Sociedad

Cumbre del Clima de Madrid

De la guerra fría a la guerra verde

Pasado el ecuador, de momento no se vislumbran acuerdos en la cumbre. La situación política lo dificulta. Mientras UE anuncia la «neutralidad climática», Polonia solo dice que reducirá las emisiones.

Acuerdo global de 174 empresas para descarbonizar la economía
La directora ejecutiva del programa de la ONU para el Medioambiente, Inger Andersen; el vicepresidente del Global Compact Board de Naciones Unidas, Paul Polman; el jefe de Sustentabilidad de Malindra Group, Anirban Ghosh; y el presidente de Acciona, José Manuel EntrecanalesDavid FernándezEFE

Mientras empieza a resonar con más fuerza la posibilidad de que la Cumbre del Clima se alargue, algunas voces dicen que hasta el sábado y otros hasta el domingo, el proceso de negociación continúa. Tras el susto de que se hubieran roto las negociaciones, desmentido instantáneamente por fuentes oficiales y de la negociación, la realidad es que como es habitual en las COPs todo se retrasa. Y esta no es cualquier cumbre. No ayuda el contexto político que vivimos tal y como se pudo comprobar ayer durante los discursos de los ministros. Los dardos envenenados resonaban en la sala, y muchos tenían a EE UU como blanco de todas sus críticas. Así, China pedía a los líderes «transparencia» y desarrollar el artículo 6 (mercado de carbono). También reclamó dinero al Fondo Verde del Clima, que pagan los países desarrollados para ayudar en la mitigación y adaptación al cambio climático de los países en desarrollo. La cuantía sigue lejos de lo que se prometió: cien millones de dólares frente a los cien mil. Y China pisa el acelerador en este campo por ser parte interesada en que las promesas se cumplan. El gigante asiático afirmó que espera de esta cumbre que se resuelvan las lagunas que faltan para poner en marcha el Acuerdo de París, que las partes respeten «el multilateralismo y que todos los países han de oponerse al unilateralismo, incluido el proteccionismo comercial», en referencia a la guerra comercial del Gobierno de Trump. Otra expectativa del país es que se redacte el artículo 6, e insistió en que se tiene que «identificar las lagunas pre 2020. Hay que encontrar las existentes entre países en desarrollo, su ambición y apoyo, y evitar que haya lastre excesivo para los países en desarrollo». También pidió «transparencia por parte de los países desarrollados», algo que estos países critican a China.

Irán también señaló a EE UU y no lo hizo de forma inocente: «Los países desarrollados deberían apoyar con financiación y tecnología a los emergentes sin pasarle la carga a estos. Tienen que responsabilizarse. Es triste que un Estado responsable de una tercera parte de las emisiones históricas haya optado por retirarse del Acuerdo de París», aludió en referencia a EE UU. No acabaron ahí. «Una amenaza para el Acuerdo de París es el terrorismo económico liderado por EE UU», al que acusó de no haberles dejado por su bloqueo tener acceso a recursos para poner medidas de adaptación y mitigación. «Y los obstáculos siguen creciendo», denunció. «Pese a ello, hemos elaborado una estrategia de economía de bajo carbono». Ahora bien, destacó que «el 95% de la población tiene acceso al gas natural», pese a que el secretario general de Naciones Unidas dijo muy claro que teníamos que acabar con la adicción al carbono. También aseguró que van a invertir en captura y almacenamiento de CO2. Una tecnología que defiende Arabia Saudí, que también habló del gas: «Nuestro objetivo es transformar nuestra infraestructura de generación de energía para que se base en gas y generar más electricidad con renovables y nucleares». Tras asegurar que entre 2012 y 2018 el país ha reducido en un 8% la intensidad energética y que ha disminuido en un 2,7% sus emisiones de CO2, también pidió que «no se vea a las emisiones de carbono como el enemigo. Se puede usar para crear otros productos de valor añadido».

En cambio Japón, el país más azotado por los desastres naturales en 2018, reconoció que se llevaba el mensaje de Guterres a Japón, «pero me temo que no puedo anunciar ninguna medida en este sentido, aunque en Japón cada vez más gente está convencida de que hay que ir a la descarbonización», dijo el representante nipón, que consideró que el «éxito de esta COP es el artículo 6. Se ha de evitar el doble cómputo».

Ayer también fue noticia el anuncio de la UE. Así, mientras en Madrid Polonia no hacía mención alguna a la neutralidad de carbono ni a ningún dato concreto de reducción, asegurando eso sí que «vamos a dedicar miles de millones para que nuestra economía vaya a emisiones bajas», Bruselas anunciaba a bombo y platillo que quiere convertirse en la conciencia global contra el cambio climático. Por eso ayer la presidenta del ejecutivo comunitario, Úrsula Von der Leyen, presentó el Pacto Verde Europeo con el que pretende la desaparición de los combustibles fósiles en 2050, y afirmó que el club comunitario se enfrenta a su momento «hombre en la Luna». Para ello, propone acelerar el recorte de los GEI hasta el 50% o 55% en 2030 cuando el objetivo actual era 40%. Este plan denominado Green Deal en inglés tiene ecos al New Deal impulsado por Roosevelt, pero la gran diferencia es que aquí el dinero público, de momento, brilla por su ausencia. Eso sí, el ejecutivo comunitario ha prometido movilizar 100.000 millones de euros para la transición energética. Algo que voces expertas aseguran que hará que países como Polonia, República Checa y Hungría cambien de postura, de ahí que Bruselas insista en que no va a dejar a nadie por el camino. La primera prueba sobre si estas palabras han calado en las cancillerías europeas tendrá lugar hoy. En el borrador del texto de conclusiones se propugna el compromiso de alcanzar la neutralidad climática en el año 2050. De lograrse, serviría para presionar a los líderes internacionales para que sean más ambiciosos. En cualquier caso, lo importante es que se logre el sí antes de verano, previo a la reunión que tendrá la UE con China.

Las negociaciones de la COP25 en este contexto político prosiguen, eso sí, «de momento las referencias a salvaguardar los derechos humanos no están aún en los textos. Pero aún es pronto, la negociación no se ha terminado aún», aseveraron fuentes conocedoras de la negociación a este periódico.