Exposición

Sueños, alquimia, astrología y la belleza de lo oculto en el Thyssen

El museo presenta una exposición que reúne 59 obras de arte de sus colecciones en las que se detectan estos rastros de lo oculto

Nueva exposición en el Thyssen
Sueños, alquimia, astrología y la belleza de lo oculto en el ThyssenLa RazónLa Razón

Es cierto que las «ciencias ocultas» nunca han gozado de buena fama ni con una aceptación generalizada. Por miedo, tal vez. O por falta de base racional que las ampare. Sean cuales sean los motivos, lo cierto es que los –llamémoslos– «saberes ocultos» han sobrevivido durante siglos, formando parte de la cultura, como un secreto que se traspasa de generación en generación, que se replica y se recrea, se adapta a las nuevas búsquedas y se expresa de distintas maneras.

Sí, han sabido sobrevivir en un entorno cultural hostil, dominado primero por la religión hegemónica y más tarde por el racionalismo y el positivismo. Y lo han logrado, en gran medida, gracias a su capacidad de camuflaje e infiltración en distintas expresiones culturales, encontrando, asimismo, en las artes visuales, un reducto donde las ideas y creencias esotéricas han podido plasmar cómodamente sus mensajes cifrados: desde las alegorías suscitadas por la fascinación por la alquimia durante el Renacimiento hasta las manifestaciones del arte de vanguardia del siglo XX, con sus alusiones a la astrología en artistas como Miró y la Teosofía de Kandinsky o la oniromancia de Dalí.

Con el objetivo de profundizar en estas manifestaciones culturales plasmadas en el arte, este verano, el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza presenta una exposición, comisariada por su director artístico, Guillermo Solana, y con la colaboración de la Comunidad de Madrid, que reúne cincuenta y nueve obras de arte de sus colecciones en las que se detectan estos rastros de lo oculto y que pueden documentarse.

Así, el espectador podrá visitar, del 1 de julio al 24 de septiembre, una colección en la que se puede apreciar cómo la tradición esotérica ofrece una serie de códigos para descifrar sentidos escondidos. Una tradición que, al mismo tiempo, ha sido una especie de lenguaje secreto entre los artistas, que han sido capaces de recoger este saber popular e inmortalizarlo en sus obras. Porque, aunque lo hayan hecho guardando silencio, ese lenguaje sigue ahí. Y su valor consiste, precisamente, en revelar detalles y aspectos de estas obras de arte que, hasta ahora, han pasado inadvertidos al ojo del espectador, así como su capacidad de proponer, de esta manera, nuevas lecturas heterodoxas de las mismas pinturas que ya conocemos. Es, casi, una mirada mágica.