Medio Ambiente
La Región de Murcia ensaya un sistema de oxigenación de bolsas de hipoxia para Mar Menor
La laguna salada ha recibido entre marzo y abril unos 50 hectómetros de agua de lluvia
La Región de Murcia tiene previsto llevar a cabo este mes un ensayo para oxigenar zonas concretas del Mar Menor en las que se produzcan bolsas de hipoxia, de las que se han detectado tres en los últimos quince días, en los que además han proliferado las algas por el exceso de nutrientes y se están dando indicios de eutrofización en áreas profundas.
Así lo ha explicado el portavoz del Comité de Seguimiento del Mar Menor y jefe del servicio de Pesca y Acuicultura de la Consejería de Agua, Agricultura y Medio Ambiente, Emilio María Dolores, que ha detallado que el ensayo está listo para ponerse en marcha en cuestión de días, solo a falta de recibir la autorización del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico.
Se va a llevar a cabo en el club náutico de Las Isletas sobre una superficie de 6 hectáreas y con un volumen de agua aproximado de 150.000 metros cúbicos, y consiste en inyectar oxígeno con microburbujas en la laguna salada a través de tuberías microperforadas que podrán tener “un efecto salvador” a nivel local, en bolsas concretas con bajas concentraciones de oxígeno (hipoxia) para prevenir la falta total de oxígeno (anoxia).
El ensayo se prolongará durante dos semanas y los resultados se estudiarán durante dos semanas más, con lo que el objetivo es poder tener datos concluyentes de su eficacia a finales de mayo para poder actuar en bolsas como las tres detectadas en los últimos 15 días, en las que los niveles de oxígeno oscilaban entre los 2 y 4 miligramos por litro, lo que “dificulta la vida” de las especies.
Estas bolsas, que gracias al viento de los últimos días han desaparecido, ya que se han oxigenado las capas superiores de la albufera, se produjeron según María Dolores como consecuencia de la putrefacción de algas en aguas someras a alta temperatura.
La proliferación de algas de tipo “cabello de ángel” (Chetomorfa linum) es uno de los problemas que afecta notablemente estos días al Mar Menor ya que esta especie prolifera en altas concentraciones de nitrógeno, que se producen cuando hay cantidades de nitratos elevadas, como ocurre actualmente.
Solo en el mes de abril, la Consejería ha retirado 2.400 toneladas de algas del Mar Menor para evitar su putrefacción y, por lo tanto, el consumo de oxígeno del agua, cuando el peor escenario previsto era de unas 800 toneladas para ese mes, según el portavoz, que ha apuntado que un centenar de personas trabajan a diario en esas labores de retirada.
El exceso de nutrientes, ha señalado, procede en buena medida de las entradas de agua continental (dulce), que “siguen siendo elevadísimas”, tanto a nivel superficial como freático.
A nivel superficial, el principal punto de entrada sigue siendo la rambla del Albujón, por donde esta mañana a las 7:50 horas entraban 653 litros por segundo, una cantidad que el científico ha calificado de “tremenda” teniendo en cuenta la ausencia de lluvias.
En total, entre el 1 de enero y esta mañana han entrado por esa vía 5,1 hectómetros cúbicos de agua dulce contaminada por nitratos (una media de 152 microgramos por litro) y por altas cantidades de fósforo que generan los procesos de eutrofización.
Se trata de casi cinco veces más del dato registrado en el mismo periodo del 2021, cuando entraron a la laguna 1,1 hectómetros cúbicos.
En cuanto al nivel freático, tomando de referencia el paso del acuífero cuaternario por la finca experimental Tomás Ferro de la Universidad Politécnica de Cartagena, en los últimos 5 años ha pasado de estar a 17 metros de profundidad en 2017 a los 7 metros de la actualidad.
Además, el Mar Menor ha recibido entre marzo y abril unos 50 hectómetros de agua de lluvia.
Pese a todo, María Dolores ha descartado poder asegurar si se adelantará un posible episodio de anoxia, aunque las condiciones para ello “se están empezando a dar”, pero en aguas someras y con altas temperaturas, lo que no hace posible predecir si habrá un episodio de forma “inminente”.
En cuanto a los parámetros registrados en la laguna, a fecha de 27 de abril, cuando se tomaron los últimos datos, la temperatura media era de 18,53 grados y la previsión es que a partir de ahora siga subiendo, y la turbidez, de 1,36 FTU, mejor que en semanas anteriores al haber parado los arrastres por las lluvias.
La clorofila media es de 1,1 microgramos por litro, si bien se han detectado valores de hasta 2,6 microgramos en algunas zonas que demuestran que “el proceso eutrófico puede estar comenzando” en aguas profundas, y el oxígeno tiene un valor medio de 7,75 miligramos por litro, valores sobresaturados que bajan a los 5,5 o 6 miligramos en algunas áreas concretas, situación que se podría extender de manera progresiva a otras zonas.
A los científicos les “preocupa enormemente” el nivel de salinidad, que es “muy bajo”, de 39,56 unidades PSU, un valor similar al que tiene el Mediterráneo, lo que tiene “efectos importantes” en el Mar Menor, ya que por un lado dificulta la supervivencia de las nacras y por otro ayuda a la proliferación de especies que no son propias de la laguna.
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