
Astronomía
La NASA y la ESA se preparan: el 3I/ATLAS no es el único visitante que llegará a la Tierra
Un colosal cometa de otro sistema estelar, posiblemente más antiguo que el Sol, atraviesa nuestro vecindario cósmico, un viajero inalcanzable que ha desatado una carrera internacional para poder interceptar al próximo visitante de las estrellas

Un nuevo viajero procedente de otro sistema estelar atraviesa nuestro vecindario cósmico. Bautizado como 3I/ATLAS, se trata del tercer objeto interestelar que los astrónomos han conseguido detectar, siguiendo la estela de los ya célebres 1I/ʻOumuamua y 2I/Borisov. Tras su fugaz visita a nuestro rincón de la galaxia, será expulsado de nuevo hacia el abismo del espacio profundo. Cada uno de estos viajeros ofrece una ventana a su sistema estelar de origen, mundos que a menudo albergan cuerpos tan singulares como un brutal exoplaneta increíblemente extraño que pone a prueba nuestros conocimientos.
En concreto, los datos recabados por los telescopios espaciales Hubble y Webb, así como por varias naves que orbitan Marte, sugieren que este cometa podría ser extraordinariamente antiguo, con una edad que supera los 7.000 millones de años. Su núcleo helado posee un tamaño considerable, con un diámetro que los científicos estiman entre los 400 metros y los tres kilómetros, lo que ha avivado aún más el interés de la comunidad científica. Su larguísimo viaje a través del tiempo y el espacio lo convierte en un testigo de la evolución cósmica, un universo donde aún existen grandes misterios, pues los astrónomos investigan si algo está doblando las mayores estructuras astronómicas de nuestro cielo.
No obstante, observar estos vagabundos celestes es una cosa y alcanzarlos, otra muy distinta. La posibilidad de interceptar objetos como 3I/ATLAS se enfrenta a obstáculos formidables, principalmente su enorme velocidad y el escaso margen de tiempo disponible desde su descubrimiento. Un ejemplo claro fue la propuesta de redirigir la sonda Juno para aproximarse al cometa, una maniobra que, de acuerdo con la información recogida por Ars Technica, se reveló finalmente inviable por la falta de combustible y una avería en el motor principal.
La carrera para cazar a los viajeros de las estrellas
Para solventar este problema, la Agencia Espacial Europea (ESA) ya tiene sobre la mesa una solución financiada y diseñada precisamente para superar estos desafíos: la misión Comet Interceptor. El plan consiste en lanzar la sonda y dejarla en un punto de espera en el espacio. Desde allí, aguardará pacientemente la llegada de un objetivo idóneo, ya sea un cometa de largo período o el próximo visitante interestelar, disponiendo así del tiempo necesario para ejecutar una maniobra de intercepción.
Asimismo, la carrera por estudiar de cerca a estos mensajeros de otros mundos no es exclusivamente europea. En Estados Unidos se ha planteado un concepto de misión similar que, de haber estado ya operativa, sí habría tenido la capacidad de alcanzar a 3I/ATLAS. Con todo, la gran esperanza reside en el nuevo Observatorio Vera Rubin, cuyas capacidades se espera que permitan descubrir entre uno y dos objetos interestelares cada año, un ritmo que multiplicará las oportunidades y el tiempo de preaviso para futuras misiones.
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