Día Mundial del Medio Ambiente

Un tratado contra la contaminación por plástico, ¿es posible?

En agosto una nueva reunión internacional tratará de acordar si se reduce la producción de este material ubicuo, cuyos residuos invaden el planeta

Botellas de plástico
En 2023, se consumieron en Europa 7,1 millones de toneladas de plásticos reciclados, solo un 13,4% del totalDreamstime

En diciembre de 2024, tras una semana de negociaciones, los representantes de los 177 países que se reunieron en Busan (Corea del Sur), se marchaban de vuelta a casa sin haber cerrado un acuerdo vinculante –el primero–, para acabar con la contaminación por plásticos en 2040. Antes de abandonar la reunión y con un texto muy abierto fijaron una nueva cita para este año. El Comité Intergubernamental de Negociación, INC-5.2, se juntará de nuevo el próximo mes de agosto para la segunda parte de su quinta sesión confiando en que esta vez el acuerdo será posible (quizá por ello, la ONU haya decidido dedicar el Día Mundial del Medio Ambiente de este año al plástico).

El punto de partida no es fácil. La contaminación por plástico es uno de los grandes problemas medioambientales, y de salud, del siglo XXI. Si seguimos en la senda actual, el mundo puede llegar a generar hasta 2050 una montaña de basura de 3,5 km de altura capaz de sepultar la isla de Manhattan, según alerta el Foro Económico Mundial de forma muy visual. La cuestión clave es: ¿qué hay que hacer para acabar con el problema? La respuesta divide a los países en dos: los que quieren y piden limitar la producción de plástico y los que quieren que se apueste solo por mejorar la gestión del residuo. Carmen Morales, profesora del Instituto de Investigación Marina de la Universidad de Cádiz estuvo allí y forma parte de un grupo de científicos que piden que se ponga un tope a la producción. «Hay hay dos polos. Los países más ambiciosos, entre los que están España, la UE, Canadá o México, buscan que se tenga en cuenta el ciclo de vida completo del material, desde que se empieza a producir la materia prima hasta que se convierte en residuo. Lo que creemos es que hay que buscar medidas para el principio de la cadena, lo que implica reducir la producción. Y es que a pesar de todas las prohibiciones de productos de un solo uso, por ejemplo, la fabricación sigue creciendo. Los niveles de gestión de residuo actuales no llegan a los mismos ratios, por lo que creemos que las mejoras en dicha gestión son importantes, pero sólo son una pieza de toda la cadena. Es importante reducir la producción y, para ello, también sería interesante aplicar el principio de esencialidad. Es decir, ver de qué plásticos podemos prescindir y cuáles necesitamos realmente porque aportan soluciones clave, como en medicina. Pero para algunos usos hay una sobreproducción de plástico», detalla la investigadora de la Universidad de Cádiz. Ese mismo grupo pide «que se limite las sustancias químicas asociadas a los plásticos. Sabemos que existen 16.000 sustancias químicas dentro del material plástico y que muchas de ellas pueden ser nocivas. En algunos casos, ni siquiera conocemos si lo son, y en una mayoría de casos no sabemos ni lo que incluyen los materiales porque faltan listados transparentes. Por todo ello, se debería aplicar el principio de precaución», comenta.

Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico señala, entre 2000 y 2019, la producción mundial de plásticos se duplicó hasta alcanzar los 460 millones de toneladas anuales y la Universidad de Berkeley afirma que solo limitando la producción de plásticos no esenciales descendería un 26% la contaminación por plásticos. ¿Habría que hacer un listado de lo que es prescindible y no? Para Luis Cediel, director general de la Asociación Española de Industrias de Plásticos (Anaip), a veces «cuando se habla de plástico se nos olvida qué aporta este material. Gracias a él se ha conseguido reducir el peso de aviones y coches y con él, ha descendido su necesidad de combustible y sus emisiones… Incluso las energías renovables dependen de este material. El plástico se ve como negativo, cuando el problema que tiene aparece, básicamente, cuando se convierte en un residuo abandonado», dice.

Reciclaje

El otro gran grupo de países del tratado apuestan por mejorar la gestión de los residuos plásticos. Y es que las tasas de reciclado siguen siendo muy bajas a nivel mundial, menos del 10%. De todos los plásticos que acaban en la basura, un 34% acaba incinerado (el porcentaje de incineración está aumentado, según un reciente estudio publicado en Communications Earth and Environment) y un 40% de media acaba en vertedero o directamente en el medio natural, expuesto a la fragmentación y convertido en contaminante de suelos, ríos y océanos. «Hace un par de años publicamos un trabajo en el que se detallaba cuáles eran los residuos plásticos más habituales en el océano y se vio que son envases de plástico, contenedores de alimentos, botellas... Solo ellos representan casi el 50% de toda la basura que encontramos en ecosistemas acuáticos. Si realmente la gestión se dirigiese hacia esos objetos, podríamos reducir mucho lo que aparece en nuestro entorno. Es interesante ver cuáles son los objetos más prevalentes como residuos y estudiar si tienen alternativas que los puedan sustituir. Pero tienen que ser alternativas sostenibles para que no se genere otro problema. Hay veces que se presentan soluciones biodegradables o que se venden como ecológicas que no lo son tanto. El reciclado plástico es sólo una solución parcial y limitada. Primero porque las mezclas de polímeros existentes en muchos productos los hacen difíciles de gestionar. La recolección de los residuos tiene que ser muy selectiva y, aún así, no estamos preparados en ningún país para una recogida similar. Hay que recordar que hay estudios y modelizaciones para ver qué se conseguiría reduciendo la producción y mejorando la gestión de los residuos, porque no olvidemos que seguimos con tasas de reciclaje muy bajas, por debajo del 10%. Lo que creemos es que hay que limitar la producción y ver qué hacemos con lo que sí se utiliza y las millones de toneladas de residuos que generamos. Y esto implica también que no podemos seguir haciendo el consumo como hasta ahora. Por ejemplo, la ropa no es algo que la gente asociee con el plástico y, sin embargo, el 70% de los tejidos actuales están hechos de polímeros», comenta Ethel Eljarrat, directora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC).

Contaminación plástica
Contaminación plásticaT. GallardoLa Razón

Usar material reciclado

La OCDE apunta al desarrollo de mercados de plástico reciclados como otra opción para reducir el problema y dice: «Si bien la producción mundial de plásticos secundarios a partir del reciclaje se ha más que cuadruplicado en las últimas dos décadas, estos siguen representando sólo el 6% de la materia prima total con la que se fabrica».

En Europa la tasa está un poco por encima, pero solo ligeramente. En 2023 se consumieron en el viejo continente 7,1 millones de toneladas de plástico reciclado, lo que representa el 14% del total. La Comisión Europea ha fijado unos objetivos para aumentar esta cifra, que implica, por ejemplo, que en 2025 se consuman 10 millones de toneladas de plásticos reciclados, pero, alerta Luis Cediel, hay que tener cuidado con el exceso normativo. «Sobre todo para productores o empresas de pequeño tamaño, que todavía hoy nos llaman con dudas, tras años de nuevas normativas. También hay resoluciones que se han tomado que van en contra del sector reciclador europeo. Es el caso del impuesto que grava el uso de plástico no reutilizable que solo está aumentado las importaciones de terceros (desde que apareció en 2022 han crecido en más de mil millones). Si los productores locales tienen que pagar por la materia prima virgen (0,45 euros por kilo) y resulta que el precio de venta de nuestros productos está entre 1,5 Y 2 euros kilo, es fácil que 0,45 parezca una barbaridad. Además, el incentivo a usar material reciclado está provocando que entre producto con un 80-90 y hasta un 100% de reciclado, pero sabemos que técnicamente es imposible. Muchos productos no se pueden fabricar con tasas tan altas de reciclado. Está aumentado el fraude en frontera», comenta.

Microplásticos

Dice la OCDE que un 12% de lo que termina contaminando el medio natural son microplásticos. Se han encontrado en el agua de mar, en la placenta de las embarazadas, en el Everest y en muchos organismos de la cadena trófica. Provienen de la abrasión de los neumáticos, el desgaste de los frenos o el lavado textil o de los pellets que se transportan. «La gente no tiene demasiado interiorizado que la contaminación por plástico la tenemos en todas partes. Hay estudios que dicen que los residuos que puede haber en el ecosistema terrestre son del orden de 5 veces superiores a los que hay en medio marino. Yo ahora en el despacho estoy respirando microplásticos. También sobre estos plásticos se va a discutir y, sobre todo, se quiere hacer hincapié en el transporte de la materia prima virgen para evitar las miles de pérdidas de pellets que se produce cada año, como vimos con el buque Toconao en las costas portuguesas y gallegas», concluye Eljarrat.

Contaminación plástica
Contaminación plásticaT. GallardoLa Razón

Aditivos presentes en los alimentos

Un reciente estudio del IDAEA CSIC ha descubierto la presencia de aditivos relacionados con el plástico en más del 85% de productos de alimentación básicos de la dieta mediterránea (desde pescados y carnes a aceites o alimentos infantiles). El estudio ha revelado que ocho de cada diez alimentos presentan al menos un plastificante (de unos 20 totales, siendo los ftalatos los más frecuentes.

La ingesta media diaria es de 288 nanogramos por kg de peso corporal en adultos y 1155 nanogramos por kilo en niños de 1 a 3 años y, aunque los valores promedio de ingesta son menores a las recomendaciones, «hay que tener en cuenta que la alimentación es solo una de las vías de exposición a estos tóxicos».