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Medio Ambiente

Sursum Corda

Ramón Tamames
Ramón Tamames Cristina BejaranoLa Razón

Es como si lo estuviera viendo, con su aire siempre dinámico y jovial, José Ignacio Sánchez Díez, autor, en 1971, del libro titulado «La sociedad del desperdicio». Fue diputado, siempre expansivo y optimista, y uno de los fundadores verdaderos de la economía verde y circular en España en favor de la naturaleza. Ese recuerdo me ha venido contemplando un libro publicado por La Caixa, y prologado por el propio Isidro Fainé, que se titula «Visiones del planeta Tierra. El legado más valioso de la humanidad». Con esplendidas fotografías, precisamente de una naturaleza más que interesante y hermosa: todo un recordatorio para hoy, el día de San Silvestre, que en las últimas horas del año invita a meditar. Un tanto entre el sano escepticismo de ver lo poco bueno que queda detrás de tanta fanfarria cotidiana; y también sobre lo mucho que lucen de expectativas alentadoras, que las hay.

Atrás, en 2021, quedan los incumplimientos de promesas por un planeta a conservar para las generaciones futuras, los que no casan con el Acuerdo de París de 2015, que unos consideran como el último SOS emitido a la humanidad para su salvación. Y que otros ven como la negrura de un epitafio que nada va a resolver, porque lo malo que ya tenemos es insoluble. En ese mundo nos movemos, cuando crecen los días tras el solsticio de invierno y las Navidades.

Son ideas que se mezclan, unas a favor de considerar las tareas de la vida como algo que sigue mereciendo la pena. Y otros casi cantando un largo adiós a los mejores tiempos pasados del planeta Tierra, al que las obscuras golondrinas de Bécquer tal vez ya no quieran volver.

Dos frases en latín para vencer el pesimismo: Sursum Corda, arriba los corazones. Y Carpe Diem: vive cada momento en la dicha de que no sea el último. Para Isidro.