El Madrid de

Luis Arroyo: «Estamos en la ciudad con más fiesta del mundo, en el mejor de los sentidos, abierta y activa»

Sociólogo, de Chamberí, y presidente por segunda vez consecutiva del Ateneo, lugar de Machado, Gasset o Inclán, entre otros

Luis Arroyo, presidente del Ateneo de Madrid. © Jesús G. Feria.
Luis Arroyo, presidente del Ateneo de Madrid.© Jesús G. Feria.Jesús G. FeriaFotógrafos

Luis Arroyo fue uno de los jóvenes que antaño hacía colas en el VIPS del Paseo de la Habana para comprar el periódico los domingos. Unas imágenes de un ritual que difícilmente se encuentran ahora mismo, y que pueden ser el origen que despertó la curiosidad del sociólogo con el que hoy hablamos. ¿Por qué la gente se comporta así?, fue el interrogante que generó interés por la opinión pública de Arroyo. «Me fijé en las tribus de la Movida, participé en su última etapa, cuando pasa de golfa a un poco pija, nacen los Hombres G y radio Futura hace música más pop. A mis 15 años, aquella música me volvía loco». Con estos antecedentes, estudió Sociología en la Complutense y dio sentido a una larga carrera.

Un Madrid muy provincial

De Chamberí de nacimiento, Arroyo considera que, en un Madrid distinto, hay una especie de renacimiento en la ciudad: «Recuerdo los tiempos en que íbamos en moto sin casco, no había controles de alcoholemia, cualquier chaval con 12 años podía estar consumiendo drogas. Eso sí ha cambiado, todavía era una ciudad muy provincial y el protagonismo del progresismo y lo cosmopolita lo tenía Barcelona». Sin embargo, ese Madrid de los ochenta se ve hoy de nuevo a través de una efervescencia cultural que recuerda a los años de la Movida.

Cuando Arroyo estaba en COU, hacía colas para conseguir entradas gratis que daban en Radio Madrid –La Ser actualmente– de conciertos que se celebraban los domingos por la mañana. «Luisito, ve a por entradas, me decían mis amigos. Lo que tardé tiempo en descubrir es que esos conciertos de mañana estaban hechos para los que llegaban de fiesta toda la noche, yo era de los pocos repeinados y recién despertado», cuenta entre risas.

Es verdad que la frase de que como en Madrid no se vive en ningún sitio se dice de todos los lugares, desde Noruega hasta Kenia. No obstante, Arroyo sí ve una diferencia: «Obvio que Venecia es única, Nueva York la ciudad más vibrante, París la más romántica… Pero Madrid es la ciudad con más fiesta del mundo, siempre abierta y activa. Y hablo de fiesta en el mejor sentido, de celebración de amistad, tolerancia y cultura». Y los de Madrid, según Arroyo, se diferencian de otras comunidades en que «no conversamos de política local, normalmente somos más de temas nacionales. Nuestros periódicos son los nacionales, nos encanta hablar de España».

Imposible no preguntarle por la situación actual en España, en lo que se muestra positivo y considera que si los independentistas se relajan, en tres meses el tema de la amnistía se habrá olvidado, o al menos no seguirán las movilizaciones. «Hoy en día podemos ver lo que queramos, escuchar lo que queramos, y a quien se queje de falta de libertad no hago ni caso. Más libertad que la que tenemos ahora no la hemos tenido nunca». Y en cuanto a los discursos del odio, responde que «está definido claramente el Código Penal. Despreciar a colectivos es ilegal y los derechos humanos se tienen que respetar. Dicho esto, que la gente exprese lo que quiera».

La nueva era de información

Su profesión le ha permitido conocer todos los ámbitos de la comunicación, como la empresa privada, el mundo universitario, o el sector público – director actualmente en el Ateneo de Madrid–. Esta experiencia le ha llevado a la conclusión de que «existe un desfase brutal entre lo que se enseña en las clases y lo que luego se practica». En palabras de Arroyo: «No digo que sea mejor o peor, a mí lo que me gustan son los buenos académicos y los profesionales de la comunicación, que estudian y entienden lo que hacen. Pero esa conjunción es muy difícil de ver, de modo que los profesionales parecen de Marte y los académicos de Venus». Al mismo tiempo, los trabajos del sector son muy confusos, «antes la información, la opinión, o medios comprados, se diferenciaban, ahora parece que se ha fundido todo».

Y pese a tener acceso a prácticamente toda la información posible, Arroyo cree que estamos igual de informados que entonces. Se muestra escéptico: «El ser humano siempre ha sido más o menos igual, y nos hemos guiado por informaciones bastante básicas. Es cierto que tenemos más y la reponemos con más frecuencia, pero el sujeto sigue siendo igual de crítico, listo o idiota que entonces. Quien quiera informarse de verdad lo va a hacer, y quien no, no».

Que la cultura fluya

«El alcalde hace muy bien, igual que Ayuso, en cuidar que la cultura no se convierta en un reducto de la derecha. Como Marta Rivera, gente tranquila. La cultura hay que dejarla en manos de progresistas, no de meapilas que empiecen a censurar, tanto en derechas como izquierdas. Hay que seguir el ritmo de esta ciudad súper tolerante».

Luis Arroyo, presidente del Ateneo de Madrid. © Jesús G. Feria.
Luis Arroyo, presidente del Ateneo de Madrid. © Jesús G. Feria.Jesús G. FeriaFotógrafos

El barrio de Las Letras, donde se encuentra el Ateneo, es donde más le gusta perderse: «Aquí convive la cultura, la política y el arte. Un vino en Casa Varona; cruzar a Quiroga y tomar una tapa; llegar San Jerónimo y cenar en La Ancha para algo más formal», son algunas de sus recomendaciones. Actualmente, su reto es revivir el Ateneo, gran edificio del siglo XIX y cuyos fundadores representan la gran ilustración de España. «Es la institución que más ha favorecido el encuentro cultural del país». Visitarlo, igual que conocer su agenda, es un lujo.