
A required part of this site couldn’t load. This may be due to a browser
extension, network issues, or browser settings. Please check your
connection, disable any ad blockers, or try using a different browser.
Verde
El inodoro es el primer paso de la red de saneamiento del agua sucia
Con la campaña «No te enredes» Aqualia advierte sobre los daños que originan algunos residuos en las depuradoras

A menudo los gestos individuales suelen tener más trascendencia de la que se ve a simple vista. Más si son cotidianos y, aparentemente, normales y pequeños. Deshacerse de residuos, por ejemplo. Algo de lo más normal y que cualquiera hace varias veces al día. Solo que según dónde se depositen, se puede no contribuir a crear un problema o, por el contrario, a crearlo o agrandarlo si ya está iniciado.
Por ejemplo, si las toallitas húmedas, pelos, aceites, restos de alimentos o productos químicos que se producen en los hogares se tiran a los inodoros o se permite que se vayan por los desagües de lavabos, duchas o fregaderos, lo mínimo que puede ocurrir es que comience un atasco en las tuberías que conducen esas aguas residuales de los hogares a las estaciones depuradoras.
Ahí es donde transcurre el proceso para limpiarlas de toda la contaminación que llevan consigo para devolverlas al medio natural limpias, de manera que no supongan daños ni agresiones para los ecosistemas, que, de lo contrario, pueden ser considerables. Y, cuanto más sucia llegue el agua, más energía y dinero costará tratarlas.
Por el camino, esos residuos que se arrojan a donde no se debe pueden generar atascos en las propias tuberías de los edificios, en la red que las lleva alcantarillado o en las plantas depuradoras.
Cuidar la red de saneamiento
El mantenimiento del sistema de saneamiento no consiste sólo en atender el buen estado de la infraestructura e incorporar tecnología. Los gestos individuales realizados en el primer punto del sistema, que no son otros que esos inodoros y desagües privados, tienen su influencia. Por ejemplo, la Asociación Española del Agua Urbana (DAQUAS) estima que gestionar las toallitas húmedas y otros deshechos textiles que se tiran al inodoro añaden un sobrecoste para los servicios de saneamiento de 230 millones de euros al año. Pero las toallitas húmedas no son las únicas que crean problemas. El cabello, aunque es biodegradable, también puede obstruir esos sistemas, porque, aunque es biodegradable es un proceso muy lento y, al ser tan fino, pasa las primeras etapas de limpieza del agua residual donde sí se retienen otros residuos sólidos. El paso siguiente es la depuración, un tratamiento biológico, que reduce el contenido de materia orgánica de las aguas (nitrógeno y fósforo) a base de microorganismos. Después de estos procesos, en torno al 90% del agua residual queda libre de sustancias biodegradables. No obstante, los cabellos, aunque se degradan algo en el tratamiento biológico, suelen irse íntegramente a los digestores de las depuradoras. En ellas, el problema es que el material fibroso tiende a agruparse formando madejas junto a otros residuos, como las toallitas, lo que puede causar atascos y provocar fallos en el funcionamiento de la depuradora
Pelos a la basura
En este contexto, Aqualia retoma su iniciativa actuaconaqualia.com y la campaña «No te enredes: el pelo a la basura» advierte, justamente, sobre los problemas que provocan ciertos residuos en la cadena de saneamiento.
No tirar toallitas al inodoro e impedir que un gran volumen de cabello, -que se evita con un simple filtro colocado en el desagüe- llegue a las digestoras de las depuradoras, son hábitos sencillos y fáciles de adoptar. Incluso se pueden evitar atascos en las propias tuberías de los hogares. Eso sí, insiste la campaña, una vez recogidos esos cabellos, hay que tirarlos al cubo de la basura, al gris concretamente.
Cuestión de salud pública
Más allá de los inconvenientes locales concretos que pueda causar un problema en la red de saneamiento, en conjunto estos sistemas están concebidos para garantizar que toda la población tenga acceso a servicios sanitarios de manera segura. Por ello, Naciones Unidas destaca, en el Día Mundial del saneamiento que se celebre cada 19 de noviembre, la importancia de que los servicios de saneamiento y depuración de agua sean resilientes, eficaces y accesibles a toda la población.
Algo que todavía no ocurre. La ONU alerta de que más de 3.500 millones de personas siguen sin acceder a ese derecho, con las consecuencias para su salud y su entorno que ello tiene. Porque las aguas residuales que se generan tienen una importante carga contaminante (desechos humanos, niveles nocivos de nutrientes, productos químicos, etc.).
Pero, también según la ONU, en 2022 y a nivel mundial, solo el 58 % de todas las aguas sucias generadas por los hogares fueron tratadas de forma segura antes de ser liberadas al medio ambiente. Esto significa que una enorme y creciente cantidad de aguas residuales sin tratar se devuelve a la naturaleza, donde puede contaminar ríos, lagos, agua subterránea y ecosistemas marinos, degradando así la naturaleza, la calidad de vida y el desarrollo de las regiones.

✕
Accede a tu cuenta para comentar


