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Autobuses, claves para asegurar la movilidad libre de emisiones

Ciudades como Ámsterdam, Berlín o Milán ya cuentan con sus propios objetivos para el despliegue de buses de hidrógeno. En España hace unas semanas se llevaba a cabo la primera prueba en Getafe con transporte de pasajeros

Modelo eléctrico con batería de Solaris (grupo Caf)
Modelo eléctrico con batería de Solaris (grupo Caf)Solaris

Una de las claves para la transición ecológica se basa en la descarbonización del transporte. Este sector genera solo en España un 55% de las emisiones totales. Nuestro país cuenta con casi 30 millones de vehículos particulares y tan sólo 65.000 autobuses matriculados. Sin embargo, «esa pequeña cantidad de autobuses trasladan mensualmente unos 60 millones de viajeros, una cifra que duplica la del parque de vehículos particulares», explican desde Solaris (filial del grupo CAF). Que el sector está en plena transformación hacia la electromovilidad se ve en detalles como que el año pasado se vendieran en Europa 2.050 vehículos eléctricos y otros 50 de hidrógeno de esta marca. Además, la directiva de movilidad sostenible establece objetivos mínimos de contratación pública para nuevos buses limpios de un 45% en 2025 y un 65% en 2030 y ciudades europeas, como Ámsterdam, Berlín, Milán o París cuentan ya con objetivos de autobuses 100% libres de emisiones para 2030.

Sin embargo, España va con cierto retraso. Sólo el 6% de los autobuses que circulan por el país son cero emisiones. Según el grupo CAF harían falta más de 600 millones de euros de inversión de aquí a 2025 para acercarnos a sus objetivos comunitarios. «Para 2030 se espera que tengamos una flota de entre 150 y 200 autobuses dando servicio en nuestro país. Aunque es una buena inversión, con esos números seguiríamos estando por detrás del resto de países europeos», explica Javier Calleja, CEO de Solaris & Coach. La firma líder en Europa en este sector (ha sido la marca que más eléctricos ha vendido en el viejo continente en 2020) considera que el hidrógeno es un complemento a la movilidad eléctrica. Y aunque todavía no es la tecnología más implantada, se espera un enorme desarrollo en los próximos cinco años. «España está iniciando el camino como lo demuestra la llamada a la presentación de manifestaciones de interés para la transformación de la movilidad en ciudades de más de 50.000 habitantes lanzada por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana recientemente, iniciativa que ayudaría a cumplir con los objetivos marcados», explican desde Caf.

Ciudades como Madrid, Barcelona, Mallorca o País Vasco ya han mostrado interés por esta tecnología y han anunciado algunos planes para su despliegue. De hecho, hace unas semanas la compañía realizó en Getafe el que ha sido el primer test de autobús de hidrógeno con pasajeros a bordo. Se han probado diferentes rutas y modos de operación y la máxima distancia que se recorrió durante las pruebas fue de 260 km.

ELÉCTRICOS Y DE HIDRÓGENO

La firma cree que los fondos europeos son una muy buena oportunidad, y casi una necesidad, para cumplir los objetivos legales de sostenibilidad. Hay que recordar que España es la cuarta economía de la UE y, «sin embargo, es el décimo país en penetración de movilidad eléctrica y el noveno en cuota de mercado de nuevos autobuses eléctricos». Países como Alemania, Italia y Holanda está apostando fuertemente por el hidrógeno y llevan la delantera en la implantación de esta tecnología. De hecho, el grupo Caf lleva desde 2014 operando en este sector; cuenta con más de 1.000 autobuses eléctricos entregados en Europa, en más de 18 países y para más de 100 clientes, y tiene una experiencia acumulada de más de 35 millones de kilómetros. En el ámbito del hidrógeno, su andadura comenzó en 2014 con la entrega de primeras unidades de hidrógeno en Hamburgo y Riga. Pero es que en movilidad eléctrica llevan trabajando desde 2011.

¿Qué aporta cada uno? La movilidad eléctrica y la de hidrógeno son complementarias. Entre sus ventajas comunes está el hecho de que ninguno produce emisiones durante su uso y que no hacen ruido. Las diferencias son menores: los eléctricos tienen algo menos de autonomía. Pueden llegar hasta los 200 km y las re cargas se hace fundamentalmente por la noche porque requieren de varias horas. Los bus es de hidrógeno llegan a alcanzar los 300 km de distancia y las recargas son bastante rápidas. Ahora están en diez minutos. Sin embargo, su coste por vehículo es mayor.