Opinión

Sánchez

La segunda era Sánchez al frente del PSOE está a punto de cumplir un año. Con la velocidad de los acontecimientos da la sensación de que lleva una eternidad pero solo es una percepción. Ese segundo triunfo cosechado con el puerta a puerta, con el agrupación a agrupación dejó unos boquetes en el «establishment» económico-político de este país que lleva meses con la mejor de las sonrisas tratando de restañar. Para el partido se ha encargado de asentar a la militancia y no dar mucha importancia a barones y baronesas. En comandita con Rajoy les deja sin triunfos.

De puertas para afuera lo que ha conseguido es espantar esos temores de «federalismo revolera» que le hicieron aparecer como un tipo dispuesto a sumar a todo y con todos para tocar el poder. Con el tiempo se ha confirmado que esa historia se la escribieron sus compañeros de formación que tenía acceso fácil a las páginas de los periódicos y a los aperitivos televisivos. Ese «enemigo de España» que algunos cincelaron en la piedra es hoy el líder del PSOE con un compromiso a prueba de filtraciones a favor de la Constitución. Agoniza aquella comisión de evaluación del sistema autonómico que se planteó como escenario para reformar la Carta Magna.

El PSOE ha dejado de mirar a Podemos con la obsesión de ser más de izquierdas. Hasta se han autoproclamado de centro-izquierda cuando Ángel Gabilondo estaba preparado para saltar a la pista de la Asamblea de Madrid como candidato alternativo a Cifuentes. Sánchez ha descubierto que las siglas que representa son de Gobierno y que la política se hace en el Palacio de La Moncloa. El lunes pactó con Rajoy el plan de respuesta rápida ante el desafío independentista y ayer mismo proponía, contraviniendo eso de la legislación en caliente, una modificación del delito de rebelión en el Código Penal para adecuarlo a la España del Siglo XXI y responder a las conductas delictivas del separatismo...y en esto está con el PSC. Se está en el machito cuando se hacen propuestas concretas y fáciles de entender, cosa que en las propuestas económicas no ha conseguido. Ahora solo le queda que vaya firmando la paz con los generales, capitanes y francotiradores que con miasma, encuesta u olvido del libro de estilo le han dibujado como un «sinsustancia» sin la inteligencia de los «históricos». Volverán a tratar de darle un estacazo pero si sobrevive a algunos socialistas pondrá a salvo al PSOE.