La contra

“La sequía es un fenómeno hidrológico muy difícil de cuantificar”

Sergio M. Vicente Serrano

Científico

Sergio M. Vicente Serrano, científico
Sergio M. Vicente SerranoIPE-CSIC

Doctor en Geografía Física y profesor de Investigación en el Instituto Pirenaico de Ecología (CSIC), su actividad científica se ha centrado la variabilidad climática y sus impactos, y su contribución al mejor conocimiento de las sequías es reconocida internacionalmente. La relevancia de sus aportaciones ha sido reconocida por el jurado en la quinta edición de los premios ACES-Margarita Salas, en la categoría Química y Ciencias Medioambientales. Un galardón que impulsa la Asociación de Científicos Españoles en Suecia y patrocinan la Fundación Margarita Salas y la Embajada de España en Suecia, para reconocer la contribución internacional y el impacto en el conocimiento científico de investigadores españoles.

¿Cómo de diferente era el conocimiento sobre las sequías hace unos años respecto a la actualidad?

Solemos hablar de sequía en forma genérica, pero hemos de partir del hecho de que es, probablemente, el fenómeno hidroclimático más difícil de cuantificar. Mucho más, por ejemplo, que las precipitaciones extremas, las inundaciones u otros fenómenos. Es muy difícil determinar cuándo comienza o termina y la severidad de un episodio de sequía. Ahora tenemos más conocimiento de los mecanismos que dan lugar a las sequías, de la variabilidad y de los cambios que se están produciendo, fundamentalmente asociados a los procesos de calentamiento global y de emisiones de gases de efecto invernadero que estamos lanzando a la atmósfera. Con ese mejor conocimiento, se pueden tomar mejores decisiones de planificación, de adaptación, etc.

Que serían...

Decisiones a largo plazo desde el punto de vista agrícola, hidrológico o ambiental.

¿Qué tipo de sequía nos afecta más socialmente?

Hay un cambio a lo largo del tiempo. Históricamente, en España afectaban sobre todo las sequías agrícolas, porque hasta mediados del siglo pasado ese sector tenía un gran peso y la disponibilidad de agua en forma de lluvia era fundamental para la producción agrícola. En los años de 50 y 60, con el desarrollismo económico, lo agrario va perdiendo peso, la sociedad se hace más urbana y la disponibilidad de agua en embalses y acuíferos es la que claramente tiene más peso, desde un punto de vista socioeconómico, para abastecimientos urbanos y, sobre todo, para regadíos.

En las grandes ciudades, como siempre sale agua del grifo, la población apenas percibe las sequías.

Ciertamente. Tiene que haber una sequía muy prolongada para que haya alguna restricción, como las que hubo en los años 90, cuando el uso del agua no estaba protocolizado; ahora, hay unos indicadores y protocolos muy claros. Se ha hecho una labor de planificación y se ha hecho muy bien. En esas situaciones, el problema lo tenemos con los regadíos, que están muy sobredimensionados y hace falta una reflexión muy profunda. Desde el punto de vista de la demanda de agua, es un problema muy real que tenemos en nuestro país. Y es un tema socioeconómico verdaderamente muy complejo, porque es un sector muy importante en algunas áreas. Reflexión también muy necesaria en temas de gestión forestal.

¿En qué sentido?

Los bosques necesitan mucha agua y España es el tercer país en superficie forestal de Europa. Ni podemos tenerlos abandonados ni pretender desbrozar el país cada año. No es viable. Sí podemos utilizar el conocimiento, desbrozar algunas partes para que entre el ganado y las mantenga y crear paisajes en mosaico.

Hablando de ciencia, se habla poco del nivel de los científicos españoles, que es altísimo y reconocido internacionalmente, como en su caso.

En España la ciencia es muy creativa y, efectivamente, hace avances muy importantes. La ciencia del clima, y, en general, la ambiental tiene un peso enorme. También en transferencia de conocimiento y aplicación. Por ejemplo, para desarrollo de sistemas de monitorización que sirven a la sociedad para prevenir eventos y para una mejor planificación. En mi caso, creo que tengo el mejor trabajo del mundo y, la verdad, estoy abrumado por los reconocimientos recibidos.