Solidaridad

La ONG que lleva una década luchando contra la pobreza en España

La organización Acompartir ha recibido 2.804 toneladas de artículos donados que han beneficiado a más de 2 millones de personas

Leticia Lopez de la ONG Acompartir
Leticia Lopez de la ONG Acompartir. David JarDavid JarFotógrafos

Todo empezó en el garaje de casa y con la vocación de una madre y su hija de ayudar al prójimo. «Cuando estás cerca de las personas y hablas con ellas eres consciente de las necesidades. Y van mucho más allá de comer, como puede ser ropa limpia para buscar un trabajo. Si existen los bancos de alimentos, ¿por qué no van a tener cabida los bancos de no alimentos?», plantea la fundadora madrileña de la ONG Acompartir, Leticia López Cotelo.

Hace una década, cuando Leticia tenía 24 años, desempeñaba su labor en el departamento de Marketing de una multinacional tecnológica. Durante su tiempo en el cargo, hizo un descubrimiento significativo: en el almacén se encontraban numerosos productos de merchandising, algunos de los cuales eran nuevos y otros habían sido abandonados. Estos artículos, aunque estaban en buenas condiciones, no se utilizaban. Eran productos que carecían de utilidad para la empresa, pero que podrían beneficiar a muchas personas desfavorecidas: bolígrafos, cuadernos, auriculares, forros polares, gorras, mochilas… En este contexto, Leticia comenzó a investigar y descubrió que en otros países existían bancos de productos cuyas donaciones se dirigían a entidades sociales. Decidió emprender una iniciativa similar.

En la actualidad, Acompartir forma parte de la alianza Goods to Give (G2G), una red europea compuesta por las principales organizaciones receptoras de donaciones de productos no alimentarios. Esta alianza abarca entidades de Francia (ADN France), Bélgica (Goods to Give) y España (Acompartir). Juntas, trabajan en la promoción de un movimiento social que busca abordar dos de los problemas más acuciantes: la pobreza y la contaminación ambiental.

En España, más de 9,6 millones de personas viven en condiciones de pobreza, de las cuales 4,2 millones (equivalente al 8,9% de la población) se encuentran inmersas en una situación de pobreza severa, según datos proporcionados por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español. Este indicador va más allá de la carencia de alimentos, abarcando también la incapacidad de cubrir otras necesidades fundamentales como productos de higiene y limpieza, vestimenta, calzado, electrodomésticos, vivienda, calefacción, agua, luz, entre otros. Esto impulsó a Acompartir a trabajar por mitigar esta situación.

Como organización sin ánimo de lucro, se dedica al rescate de productos esenciales no alimentarios para su distribución entre aquellos que se encuentran en situación de exclusión social. Durante su trayectoria, han logrado recuperar aproximadamente tres millones de kilos de productos en perfecto estado, provenientes de excedentes no vendidos y donados por 186 empresas. De hecho, gracias a su colaboración con SEUR, a día de hoy disponen de 62 puntos de recogida en todo el territorio español. Y la labor de Acompartir ha beneficiado a 2 millones de personas en situación de necesidad, gracias a su colaboración con 545 entidades sociales. La gama de bienes que ofrecen incluye artículos de limpieza, productos de higiene personal, electrodomésticos, utensilios para el hogar, ropa, calzado, material escolar, artículos deportivos, juguetes, entre otros. Según explica Leticia López Cotelo, fundadora de Acompartir, «estos productos aportan dignidad y abren la puerta a la inclusión en la sociedad».

Estos productos constituyen excedentes de nueva mercancía que ha quedado sin vender, ha sido descatalogada, es obsoleta o ha sido devuelta por los usuarios. Muchas veces, estos artículos terminan en vertederos o instalaciones de destrucción en lugar de ser reutilizados. Según informan desde la ONG, para 186 empresas, fabricantes y distribuidoras, Acompartir se ha convertido en un socio estratégico que proporciona un impacto triple: social, económico y medioambiental. La colaboración con este Banco de Productos no solo tiene beneficios sociales y económicos, sino que también tiene una dimensión sostenible al evitar la destrucción de mercancía, generando un impacto positivo en el medio ambiente. Desde la ONG ven con esperanza que cada vez haya mayor concienciación de dicha realidad existente. El respaldo significativo que recibió esta organización se materializó con la aprobación, el año pasado, de la Ley de Residuos y Suelos Contaminados. Esta legislación, que eliminó el IVA en las donaciones destinadas a entidades sin ánimo de lucro, marcó un hito fundamental. Como resultado, la red de empresas donantes experimentó un crecimiento del 20% en el último año, mientras que el volumen de donaciones se duplicó. Tanto Leticia como su madre destacan la diferencia entre quienes dan porque sobra y quienes dan porque comparten. «No solo necesitamos un paquete de arroz, necesitamos dignidad; y eso lo aportan unos zapatos nuevos que cuiden la pisada, mujeres maltratadas que han agradecido llevar maquillaje y sentirse empoderadas en situación de vulnerabilidad; juguetes nuevos para niños…», manifiesta Leticia. Y añade que hay muchos puntos que se desconocen, pero hay que tener en consideración: «Esto se aprende tras un contacto directo con las organizaciones. Mujeres solas que van a dar a luz necesitan productos de puericultura, los ancianos pañales de incontinencia o productos para su dentadura. Hasta el desodorante en spray es necesario porque muchos no pueden subir el brazo para usar el de bola».

«Animamos a salir y conocer a quienes están en condiciones vulnerables, que los incluyan en sus contactos del teléfono, los visiten y hagan planes con ellos. Es la única forma de transformarte y contribuir a cambiar el mundo», apelan desde la ONG. «Se trata de fijarse saliendo de nuestras propias fronteras, desconocemos que sin salir de la Comunidad existe un barrio que se llama La Fortuna; la colonia de Los Ángeles en Villaverde; o que en Carabanchel hay una zona que no puede entrar ni la policía».