Retrato de Rodrigo Borja - Pinturicchio -Salón de los Misterios. Museos Vaticanos

Rodrigo Borja el Papa español Alejandro VI

Sus “estancias secretas” y su afán de poder

Rodrigo de Borja y Doms (Borgia en italiano) nació en Játiva, Valencia el 1 de Enero de 1431 y fue elegido Papa asumiendo el nombre de Alejandro VI para su pontificado que transcurrió entre los años 1492 y 1503. Sus gustos, según lo cuentan innumerables historiadores, eran muy exigentes a la vez que exquisitos y para satisfacerlos, quiso estar siempre rodeado de lo mejor y de los mejores. Entre otros tantos detalles que ayudan a conocer al Papa español, destaca uno que ha quedado a través de los siglos como huella de lo que fue su pontificado y que aún, al día de hoy se puede constatar, Alejandro VI mandó realizar en una parte del palacio apostólico, uno de los lugares más ricos en arte que se pueda uno imaginar. Se dio el placer de fantasear con tener en los muros y en los techos de sus habitaciones (con la diferencia que no quedó solamente en una idea), decoraciones preciosas recargadas en oro, con adornos moriscos hispanos que lo vinculaban a su origen valenciano, en el que quiso crear su propio ambiente dentro del Palacio Apostólico para lo que mandó acondicionar seis estancias para disfrutarlas junto con su familia, pero no lo hizo de una manera convencional, le encargó el trabajo a Bernardino di Betto di Bagio, Pinturicchio, que posiblemente había colaborado, según lo que escribe en su biografía Giorgio Vasari, en la Capilla Sixtina.

La Visitación y las ayudas de Pinturicchio, realizado entre 1492 y 1494 en los Apartamentos Borgia en el Palacio Apostólico en el Vaticano
La Visitación y las ayudas de Pinturicchio, realizado entre 1492 y 1494 en los Apartamentos Borgia en el Palacio Apostólico en el VaticanoPietro Zigrossi 7/10/2013

“El fastuoso complejo decorativo del Apartamento Borgia hizo que Pinturicchio se convirtiese en el protagonista absoluto del pontificado de Alejandro VI , que después de la invasión de Carlos VIII le encomendó también un vasto ciclo de frescos en el Castillo Sant’Angelo (1497) que lamentablemente se perdió. La grandiosa empresa fue llevada a cabo rápidamente entre el otoño de 1492 y los inicios de 1494, confirmando la celeridad celebrada como cualidad distintiva del pintor, en la cual contribuyeron por un lado, la presencia de un equipo de artistas bien dirigidos y por otro lado, la adopción de factores técnicos específicos. De hecho, el pintor recurrió sólo parcialmente al fresco, alternándolo con una técnica especial de pintura mixta que han revelado restauraciones recientes más rápida y similar a la pintura en seco sobre tabla”- según se detalla en la página oficial de los Museos Vaticanos.

Obra de Bernardino di Betto llamado Pinturicchio. Adoración de los Magos. Palacio Apostólico Vaticano. Apartamento Borgia. Salón de los Misterios. (1492-94) Imagen después de su restauración.
Obra de Bernardino di Betto llamado Pinturicchio. Adoración de los Magos. Palacio Apostólico Vaticano. Apartamento Borgia. Salón de los Misterios. (1492-94) Imagen después de su restauración.Musei Vaticani

Si por algo fue conocido Alejandro VI, fue por sus ¿extravagancias?

El Papa Alejandro VI tenía un maestro de ceremonias, era Johannes Burckhard y en su diario, definió las seis impresionantes estancias llamadas Appartamento Borgia, como “las habitaciones secretas”. La residencia papal ocupaba todo el primer nivel del Palacio Apostólico.

Retrato de Rodrigo Borja - Pinturicchio -Salón de los Misterios. Museos Vaticanos
Retrato de Rodrigo Borja - Pinturicchio -Salón de los Misterios. Museos VaticanosPietro Zigrossi 8/3/2013Musei Vaticani

Rodrigo Borja o Borgia en italiano, ha sido una figura muy controvertida a través de los siglos, infinidad de biografías e historias se cuentan sobre el pontífice español y de cada una de ellas, cada uno saca su propia conclusión. Recorriendo su biografía, se puede observar que ya apuntaba maneras desde joven, en 1449 cuando tenía 18 años, no perdió la oportunidad que le brindó su tío Alfonso de Borja, que en aquel momento estaba sentado en la silla de San Pedro como Papa Calixto III, y que aunque su pontificado duró escasos tres años, no dudó en apoyar a su sobrino Rodrigo que aceptó dejar Valencia e irse a estudiar a la Universidad de Bolonia.

En el documento “El pontificado de Alejandro VI (1492-1503). Aproximación a su perfil eclesial y a sus fondos documentales de ÁLVARO FERNÁNDEZ DE CÓRDOVA MIRALLES del Instituto de Historia de la Iglesia de la Universidad de Navarra, la descripción de la biografía del pontífice basada en su perfil eclesial es clara:

“La abundante y desigual historiografía sobre el segundo de los papas Borja constituye todo un testimonio de su dimensión política, eclesiástica y cultural. A golpe de polémica, desde finales del siglo XIX hasta principios del siglo XXI se ha pasado de una visión polarizada en los aspectos familiares de Alejandro VI a la adopción de una perspectiva más abierta al panorama político europeo y a las realizaciones artísticas promovidas por el papado”

Su fecha de nacimiento en Játiva no es muy precisa, algunas fuentes la colocan en el año 1431, pertenecía a una familia con linaje relacionada con la nobleza de la Corona de Aragón. Al llegar a Bolonia, lo primero que hizo fue italianizar su apellido, de Borja a Borgia, él quería ser aceptado *biografía publicada en National Geographic, en el cual explica que las políticas expansionistas de la Corona de Aragón en tierras itálicas hacían que sus súbditos no fueran muy bien recibidos. La propia elección de su tío como Papa, había sido una solución de compromiso entre facciones enfrentadas en el seno del Colegio Cardenalicio.

Calixto III su tío, no desaprovechó un minuto y nombró a Rodrigo cardenal y vicecanciller.

Es interesante analizar la cronología del que algún día fue el Papa Alejandro VI. En mayo de 1455, fue nombrado por su tío, notario apostólico, quedándose a vivir en el palacio episcopal que posteriormente sería legado pontificio. Por no olvidarse de su tierra natal le otorgó también, el deanato de Santa María de Játiva. Al año siguiente empieza su camino como cardenal. En 1456, obtiene el doctorado en derecho canónico. Un poco más adelante llegó a ser a la vez, Administrador Apostólico del Obispado de Gerona y Rector e la Iglesia en Cullera. Un poco más adelante en Roma, fue nombradoGeneral en Jefe y comisario de todas las tropas pontificias. Cuando tenía 35 años, fue nombrado Vicecanciller de la Curia, cargo que mantuvo durante el pontificado de cuatro papas siendo el puesto más importante de la curia y a la vez, era Obispo de Valencia.

El Papa Calixto III enfermó en un momento dado de gota y Rodrigo su sobrino favorito no pudo estar a su lado ya que la malaria había invadido el país y se había recluido en Tivoli. En 1458, el Papa otorgó los beneficios de Nápoles a sus parientes y el 6 de agosto del mismo año, murió en Roma. Sus restos fueron trasladados a la Iglesia de Santa Maria de Monserrato (ver el artículo publicado en La Razón sobre la Iglesia de los españoles en Roma). Diez días después de la muerte del Papa, se llevó a cabo el cónclave en el que, con el apoyo de Rodrigo Borja, es elegido Papa Eneas Silvio Picolomino, Pío II . Rodrigo, al mes siguiente de la muerte de su tío, se cambia el título cardenalicio por el de Santa Maria in Via Lata. Sin dejar pasar ni una sola oportunidad, sigue su andadura, como la que tuvo en ocasión del viaje del Papa Pío II que iba acompañado de los cardenales hacia Mantua para una reunión con los príncipes de la Cristiandad, en esta ocasión él también iba en la comitiva. En esos días al mismo tiempo, el papa Pío II le encarga a Rodrigo que supervise en Corsignano (actual Pienza) la construcción de una catedral y de un palacio. La comitiva sale de Mantua rumbo a Florencia y es recibida el 25 de Abril de 1459 con un desfile de honor. En Mayo, tras pasar por Bolonia llega la comitiva a Mantua en donde son recibidos con grandes fiestas. Para la ocasión, el Papa había convocado a miembros de la realeza de diferentes partes del mundo pero el resultado fue un fracaso, nadie acudió al acto, y mientras todo esto está sucediendo, según cuentan los historiadores, Rodrigo Borja lo pasa divertido “en galante compañía” y además, se le ve pasearse en barco por el rio con los Gonzaga, quienes le habían ya ofrecido infinidad de regalos y habían mantenido desde hacia tiempo correspondencia. Tal como le había encomendado el Papa, Rodrigo supervisa la reconstrucción de la ciudad natal del Pontifice pero él también se manda construir su propio palacio, el Palacio Borgia en Pienza en la provincia de Siena en la Toscana, que hasta la fecha mantiene su escudo. Durante su paso por la ciudad aprovecha para divertirse en companía de Vanozza, la mujer que se convertiría en su principal amante. Al Papa le llegó de inmediato la información y no dudó en enviarle la siguiente carta:

«Amado hijo: Cuando hace cuatro días se juntaron en los jardines de Juan de Bichis algunas damas de Siena entregadas a la mundana vanidad, olvidaste, según hemos sabido, la dignidad del cargo que desempeñas y te entretuviste con ellas desde las 17 hasta las 22. Tuviste por compañero a quien la edad, si no el honor de la Santa Sede, hubiera debido recordarle su deber. Hemos oído que se bailó disolutamente, sin omitir ninguno de los atractivos del amor, y que tu conducta fué la de cualquier joven mundano. Lo que allí ocurrió el pudor obliga a callarlo, porque no sólo el hecho, sino hasta el nombre es indigno de tu posición. Los maridos, padres, hermanos y parientes de aquellas damas, casadas y solteras, no fueron admitidos, para que vuestro placer pudiese ser más desenfrenado. Os encargasteis, con pocos criados, de dirigir y de animar los bailes. No se habla hoy en Siena sino de tu ligereza, que anda hoy en boca de todos. Es verdad que en estos baños donde es grande el concurso de clérigos y seglares eres la fábula de todos. Es indecible nuestro disgusto porque esto redunda en desdoro del oficio y dignidad sacerdotal. Se dirá que nos enriquecemos y encumbramos, no para vivir honestamente, sino para procurarnos los medios de satisfacer nuestros antojos. De ahí el desprecio de los Príncipes y de las Potencias y el cotidiano sarcasmo de los legos. De ahí que se nos eche en cara nuestra manera de vivir cuando reprendemos la de los demás, y que las censuras alcancen al Vicario de Cristo porque tolera tales cosas.

»Tú, hijo amado, estás a la cabeza de la diócesis de Valencia, la primera de España; eres, además, Canciller de la Iglesia, y, lo que hace más reprensible tu conducta, figuras entre los Cardenales que con el Papa forman el Consejo de la Santa Sede. Dejamos a tu juicio si conviene a tu dignidad el cortejar doncellas, el enviar fruta y vino a tu predilecta y el pasar el día sin pensar más que en solazarte deleitosamente. Por culpa tuya se nos censura y padece la memoria de tu tío Calixto que, a juicio de muchos, hizo mal en cubrirte de tantos honores. Si buscas excusas con la edad, no eres tan joven que no puedas comprender los deberes que tu dignidad te impone. El Cardenal debe ser irreprensible y modelo de conducta moral a los ojos de todos. ¿Podremos, acaso, enojarnos si los Príncipes de la tierra nos dan calificativos poco honrosos, si nos disputan la posesión de nuestros bienes y nos obligan a someternos a sus mandatos, cuando somos nosotros mismos los que nos inferimos estas heridas y los que nos aparejamos estos males, menoscabando, cada vez más, con nuestras acciones, la autoridad de la Iglesia? Nuestro castigo en este mundo es la vergüenza, y en el otro el consiguiente padecer. Ponga tu prudencia coto a estas vanidades y tenga presente tu dignidad, para evitar que ganes fama de pisaverde entre las damas. Si tales hechos se repitieran Nos veríamos obligados a hacer ver que ocurren sin nuestra aprobación, antes bien, muy a pesar nuestro, y nuestra censura no te favorecería. Siempre te hemos querido y te hemos creído digno de nuestra protección porque parecías hombre serio y morigerado. Haz de modo que podamos seguir teniendo de ti la misma opinión y nada contribuirá más a ello que el llevar una vida más seria. Tu edad, que promete todavía mejora, nos permite amonestarte paternalmente.

»Petriolo, 11 de Junio de 1460.»

En 1464, el 15 de Agosto, fallece el Papa Pío II en Ancona y Rodrigo Borgia está presente entre los cardenales que lo acompañan, trece días después se celebra el conclave en el que sale elegido Pietro Barbo, amigo de Rodrigo, fue proclamado Paulo II que muere en 1471 y a continuación es elegido Papa Francesco de la Rovere como Sixto IV, Rodrigo lo corona y a su vez el Papa le otorga la Abadía de Subiaco (1471). Se ordena sacerdote y hace votos de castidad y celibato, aún así continuó su relación con Vanozza Catanei.

Una de las obras de Pinturicchio en los apartamentos Borgia en el Palacio Apostólico del Vaticano.
Una de las obras de Pinturicchio en los apartamentos Borgia en el Palacio Apostólico del Vaticano.Museos VaticanosMusei Vaticani

Muchos ires y venires son los que acontecieron hasta llegar al 11 de agosto de 1492. Rodrigo Borja tuvo muy claro desde pequeño que su vida no iba a desarrollarse como la del común de los mortales. En esta fecha por fin, fue proclamado por unanimidad Papa con el nombre de Alejandro VI pero aquí no hace más que empezar la historia.