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Patrimonio

Madrid rehabilita los dos molinos de Chicago, instalados hace un siglo, en la Quinta de los Molinos

Un espacio que es especialmente conocido por sus almendros, que en los meses de febrero y marzo ofrecen un espectáculo visual que congrega cada año a miles de visitantes

Madrid rehabilita los dos molinos de Chicago, instalados hace un siglo, en la Quinta de los Molinos Ayuntamiento de Madrid

El Ayuntamiento de Madrid ha finalizado la rehabilitación de los dos molinos americanos del primer cuarto del siglo XX que dan nombre a uno de los parques históricos más populares de la ciudad, la Quinta de los Molinos. Este proceso ha servido para solucionar las patologías que presentaban en la madera y el metal y que comprometían su integridad estructural. El delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, acompañado del concejal delegado de Limpieza y Zonas Verdes, José Antonio Martínez Páramo, y de la concejala de San Blas-Canillejas, Almudena Maíllo, ha comprobado esta mañana el resultado de la rehabilitación de estos elementos simbólicos y ha anunciado la organización de una gran exposición sobre la Quinta de los Molinos en 2026, coincidiendo con su primer centenario.

Los elementos restaurados son dos molinos de viento fino de la marca Aermotor, fabricados originalmente en Chicago (Estados Unidos). Después de su adquisición y traslado a Madrid, se instalaron en la Quinta de los Molinos. El situado en la rosaleda tiene 14 metros de altura, 500 kg de peso (la suma de las aspas, el motor y la cola, sin tener en cuenta la torre) y el diámetro de su circunferencia es de 3,80 metros. Mientras que el ubicado junto a la Casa del Reloj suma aproximadamente 12 metros, pesa 200 kg y tiene una circunferencia de 2,40 metros.

Ambos molinos están construidos mediante una torre de estructura piramidal metálica y pintada de rojo y tienen en su vértice superior el rotor, constituido por 18 aspas plateadas y una veleta con forma de cola de pez. En el caso del molino de la Casa del Reloj, su pozo se encuentra a la vista, mientras que el de la rosaleda está oculto y envuelto por una pequeña construcción de fábrica de ladrillo. Estos pozos son la base sobre la que se sustentan las torres. Se estima que el modelo de la Casa del Reloj es previo al de la rosaleda.

Los trabajos de recuperación se iniciaron después de que durante la evaluación realizada el pasado mes de mayo se detectara un cierto deterioro en la pieza de metal, con signos de corrosión, y descomposición en la base de madera provocada por el paso del tiempo y la exposición de este elemento a la intemperie. En ambos casos, se procedió al desmontaje de las cabezas de los molinos. Las aspas, la cola de pez y el motor fueron desensamblados para su análisis y posterior restauración.

Una exposición para celebrar el centenario

El delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad ha anunciado durante la visita la organización de una gran exposición sobre la Quinta de los Molinos coincidiendo con el primer centenario del parque. Carabante ha subrayado que “el Ayuntamiento de Madrid quiere destacar el valor de este espacio como uno de los mayores tesoros verdes de la ciudad y, al mismo tiempo, dar a conocer a los madrileños y a los visitantes el patrimonio natural y arquitectónico de este pulmón verde situado en el distrito de San Blas-Canillejas”.

El origen de esta Quinta se remonta a inicios del siglo XX, cuando el ingeniero, arquitecto, catedrático de la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, académico de número de la Academia de Bellas Artes de San Fernando y concejal del Ayuntamiento de Madrid, César Cort Botí, adquirió la primera de las varias parcelas que más tarde conformarían la finca. Cort, profesional dedicado principalmente al urbanismo y seguidor de Arturo Soria, desarrolló diversas teorías urbanísticas sobre el tránsito de la ciudad al campo que plasmó en varias publicaciones. Precisamente, en la Quinta de los Molinos puso en práctica algunas de sus concepciones urbanísticas. Sobre ese núcleo inicial, César Cort inició los trabajos de acondicionamiento y la construcción del palacete hacia 1925. En noviembre de 1926 adquirió las parcelas adicionales que permitieron ampliar la finca hasta su configuración actual y ocupar una superficie cercana a las 30 hectáreas.

Tras el fallecimiento de Cort, sus herederos llegaron a un acuerdo con el Ayuntamiento de Madrid en 1982, por el cual la mayor parte de la finca pasó a integrarse en el patrimonio municipal. A partir de esa fecha comenzó un proceso de restauración y puesta en valor del parque que culminó con la inclusión del jardín en el Catálogo de Parques Históricos y Jardines de interés del Ayuntamiento. El pasado mes de septiembre, la Comunidad de Madrid aprobó la declaración de la Quinta de los Molinos como Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de Conjunto Histórico, por su elevado valor histórico, urbanístico, paisajístico y botánico.

La Quinta de los Molinos es especialmente conocida por sus almendros, que en los meses de febrero y marzo ofrecen un espectáculo visual que congrega cada año a miles de visitantes. Cuenta con una notable extensión de arbolado, donde destacan diversas especies como olivos, pinos carrascos, cipreses, cedros, plátanos, tilos, eucaliptos y arbustos como lilos y rosales. La zona sur tiene un carácter más agrícola y conserva vestigios de su pasado, con espacios más abiertos y sencillos. Por su parte, la zona norte presenta un estilo paisajista romántico mediterráneo, con cuidados jardines y una gran variedad de árboles ornamentales, arbustos y planta de flor, además de contar con estanques, fuentes y el lago central. En esta zona están los edificios del palacete estilo secesión vienesa, la Casa del Reloj, el Invernadero, los molinos o la pista de tenis.