El Madrid de

Joaquín Leguina: «Si no me callé en el franquismo, no lo voy a hacer ahora»

La historia de un hombre sin pelos en la lengua. Un recorrido a través de sus ojos desde el franquismo hasta la actualidad

Entrevista con Joaquín Leguina, es un político y economista español, miembro del Partido Socialista Obrero Español hasta 2022, fue el primer presidente de la Comunidad de Madrid. © Alberto R. Roldán / Diario La Razón. 03 04 2024
Entrevista con Joaquín Leguina, es un político y economista español, miembro del Partido Socialista Obrero EspAlberto R. RoldánFotógrafos

Cántabro de nacimiento –o montañés, se decía entonces, cuenta el protagonista–, pero conocedor como pocos de Madrid. En su mochila se guardan momentos históricos de relevancia internacional, pues Joaquín Leguina vivió el franquismo, formó parte del círculo interno del PSOE en sus momentos más transformadores, fue el primer presidente de la Comunidad y testigo del golpe de Estado contra Salvador Allende, presente en Chile ejerciendo como demógrafo experto en América Latina (CEPAL). Nunca tuvo pelos en la lengua –«si no me callé en los grupos antifranquistas o militando en el Frente de Liberación Popular, no lo voy a hacer ahora»–, dice, porque «persecuciones ideológicas, todas las que quieras». Y si algo ha demostrado Leguina es que no se casa con personas ni partidos sino con ideas. Ahora, a sus 83 años, ha sido el fichaje de Ayuso para el puesto de consejero de la Cámara de Cuentas de la Comunidad.

Haciendo un máster en la Sorbona (París), un profesor le ofreció un trabajo en el Instituto Nacional de Estadística (INE). Superó las oposiciones convirtiéndose en Estadístico Superior del Estado y, desde entonces, Madrid fue su destino. «Podría haberme ido a Nueva York, pero en España la cosa estaba muy caliente, siempre milité en la izquierda y la muerte de Franco era inminente. Estuvo en la lista de diputados del PSOE, en la de concejales en municipales y autonómicas. Coincidió con la alcaldía de Tierno Galván, ocupando la concejalía de Hacienda; luego la secretaría general del PSOE de Madrid. Su trayectoria da para escribir más de un libro, también por los giros de guion inesperados, como su desencanto con el partido tras las legislaturas de Zapatero y última de Pedro Sánchez, a quien se refiere como «la extensión de Zapatero», con las que se muestra muy crítico. «No hay posibilidad de discutir dentro del Partido Socialista, Sánchez ha eliminado toda posibilidad. Hay que acatar lo que diga por la mañana, que a veces es diferente a lo que dice por la noche», manifiesta.

Sin rodeos, alude a las preocupaciones que, según él, más afectan a la nación, como la crispación política, la falta de debate interno y diálogo entre los principales partidos y, sobre todo, el problema al que se enfrenta el país en lo que se refiere a la independencia en Cataluña: «Los separatistas son unos chupasangres. La ley de Amnistía es una bajada de pantalones y un ataque a los principios constitucionales. Todos los separatistas odian a los demás españoles y quieren cargarse la Constitución. Los demócratas tenemos que defenderla. Que, por cierto, donde más apoyo tuvo en su aprobación fue en Cataluña», añade franco y directo.

Su llegada a la capital la recuerda entre mucho estudio, escapadas al cine y el barrio de Ventas, allá por la calle de Emilio Ferrari. Ha evolucionado mucho, sobre todo a partir de la época de La Movida, reconoce, pero si algo no ha cambiado es su sensación de sentirse en casa desde el primer momento. «La Comunidad Autónoma está plenamente madura y crecida, con una política de apertura muy interesante». Hace poco pudo disfrutar de la obra de Book of Mormon en el teatro Calderón, «fue impresionante, el teatro musical más importante de Europa está aquí».

«He apoyado a todos los presidentes que me han sucedido, aun no estando de acuerdo en muchas cosas. «Le tengo aprecio desde antes de presidenta. Le deseo lo mejor, lo mejor para ella será también para nosotros», considera. Celebra que España sea de los países con la tasa de mortalidad más baja del mundo, «concretamente la Comunidad tiene la esperanza de vida más alta de todas las regiones de Europa, algo tendrá que ver la sanidad».

Uno de los principales retos de la Comunidad para Leguina, es, sin lugar a dudas, la política de vivienda. «El resultado es este desastre en el que los jóvenes no pueden acceder a la vivienda. Ayuso y Almeida se han dado cuenta de que hay que hacer algo porque el mercado por sí mismo no lo va a resolver. Esto no solo afecta a dónde viven los jóvenes sino el cómo», apunta. «Tenemos la fecundidad más baja de Europa y de las más bajas del mundo, y esto es un problema». Y otro dato importante al que alude es que el deseo de las mujeres de ser madres no debe suponer un conflicto laboral: «No puede llegar una mujer de cualquier categoría profesional a un trabajo y que la primera pregunta sea si está casada o si quiere tener hijos, eso debería estar prohibido. Pero el Estado no tiene derecho a cargar sobre la empresa todo el coste que eso significa», explica. El resultado, según Leguina, se ve muy claramente en las encuestas, cuando los jóvenes dicen querer tener más hijos de los que luego tienen.

Joaquín Leguina es un enamorado de la Comunidad, pero vista desde todos sus puntos, como por ejemplo por su sierra, porque «aquí hay más vacas que en Santander», dice entre risas. Alcalá de Henares y Aranjuez también los considera imprescindibles. Todo ello, sin renunciar a la visita del Museo del Prado o el paseo por la Gran Vía. Por supuesto, «fundamental la sopa previa al cocido, me encanta», cuenta a LA RAZÓN. Actualmente, Joaquín Leguina se enfrenta a su nuevo cargo en la Cámara de Cuentas de la Comunidad, orgulloso y con ganas porque, entre sus deseos está «acabar mis días adscrito a la Comunidad», concluye.