Gastronomía

Sitios a los que ir en Madrid para no saltarse la hora de la merienda

A Maison Glacée hay que ir a pedir un helado y llevarse una bamba de nata. Hemos probado los bocatas de Eneko Atxa y son un imprescindible

Heladeria "Maison Glacée" y su chef Ricardo Velez
Heladeria "Maison Glacée" y su chef Ricardo VelezJesús G. FeriaLa Razon

Queremos recuperar la hora de la merienda. Ese momento tan nuestro que, sobre todo, que aprovechamos para rendir tributo los fines de semana. Sin embargo, apuntarse a una merienda tardía, que nos sirva de cena a una hora temprana, es una excelente opción saludable. Así que, lean, lean. Justo al lado del parque de Berlín, en el 1 de Víctor de la Serna, muy recomendable es Parque Café. Cuenta con una terraza en la que hacer un paréntesis en el camino ante un café de especialidad, ya sea ante un capuccino, un matcha latte o un chai para saborear despacio con un croissant de pistacho.

Las tres patas de Watts Cantina son el café de especialidad, por supuesto, con el sello de Toma Café, ya que los fundadores de este local con tantísimo encanto se conocieron durante la época en la que trabajaron en el local de Santiago Rigoni. También, los vinos naturales y los pancakes, uno de ellos con bacon, huevos y sirope, que nos encantó.

La cookie de avena con sal gruesa y los huevos revueltos cacio e pepe en pan brioche de Vanille Bakery Lab son dos delicias a probar en Etual Café, situado en la calle Alameda número 8 del barrio de Las Letras. Una opción perfecta para compartir, lo mismo que las tortitas con ralladura de limón y sirope, la tostada de edamame, spread de cabra y nueces pecanas en pan de semillas y el burrito de frijoles negros, plátano macho maduro, cebolla encurtida y aguacate. El café, de Nomad Cofee. En Salón des Fleurs (Guzmán el Bueno, 106) nunca sabemos qué pedir, si el crumble de manzana o el pastel de limón con yogur y arándanos, el cup cake de harina de arroz, plátano y chocolate o el mousse de chocolate blanco y maracuyá. Entre las tartas, nuestras preferidas son la de de violetas, de zanahoria o sacher. Y, entre los sándwiches, el de pan verde de espinacas con aceite de oliva, salmón ahumado, rúcula, crema de eneldo y cítricos.

De beber, el té verde chino Graham con un sutil toque a hierbabuena. A Frida, del Grupo Larrumba, vamos a merendar tanto la tarta de zanahoria como la de limón, porque las hacen sin gluten y sin lactosa. Entre los crêpes, nos quedamos con el de Nutella con fresas y plátano, tan apetecible como el bowl de yogur, muesli y frutas. En Golda (C/ Orellana, 19), nos gusta tomar a media tarde el sándwich de pastrón, con mostaza antigua, cebolla caramelizada y pepino encurtido, aunque hay días que el antojo por una porción de empanada de espinaca, acelga, queso y huevo cocido es incontrolable. Si hablamos de meriendas no podemos dejar de recomendar la tarta de zanahoria de Il Tavolo Verde, uno de los locales con más encanto de Madrid. Sus propietarios son unos defensores de la comida orgánica y sostenible, así que cada receta está alimentada por los productos de su huerto.

Un paréntesis

Si a El Café Comercial vamos a devorar el sándwich club, con pollo, bacon, lechuga, tomate y su salsa especial, en El Escondite de Chamartín optamos por el de milanesa de pollo de corral con aguacate, queso crema y honey-mustard. De jueves a domingo merendar uno de los bocatas firmados por EnekoAtxa en el Radisson (C/ Atocha, 123) es un plan a tener en cuenta antes de coger un tren, o no. El Moby Dick lo prepara con anguila ahumada, anchoas y katsuobushi y el Tokyo-Xalapa, es «un viaje desde Japón a México». Y, tan recomendable es la Burger Txuleta-Wagyu como el De campo. Para los paladares veganos, el Veggie, claro. Por último, cuando andamos por las calles aledañas al Retiro nos gusta entrar en Magasand para hacernos con la piadina jalapeña, con guacamole jalapeño, havarti y pavo asado, y, por supuesto, en Maison Glacée (maisonglacee.com) para pedir ese helado, que también son para el otoño, y volver a casa con esas irresistibles bambas de nata.

El mollete de pringá

► Es uno de los bocados que se nos antoja de Casa Orellana (C/ Orellana, 6) cada vez que nos pateamos el barrio de las Salesas, lo mismo que el pepito ibérico con pimientos verdes aliñados, una delicia que es gran amiga ya sea de un café, un té, una caña o el vermut de media tarde.