La ruta secreta que une dos estaciones del Metro de Madrid: lleva fuera de servicio desde 1978

Desde su construcción hasta como luce hoy en día el Metro de Madrid, se han llevado a cabo numerosas obras para mejorar su infraestructura. Estos trabajos han dejado en el olvido antiguas estaciones, pasadizos y túneles, que aunque ahora no se utilicen, siguen existiendo. Muchos se pueden ver desde los trenes, como es el caso de las estaciones fantasma de la línea 12. Sin embargo, muchos otros transcurren en paralelo a las líneas actuales.

Aunque muchos si conocen la existencia de la estación Goya Bis, un antiguo ramal donde se almacenaba dinero, esta vez ha salido a la luz un antiguo túnel invisible para los viajeros, pero que ha sido conservado por el Patrimonio Histórico de Metro de Madrid. Cerrado desde 1978, sigue manteniendo restos de la vida que tenía lugar allí, con antiguas taquillas, planos o fotografías.

Conexión directa entre estaciones

Este antiguo pasillo se construyó ante la necesidad de facilitar el transbordo a los viajeros del suburbano. Por eso, a mediados del siglo XX, apareció esta conexión entre Noviciado (línea 2) y la estación de Plaza de España (línea 3 y 10). Sin embargo, aunque parecía mejorar la accesibilidad, contaba con la diferencia de cota entre ambas estaciones: 38 metros.

Esto supuso un inconveniente para muchos usuarios, por lo que Metro de Madrid optó por instalar ascensores, que hoy en día ya no existen. Con las nuevas actualizaciones en la red, el túnel fue cerrado al tránsito en 1978, lo que dejó un pasadizo dedicado al personal de seguridad hasta los años 90 donde ya se cerró totalmente.

Hoy en día, el transbordo desde Noviciado hasta la línea 3 sigue siendo uno de los más largos de la red subterránea, por lo que muchos consideran que "cuando llegas ya has envejecido dos años". No es para menos, por que debes subir y bajar escaleras, recorrer largos pasillos y atravesar varios andenes de la línea 2.

Recuerdos bajo tierra

Durante la segunda 'etapa' de este túnel secreto, se colocaron todo tipo de servicios necesarios para transformarlo en una especie de vestuarios: duchas, baños, taquillas… A día de hoy, tal y como ha mostrado El Debate, siguen estando las antiguas taquillas metálicas, oxidadas pero llenas de recuerdos que te teletransportan al pasado.

Desde zapatos de seguridad, planos del metro hasta las antiguas planillas de trabajo, en el subterráneo está lleno de tesoros históricos. Uno de los documentos encontrados más sorprendentes es una tabla de los precios del abono transporte de la época, donde aún se le reconocía como la Compañía Metropolitana Alfonso XIII y se refleja el paso del tiempo.