Inmigración

A+ Familias: girasoles de luz contra la precariedad

La asociación recuerda a los más vulnerables que la dignidad les pertenece. LA RAZÓN los escucha

Reportaje de la Fundación A+ Familias
La coordinadora del Área Social, Kath Murillo, junto con Miriam y su hijo Óscar, en la sede de la asociación A+ Familias.Jesús G. Feria

Seis mudanzas en tres meses. Dos horas de trayectoria hasta el trabajo para ganar 20 euros. Acoso sexual por parte del casero. «Es lo que hay» es la frase y resignación de la mayoría. «Queremos autonomía y dignidad». Esa es la voluntad de todos.

Son testimonios que se escuchan en A+Familias, una asociación sin ánimo de lucro que brinda apoyo a familias vulnerables de la Comunidad de Madrid.

Kath Murillo, la coordinadora del Área Social, junto con Miriam y su hijo, dos miembros de A+ Familias, cuentan a LA RAZÓN la situación a la que se enfrentan ellos y el resto de familias que han tenido que llamar a la puerta de la asociación.

A Miriam le apasiona dibujar, un don que, por necesidad, se vio obligada a descubrir. Entre sus dibujos destacan los girasoles, siempre presentes para recordarle que la luz siempre regresa. En ellos encuentra a su madre, cumpleaños importantes o a Dios. Llegó con su hijo menor a España hace poco más de un año desde Perú y le han acompañado desde entonces, aportando rayitos de luz.

«Llegas a un país nuevo, totalmente desconocido y con otra cultura. Pero con el ánimo y ganas de empezar, de reinventarte». Miriam cuenta a este diario que huyó de un país donde no tenía calidad de vida, en busca de derechos y servicios básicos. «La corrupción y las mafias nos generaban inseguridad e inestabilidad. Todos los migrantes llevamos una historia cargada a la espalda», explica a este medio.

Lo más difícil a lo que se enfrentan cuando llegan, según Miriam, es al tema de la vivienda, así como a sus condiciones. «Se viven situaciones inimaginables. Habitaciones de dos por dos donde nos encontramos hacinados. En mi caso, que somos dos, todavía resulta más difícil encontrar algo decente. Hay personas que me han cobrado hasta la cama adicionalmente a la habitación. Por miedo no denunciamos e intentamos mantener la calma». Algo que resulta difícil si no consigues lo primero y principal para el desarrollo propio que es la autonomía e independencia, es decir, encontrar un trabajo. «Tengo experiencia y capacidad para hacer muchas cosas, he tratado de reinventarme y sobrevivir con un autoempleo. Todo ello hasta la llegada de la carta blanca que me permita trabajar», cuya activación ocurre pasados seis meses. Y el proceso es tan arduo como complejo: «Primero hay que esperar para conseguir una cita que puede tardar meses, luego obtén una carta blanca que permita trabajar para dentro de seis meses, en un periodo de tres meses. ¿Pero qué hago hasta que llega esa carta blanca y durante esos seis meses? Y luego hay que esperar hasta la carta roja en caso de que se renueve. Muchos empresarios no te contratan por miedo a que no te renueven dicha carta». Casarse o que alguien te preste el nombre parecen las únicas soluciones, opciones por las cuales mucha gente ha optado.

La brecha digital, una realidad

Kath Murillo, la coordinadora del Área Social, habla de la voluntad de la organización para que estas personas en situación de vulnerabilidad sean independientes: «Las decisiones son suyas y deben contar con toda la información necesaria para poder actuar. Nosotros no resolvemos nada, pero acompañamos, no los dejamos solos», explica. Y esto que parece tan obvio no lo es. Entre tantos baches, la brecha digital es uno de ellos.

«Nos sorprenderá, pero hay gente que en su vida ha abierto una firma electrónica, ni ha comprado a través de pantallas, ni ha pagado si no es con efectivo», explica la coordinadora. «No nos damos cuenta de la inaccesibilidad que supone para ellos cuando no controlan el tema tecnológico, y no es por ignorancia o falta de profesionalidad, sino porque nunca antes lo han hecho». Según Kath Murillo, «la cantidad de citas y temas que hay que tratar en internet, sin entrar en el tema de la mafia que hay detrás, es enorme y nadie habla de ello».

En este contexto, Miriam confiesa a LA RAZÓN que «gracias a A+ Familias me he reinventado». Ella hace bolsones, pinta y dibuja cuadros, aunque también dice que le encanta aprender cosas nuevas y seguir formándose. Cocina chifles peruanos a base de plátanos verdes machos cortados en láminas. Su hijo Óscar es el catador oficial y quien le da el visto bueno a sus creaciones culinarias. Él sí sabe muy bien lo que es la resiliencia, que sin duda la ha heredado de su madre. «Quiero ser futbolista», cuenta a LA RAZÓN. Y su madre hace todo por complacerlo, pese a que las zapatillas duren poco y cuesten mucho.

La organización

A+Familias es una organización comprometida con el bienestar y el apoyo a las familias. Su misión principal es ofrecer programas y servicios que fortalezcan los lazos familiares y promuevan el desarrollo integral de sus miembros. A través de actividades educativas, asesoramiento y recursos comunitarios, A+Familias trabaja para empoderar a los colectivos vulnerables y mejorar su calidad de vida. Así lo ha explicado Javier Días de la Fuente, el coordinador general.

Funcionan de tres maneras diferentes, la primera de forma interna a través de recursos propios de la organización, con plan de acompañamiento en lo legal, económico, sanitario y digital.

Su enfoque se centra en proporcionar herramientas y apoyo emocional para afrontar los desafíos cotidianos, fomentando así un entorno que resulte lo más familiar, saludable y feliz posible. «A+Familias se dedica a cultivar relaciones familiares sólidas y a brindar el respaldo necesario para que cada persona encuentre su autonomía, su potencial, y sobre todo, no se olvide de su dignidad», ha expresado Javier Días a LA RAZÓN.

El coordinador ha detallado su manera de proceder desde un enfoque personalizado. «La asociación destaca por su enfoque personalizado, que va más allá de la mera asistencia material. Dentro del equipo, las trabajadoras sociales cumplen con un papel fundamental ya que se encargan de establecer una conexión y apoyo personalizado a las familias que atienden», explican desde A+ Familias.

«No se trata únicamente de proporcionar ayuda, sino de comprender sus situaciones, escuchar sus historias y ofrecer un hombro en momentos difíciles. Los profesionales y voluntarios brindan apoyo emocional, fomentando la confianza y la empatía». Esto es esencial para que las familias se sientan comprendidas y respaldadas. A través de visitas regulares, llamadas telefónicas y encuentros, se aseguran de estar presentes en la vida de las familias. Escuchan sus preocupaciones, celebran sus logros y les ofrecen orientación. Este acompañamiento es un recordatorio constante de que no están solos en su lucha.

También exponen sus recursos propios, pues la asociación organiza talleres prácticos, como el de eficiencia energética.

Por su parte, «asentar raíces» es el reto de Miriam, también el de su hijo Óscar, y el de muchas familias. Y A+ Familias se ha convertido para ellos en su fuente de esperanza, en ese girasol que, como para Miriam, ofrece otra oportunidad.

Cobertura básica de la organización

►A+ Familias se dedica a cubrir las necesidades básicas de las familias en situaciones de vulnerabilidad de la Comunidad de Madrid. Su enfoque, según explican desde la organización, es «práctico y concreto», abordando aspectos fundamentales para el bienestar de estas familias, como es la entrega de productos o herramientas que faciliten la adquisición de productos alimenticios, proporcionando material higénico como jabón, pasta de dientes, papel higiénico y otros artículos necesarios para mantener la salud y la dignidad de los más vulnerables.