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Opinión

Las luces de la miseria

El Ayuntamiento pone en marcha un año más la Campaña del Frío

MADRID.-La Campaña municipal del Frío arranca este domingo con 432 plazas diarias fijas en centros de acogida y pensiones EUROPAPRESS

Un año más, el Ayuntamiento de Madrid, y los de las grandes ciudades de esta región, han puesto en marcha la Campaña del Frío. El inicio de esta labor social suele coincidir con el encendido de las luces de Navidad y las primeras noches gélidas.

Se trata de evitar que la población sin techo duerma en la calle. Tienen dos albergues (Vallecas y Pinar de San José) donde, además de una cama, pueden asearse, recibir asistencia sanitaria y social.

El año pasado utilizaron este servicio 1.630 personas de las que 334 fueron mujeres. Trabajé en una fase de mi vida con este colectivo de personas a las que las enfermedades mentales, las drogas, la ruina o la ruptura de parejas llevan a la calle sin más equipaje que una bolsa. Podría contar la historia de muchos de ellos, algunos licenciados en derecho, otros con empresas rentables que, poco a poco, se acercan al precipicio hasta que caen en la miseria.

El trabajo con estas personas es muy difícil y su recuperación muy complicada porque la vida primero, y la calle después, han destrozado sus esquemas y no tienen un comportamiento «normal» porque su mente responde a esquemas que los que nos creemos «normales» no comprendemos.

En Madrid se calcula que hay 2.500 personas según los últimos estudios, que no tienen casa, es decir, que duermen en la calle, muchos de ellos extranjeros, pero también nacidos en, como dice un buen amigo, «nuestra querida España».

Los trabajadores sociales tienen un mérito especial, pues son personas con una gran vocación de servicio especial que saben que van a ganar poco dinero y trabajar mucho, no siempre con éxito. La frustración de no poder ayudar más a estas personas rompe muchas ilusiones, se lo digo por experiencia.