La semana
Pablo Iglesias monta un bar en el bastión de Ayuso tras el rechazo de la hostelería a Yolanda Díaz
Tras la oleada de críticas a la vicepresidenta por querer limitar los horarios de la hostelería, el ex líder de Podemos montará un negocio en Lavapiés
Ha sido escuchar a Yolanda Díaz sugiriendo la limitación de horarios en la hostelería y conocerse que Pablo Iglesias abre un bar en Madrid. Una provocación, un reto, un «sí se puede» con hielo para la vicepresidenta del Gobierno. La Taberna Garibaldi, que así se llama el restaurante, contará con nombres sugerentes en el menú junto a citas de autores como el filósofo marxista Karl Kautsy a quien, como publicó este periódico, se le atribuye la frase de «Las tabernas son el único bastión de la libertad del proletariado».
Bien podría el ex fundador de Podemos incluir en su oferta gastronómica a su antigua camarada Yolanda, a la que en Podemos consideran «la traidora». Abrasada tras las autonómicas gallegas, escabechada por sus socios del PSOE al no controlar el voto de los suyos a favor de los Presupuestos, Yolanda podría derivar en menú del día para los tabernarios madrileños. La vicepresidenta los quiere en casa antes de la una de la madrugada y el exvicepresidente les monta una tasca para tomarse la penúltima en Lavapiés. El restaurante abrirá próximamente en uno de los barrios más castizos de la ciudad. Licencia municipal del alcalde Almeida y en el Madrid «de la libertad» de Ayuso, la iniciativa es todo un «complot» contra la ministra de Trabajo.
«Ché Daiquiri»
Iglesias, que tanto ha defendido la participación, podría elaborar unos «menús participativos» para que los madrileños pusieran más nombres a sus platos. «Salmorejo fragole» o «Insalata Garibaldi» son algunos de los incluidos en la oferta gastronómica. «Fidel Mojito» o el «Ché Daiquiri», dos de los cócteles. Las ideas para ampliar su carta seguramente obtendrían más votos que el referéndum que organizó su admirada Manuela Carmena en Madrid para el diseño de la Plaza de España. Menos del 0,2 de los madrileños votó la iniciativa de la exalcaldesa y sus concejales podemitas, un estrepitoso fracaso en el ensayo de la «democracia participativa» cuando gobernaba la ciudad de Madrid. Ahora, José Luis Martínez-Almeida, ha puesto en marcha los presupuestos participativos del PP. Un total de 35 millones de euros que se destinarán a iniciativas aportadas por los vecinos de los 21 distritos de la ciudad. Igual los de Centro contribuirían al supuesto menú para la taberna de Iglesias, una alegría para el exvicepresidente después de su aplastante derrota en Madrid como candidato a la presidencia de la Comunidad en las autonómicas de 2021.
Fue el fundador de Podemos, ahora hostelero, quien propuso a Yolanda Díaz como vicepresidenta y candidata para las generales cuando él salió del Gobierno de Pedro Sánchez para asaltar el cielo madrileño. La ministra traicionó a su mentor, se quedó con el sillón, engulló a los de Podemos, fundó Sumar y dejó caer a los morados, lo que en confluencias de la izquierda calificaron como la «traición máxima».
Iglesias abandonó la política tras el batacazo madrileño. Pese a su compromiso de seguir en la oposición, la misma noche electoral, dio un portazo a los pocos madrileños que le votaron y anunció que dejaba la política. Tres años después, el azote de «la casta» se convierte en empresario de la hostelería «sólo para rojos», según avanzó él mismo.
La carta ha generado un gran revuelo en redes sociales, donde han cargado contra el ex líder de Podemos por «banalizar» el terrorismo al utilizar el nombre del etarra Josu Urrutikoetxea, alías «Ternera», en la oferta gastronómica. «No me llame Ternera», en referencia al título de la entrevista de Jordi Évole, encabeza la presentación de los platos veganos. Los internautas también se cuestionan si Iglesias aplicará en su bar las políticas que defiende su ex protegida Yolanda Díaz: cerrar antes de las 23:00 horas para que el horario nocturno no afecte a la salud mental de sus camareros.
La líder de Sumar, que volvió a sus cuarteles de invierno tras la ola de zascas por sus intenciones de limitar el horario en la hostelería, apareció esta semana para cargar contra la presidenta Isabel Díaz Ayuso por la denuncia contra su pareja. «La libertad era eso», dijo en redes sociales después de su extraordinario silencio sobre el caso Koldo que afecta a su Gobierno. La vicepresidenta segunda del Ejecutivo de Pedro Sánchez se sumaba a la estrategia de Moncloa y Ferraz para desgastar a la dirigente madrileña a través de su novio, una vez que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, adelantara una información periodística referida a éste antes de publicarse.
Akelarre
El akelarre de la izquierda contra la popular ha marcado la semana desde el momento en que Montero adivinó lo que se iba a hacer público horas más tarde. La agresividad comenzó en la sesión de control al Gobierno donde Pedro Sánchez pidió hasta en tres ocasiones la dimisión de Ayuso. La ofensiva de brocha gorda para distraer el «caso Koldo» y la amnistía podría incluso consolidar el ayusismo si la izquierda continúa su guerra sin cuartel contra la presidenta por un asunto privado de su novio.
Por más que en el parlamento madrileño la izquierda quiera sacar rédito del desquicie de sus mayores, fuera del Hemiciclo se habla también del presunto fraude en subvenciones de asociaciones de autónomos cercanas a Sumar y se pone en duda el sistema de control del ministerio que dirige Yolanda Díaz.
La cafetería de la Asamblea ha sido tradicionalmente un lugar donde los grupos tantean y comparten estrategias, incluso cuando estaban los de Iglesias. Importantes iniciativas han salido de ahí. Ahora, además, está el bar para «rojos» de Pablo. «Cierre al salir, Señoría», que diría su líder.
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