Asuntos Sociales

Madrid abre el pimer centro de España para dejar la prostitución

Se encuentra en Leganés y prestar asistencia integral a mujeres. «A algunas las expulsa el sistema por la edad o por enfermedad y es el momento para pedir ayuda»

El alcalde de Leganés, la consejera de Familia, Juventud y Asuntos Sociales y la directora de Apramp, ayer, en la unidad de asistencia a la mujer
El alcalde de Leganés, la consejera de Familia, Juventud y Asuntos Sociales y la directora de Apramp, ayer, en la unidad de asistencia a la mujerCM

La Comunidad de Madrid ha abierto una puerta de salida a la prostitución. Se encuentra en Leganés, donde lleva funcionando tres meses el primer centro de España que lucha contra el segundo negocio más lucrativo del mundo que ofrece una atención integral a las víctimas de la explotación sexual. No es un lugar al que se llega fácilmente. Y no es por su localización (Avenida Reina Sofía, 31), sino porque las mujeres que lo necesitan, la mayoría extranjeras, en situación irregular y atrapadas en redes de explotación no tiene fácil salir del bucle en el que están inmersas. «A lo mejor intervenimos con una mujer y después desaparece durante meses. Luego, un día, regresa. Por eso tenemos que adaptarnos a los tiempos y procesos de cada una, sin forzar», explican Ana e Irene, trabajadores sociales. La intervención, tal y como reconocen, puede durar meses. «Es un proceso lento porque cualquier paso puede deshacerse. Hay miedo y vergüenza», comenta la coordinadora del centro. «Lo importante es que sepan que estamos aquí. Son mujeres con múltiples vulnerabilidades y cada una tiene su proceso».

Llegan a este centro «muy dañadas por las circunstancias que les ha tocado vivir y aunque muchas comienzan siendo menores, este recurso específico solo puede acoger a mayores de edad. Tienen miedo, desconfianza… A veces, incluso cómo vienen vestidas refleja esa tensión. Hablan bajito, evitan el contacto visual», detallan. La estigmatización también actúa como barrera. «No necesariamente hay consumo de drogas o alcohol por parte de las mujeres», puntualiza una psicóloga del equipo. «A menudo son los propios clientes quienes fomentan ese consumo, pero hay que desterrar la idea de que todas ellas consumen. Esa asociación contribuye a estigmatizarlas aún más. Pero nosotros intervenidos desde el no juicio, desde la escucha», puntualiza Elisa, del área jurídica.

Pero estas mujeres no llegan por sí solas a recibir la ayuda del equipo de 16 profesionales que trabajan en el centro de ayuda a la mujer y que está integrado por abogados, psicólogos, trabajadores e integradores sociales. Una parte fundamental del trabajo del centro es la unidad móvil con la que una pareja de mujeres por turno recorre de lunes a domingo en horario de mañana y tarde polígonos, pisos y clubes entregando material preventivo, informando a las trabajadoras sexuales sobre cuestiones relacionadas con sus derechos y la salud sexual y orientándolas sobre gestiones varias, como permisos de residencia y de trabajo. Y aunque la mayoría son receptivas a la información que reciben, muchas veces encuentran las cortapisas de las encargadas o de los proxenetas. «No podemos esperar que las mujeres vengan solas. Muchas no saben que existimos o no se atreven a dar el paso. Por eso, elaboramos un mapa de la prostitución en la Comunidad de Madrid e intervenimos donde ellas están. Vamos a buscar a las mujeres. Les informamos de que hay un sitio donde no se las juzga y donde pueden recibir ayuda», cuenta Rocío Mora, directora de la Asociación de ayuda a la mujer prostituida Apramp, que gestionar este recurso que ha puesto en marcha la Consejería de Familia, Juventud y Asuntos Sociales. Este trabajo es especialmente difícil con la prostitución digital. «Cada vez es más invisible, más escondida. La captación por internet ha crecido y muchas mujeres empiezan siendo menores sin que nadie lo detecte», explica la coordinadora. «Ahí también están interviniendo las fuerzas de seguridad», añaden las especialistas del centro.

Salir de la prostitución es posible, pero lleva tiempo, aunque las mismas trabajadoras del centro aseguran que «hay mujeres que están dando pasos importantes». Una de las claves es el momento en que acuden al recurso. «Muchas veces, cuando ya no encajan en el sistema (por edad, por enfermedad, por desgaste...) es el propio sistema quien las expulsa. Ese puede ser un momento propicio para pedir ayuda», explica una jurista del centro. «El problema es que muchas no tienen otra opción: mandan dinero a sus familias, están emocionalmente atadas, muchas veces son explotadas por sus propios familiares en su país de origen».

Salir no es fácil porque «están aisladas, no tienen integración laboral ni acceso a recursos sociales. Muchas ni siquiera pueden concertar una cita aquí porque deben pedir permiso a sus explotadores. Viven esclavizadas y controladas». De ahí que la ayuda deba ser integral. El centro ofrece intervención laboral, jurídica, psicológica y sociosanitaria, pero todo lleva tiempo. «Muchas mujeres llegan pidiendo un cambio de vida, un trabajo diferente. Pero para que eso sea viable, primero hay que atender su situación emocional, legal y administrativa», señala la psicóloga.

La consejera de Familia, Juventud y Asuntos Sociales, Ana Dávila, destacó durante su visita al centro, ayer, que «la Comunidad de Madrid está comprometida con la erradicación de la prostitución y la trata de seres humanos con fines de explotación sexual». Subrayó también que este tipo de recursos «la prioridad es proteger a las víctimas y acompañarlas, no juzgarlas».

Una forma de violencia contra la mujer

►Cuando se logra que una mujer vaya al centro, cada entrevista se realiza con extremo cuidado. «No puedes preguntar directamente sobre su actividad en la prostitución. Hay que ir aproximándose poco a poco, como pelando capas de cebolla», describe. «Muchas veces mienten, incluso sobre sus ingresos, por vergüenza. La confianza se construye en varias sesiones. No puedes pretender tener una radiografía completa desde el primer día y luego se actúa de manera coordinada». Cuando se detectan indicios de trata, explotación o situaciones delictivas se acude a las Fuerzas de Seguridad del Estado. Las profesionales del centro insisten en que la prostitución no es una elección libre en la mayoría de los casos, sino una forma de violencia estructural.