Labor social

La Hermandad del Silencio responde a 19 familias vulnerables de Madrid

La Hermandad que procesiona hoy constituyó en 2021, a partir de las necesidades surgidas en la pandemia, el banco de alimentos Padre Félix Gil

José Manuel, hermano mayor de la Hermanad del Silencio, y Mila, responsable del banco de alimentos de dicha parroquia.
José Manuel, hermano mayor de la Hermanad del Silencio, y Mila, responsable del banco de alimentos de dicha parroquia.Jesús G. FeriaLa Razón

«Las hermandades están constituidas para el culto público. En su origen, las procesiones eran una manera de transmitir la vida de Jesús, en concreto, la pasión, en un momento en el que la gente no sabía leer ni escribir, y esas imágenes cumplían este objetivo, como en el teatro». Quien habla es el hermano mayor de la Hermandad del Silencio, José Manuel Morena. Pero, como él mismo indica, «van mucho más allá». La esencia, así, es siempre la misma, sea cual sea la hermandad o cofradía, pero dentro del funcionamiento normal de éstas hay una parte igualmente importante, aunque desconocida, la asistencia social. «Es algo que está en las bases de todas las hermandades, pero desde la junta de Gobierno actual, que está ya en segunda legislatura, pensamos que sería necesario hacer más cosas de las que se estaban haciendo hasta el momento», explica Morena.

De esta manera, además de destinar una parte del presupuesto a apoyar otros proyectos sociales, la Hermandad del Silencio constituyó, en 2021, el banco de alimentos Padre Félix Gil. «Con el nombre quisimos rendir homenaje a un fraile dominico, ya fallecido, que estuvo muy vinculado a la hermandad», relata, y señala que la idea de este proyecto surge, principalmente, a raíz de la pandemia. «Durante el confinamiento no nos quedamos parados, estuvimos saliendo a dar alimentos a gente que estaba en una situación complicada», explica el hermano mayor. Pero la pandemia llegó a su fin, y, aún así, mucha gente no ha logrado sobreponerse, por lo que decidieron continuar con el proyecto, oficializándolo y atendiendo con él tanto a personas que, dentro de la propia hermandad, están en situación de dificultad, como a familias enteras que están fuera de la misma pero que pasan por un contexto igualmente complicado. «Hemos tenido familias con niños pequeños que, al inicio de curso, no podían hacer frente al desembolso que supone, o niños a los que había que poner gafas, o recibos de la luz o del agua que no se pueden pagar», señala.

«A día de hoy estamos asistiendo de manera continua a 19 familias, a las que cada 15 días o cada mes se les hace entrega de lo que necesitan, además de otras situaciones de ayuda puntual», explica Milagrosa Rodríguez, diputada de Acción Social de la hermandad. «Nuestra junta de Gobierno se ha centrado bastante en que la hermandad tenga mucha vida más allá de lo que es el Domingo de Ramos, que es cuando salimos en estación de penitencia, y que esta vida esté muy orientada a la acción social y caritativa». Y es que, si bien siempre han colaborado con asociaciones que estaban especialmente dedicadas a la investigación y tratamiento del cáncer infantil, como es el caso del Hospital La Paz y la organización Uno entre cien mil, en varios proyectos de la unidad de cáncer infantil, Rodríguez confirma que sus intentos de repartir alimentos y bienes de primera necesidad a través de pequeñas organizaciones vivió su culmen en la pandemia.

Ahora, a las familias que ayudan «les entregamos un carro de la compra entero con lo que pueden necesitar, no solo con alimentos no perecederos sino también con alimentos frescos, porque muchos tienen niños y es importante que se alimenten bien», señala. Todo ello, apunta, «sufragado con las donaciones de los 160 hermanos que somos, no solo económicas sino también de alimentos que suelen traer de forma habitual». Por ejemplo, Rodríguez apunta que hace unas semanas organizaron un ensayo de costaleros que se aprovechó para hacer una gran recogida de alimentos. Además, «los martes viene un coro a ensayar a la iglesia, y, a cambio de dejarles el espacio, ellos nos van trayendo alimentos para el comedor». «Después de la pandemia hay bastante demanda», explica Rodríguez, quien señala, además, que últimamente estamos encontrando el perfil de familias absolutamente normales, de distintas nacionalidades, con niños pequeños y que necesitan un pequeño empujón para salir adelante». «No es gente que esté en la calle», insiste, «pero hoy en día las familias con un sueldo medio también lo están pasando mal para pagar la luz, por ejemplo, y lo hemos visto también en familias de la propia hermandad o muy cercanas a la misma, y es algo a lo que también estamos atentos».

El Cristo de Domingo de Ramos

El Cristo del Perdón, titular de la Hermandad del Silencio, tiene algo casi hipnótico en la mirada. La talla, que representa el momento de la flagelación, muestra a un Jesús sereno, casi ausente de la violenta escena. Mira a lo lejos mientras un centurión romano azuza al hombre que le propina los latigazos. Pero él permanece de pie, atado a la columna. En silencio. Este Domingo de Ramos, la escena vuelve a salir a las calles de Madrid con un recorrido que une la iglesia del Santísimo Cristo de la Fe con la catedral de La Almudena, donde tendrá lugar la estación de penitencia, y con el convento de San Ildefonso. Todo ello acompañado por los nazarenos y la banda de cornetas y tambores La Fusión.