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Planeta Tierra

Luminaria pekinesa

Planeta Tierra

Ramón Tamames
Ramón Tamames, Catedrático de Estructura Económica / Cátedra Jean MonnetCristina BejaranoLa Razón

La verdad es que se esperaba mucho del reencuentro China/EE.UU. en Pekín, después de tantas asperezas habidas en los últimos tiempos entre las dos superpotencias; por cuestiones tecnológicas, espionajes aerostáticos, visitas hostilizadas de la presidenta de Taiwán a EE.UU., y continuidad en el rearme sistemático de Taiwán frente a una posible pretendida incorporación no pacífica de la isla a la China Popular. Todo eso, complicado con la indudable aspiración de Xi Jinping de hacer valer la marcha del nuevo Celeste Imperio hacia la supremacía en ciencia, en tecnologías, y en prestigio internacional, con la intermediación para la paz en Ucrania.

La visita del Secretario de Estado norteamericano Antony Blinken a Pekín el último fin de semana, ha sido como «mano de santo». Llegó sin alfombra roja en el aeropuerto, pero después se trabajó el asunto con el ministro de Asuntos Exteriores de Pekín, Qin Gang: cinco horas de conversaciones y una cena de trabajo en que seguir negociando. Y llegó lo inesperado al día siguiente: Xi Jin ping, el pantocrátor del país, se incorporó a las conversaciones en el prepotente Palacio del Pueblo. Una conversa así ampliada, contribuyó a encarrilar nuevos encuentros más específicos. Y por si no fuera poco, desde la delegación de EE.UU. se dijo aquello de «Washington DC, nunca alentará una declaración de independencia de Taiwán».

Haber reanudado los contactos al más alto nivel ha relajado la situación, era algo muy necesario, tras la manifiesta intención de EE.UU. de cercar a China con una nueva alianza Indo-Pacífico (Aukus, por Australia, UK por el Reino Unido, y US por EE.UU.), nuevas bases militares en Filipinas utilizables por USA, y toda una serie de exclusiones tecnológicas, fundamentalmente de los chips más avanzados, al objeto de frenar el desarrollo industrial de China. Lucir otra vez en la senda de la concordia –mientras dure– con encuentros como los de Blinken con Xi y Qin, es indudablemente, toda una luminaria pekinesa: Hâ lì lù yà! (que significa en chino: ¡aleluya!).