXI, hoy en día penosamente olvidado: el Hospital Ifema (Institución Ferial de Madrid). Una exitosa experiencia sanitaria, en medio de una adversidad como fue, y sigue siendo, la pandemia Covid-19 (CoronaVirus Disease – 2019), que todo el personal implicado en ese reto autodefinió como: «apasionante, agotadora, intensa y única», epítetos a los que habría que añadir toda una serie de valores vividos, como fueron la profesionalidad, solidaridad y el altruismo.
Nos situamos en marzo de 2020, en el controvertido abordaje sanitario inicial de la Covid-19 en España, a pesar de su conocida catalogación previa por la OMS como nivel de máxima alerta sanitaria. El carácter explosivo con el que se propagó la infección, unido a la gravedad de sus síntomas, desbordó todas las previsiones de actuación para su control, todo lo cual generó el colapso de las Urgencias Hospitalarias en los 35 centros de la Comunidad de Madrid CAM), en los que podía haber hasta unos 2.500 pacientes diarios pendientes de ingreso. Situación catastrófica que se repitió en toda España. Ante este escenario de saturación y bloqueo, la Consejería de Salud de la CAM adoptó la iniciativa de crear un Hospital Provisional de Campaña en el recinto Ifema, provisto de las máximas dotaciones de personal, tecnología y materiales, con el fin de conseguir para los enfermos una atención sanitaria integral óptima, y descongestionar la saturación del resto de Hospitales.
La transformación, en el tiempo récord de 48 horas, de la estructura física de unos Pabellones de Exposiciones, diáfanos, en un Hospital mastodóntico de 1.300 camas con posibilidad de atender a patologías complejas, seguido de la organización global de la asistencia médica y su necesaria logística, y los excelentes resultados asistenciales que se obtuvieron, solo se pueden entender desde el llamado «Espíritu Ifema», que impregnó no solo a los que trabajaron en él, sino que trascendió puntualmente a toda la sociedad. Ingresado el primer enfermo el 21 de marzo y clausurado el 1 de mayo de 2020, en mes y medio de funcionamiento el Hospital Ifema cumplió con creces su cometido, pues fueron atendidos casi 4.000 enfermos afectos de la COVID-19, de múltiples etnias, nacionalidades y extracción social.
«Espíritu Ifema» imbuido por un hecho trascendental, como fue la implicación voluntaria de profesionales de toda índole, más allá de los sanitarios, que actuaron desde el montaje del Hospital hasta el mantenimiento de los diferentes dispositivos asistenciales y logísticos: Ejército de Tierra y UME; las dos organizaciones de Medicina de Emergencia y Catástrofes de la CAM, municipal (Samur) y autonómica (Summa 112; bomberos; empresas de catering que instalaron food trucks al aire libre proporcionando alimento gratuito a todo trabajador que se acercara, a cualquier hora del día, todos los días; cantidad ingente de voluntarios de la sociedad civil: ingenieros, fontaneros, soldadores, electricistas, técnicos de telecomunicaciones, informáticos, personal de mantenimiento, taxistas…; psicólogos clínicos y sacerdotes; voluntarios que gestionaron la Biblioteca para Pacientes «Resistiré»… y toda la población, sobre todo infantil, que inundó con mensajes y dibujos de ánimo el paseo de acceso a los Pabellones.
Inolvidable fue, durante esos difíciles días, el aplauso de apoyo a los sanitarios y canto del «Resistiré» en los balcones de muchos domicilios españoles a las 20 horas, o el también sentido minuto de silencio, a esa misma hora, en memoria de los cientos de fallecidos que diariamente se producían.
El paso del tiempo trajo para la extraordinaria labor que llevó a cabo el Hospital Ifema los merecidos premios y un unánime reconocimiento nacional e internacional, aunque no todo él, por razones inconfesables. La infraestructura en los sótanos de los pabellones del Ifema permanece, se construyó el nuevo Hospital de Emergencias «Enfermera Isabel Zendal», y el «Espíritu Ifema», que trascendió en su día la mera labor sanitaria, y generó un temporal orgullo de pertenencia del que tan escasos andamos en España, se ha ido lógicamente diluyendo con el tiempo.
Tres años después de su comienzo en España, la pandemia Covid-19 parece haber desaparecido. Vivimos en una compleja y ficticia combinación de: máximas impuestas como son la «normalización oficial» y «mascarillas fuera», con la OMS manteniendo en estos comienzos de 2023 el nivel de alerta máxima para la Covid-19; sin estadísticas fiables de afectados y fallecidos; con un Sistema Público de Salud desfallecido y cuestionado; bajo la protección personal de unas eficaces vacunas que evitan episodios de gravedad en la mayoría de la población…, pero con una larga cola de olvidados de la pandemia como son los fallecidos «no contados», incluso en el momento actual, y, en algunos pacientes, un invalidante síndrome de Covid persistente. Solo por estos dos últimos motivos ya sería necesario recuperar en España el «Espíritu Ifema», hacer un mínimo ejercicio de memoria y no dejarle caer en el olvido. Retos de todo tipo que estamos viviendo y se nos vienen encima, no exclusivamente de Salud, también lo precisan.
* Luis María Orte es nefrólogo y doctor en Medicina.
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