Opinión

Panorama estratégico 2018

Fiel a su cita anual que se inició en 1997, el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) acaba de presentar su Panorama 2018. Sigue su estructura clásica: buen balance del año 2017, para luego introducirse con carácter prospectivo en lo que puede dar de sí el año en curso. Durante su primera andadura (1997-2001) muy de la mano del General Javier Pardo de Santayana ya analizaba con diversos expertos los puntos clave del devenir estratégico. A partir de 2002, en tiempos en que el Almirante Jaime Rodriguez-Toubes dirigió el Instituto, comenzó una nueva andadura trabajando junto al Real Instituto Elcano, tiempo en que aportaron con brillantez sus experiencias dos presidentes del mismo: Emilio Lamo de Espinosa y Eduardo Serra, ex Ministro de Defensa entre 1996 y 2000. La lectura hoy de estos balances anteriores aporta una visión amplia de la evolución de nuestro mundo y de su percepción desde nuestra óptica nacional. La inclusión de la palabra «guerra» hablando de Afganistán, en la edición de 2007-2008, levantó ciertos cínicos salpullidos políticos. Alguien pensaba que suprimiendo la palabra se prestaba un importante servicio a la paz.

Hoy, tan preocupados estamos por nuestros «asuntos internos» que difícilmente podemos prestar atención a como se mueve el globalizado mundo exterior, en el que un simple aumento del precio del barril de crudo puede influir en nuestra vida económica o la llegada incontrolada de emigrantes a nuestras costas puede sacudir nuestras conciencias o la manipulación de las redes nuestras elecciones y vida política. Me preocupa que no demos importancia a la reflexión de expertos en seguridad, que nos alertan sobre riesgos y amenazas. Busquen en una portada, en un editorial, telediario o simplemente en una página 23, una referencia a este estudio, cuando estamos hablando de uno de los mejores «Think Tank» de España.

Lo enfoca bien el general Miguel Angel Ballesteros, actual director del IEEE, cuando nos dice que «vivimos un nuevo cambio geopolítico que implica la búsqueda de posiciones privilegiadas en el campo de las relaciones internacionales e incluso somos testigos del choque de potencias regionales que buscan un nuevo equilibrio internacional más ventajoso en la redistribución de poderes e influencias». Valora y agradece el trabajo de presentación y coordinación que desde hace ocho años pilota Felipe Sahagún con quien el Instituto tiene «una deuda de gratitud imposible de saldar». A su trabajo se integran el coronel Fuente Cobo, Pere Vilanova, Catedrático de la Universidad de Barcelona; Carlos Malamud, catedrático de la UNED e investigador del Real Instituto Elcano; Rafael Bueno, Director de Casa Asia, junto a la aportación extraordinaria del almirante Urcelay, representante militar de España ante los Comités Militares de la OTAN y de la UE.

Analizando el primer año Trump, Sahagún define nuestra época como «postestadounidense» en la que la potencia parece renunciar al liderazgo mundial, reconociendo que le produce más desventajas que beneficios. «Trump ayuda a destruir el orden liberal global que con tanto esfuerzo y tan buenos resultados construyeron sus predecesores desde la Segunda Guerra Mundial». Toca dos principales desafíos europeos: la incontrolada hemorragia demográfica, solo sustituible con la apertura de puertas a la emigración, una nueva revolución tecnológica, o una combinación de ambas y la proliferación de «noticias falsas» con fines políticos. Se apoya en un informe de Josep Baqués y en las palabras de la Ministra de Defensa para señalar que «la OTAN había detectado una intensa desinformación de miles de cuentas automatizadas en redes sociales vinculadas a Rusia, en favor de la independencia de Cataluña». «No era tanto alentar esta independencia, sino el crear confusión y agravar los problemas de la UE y de la OTAN», añadiría Janis Sarts, director del Centro de Comunicaciones Estratégicas de la Alianza.

Una Europa que no necesita que le añadan confusión, porque vive su propia crisis con el declive de los grandes partidos, socialdemocracia incluida, con una deriva autoritaria en el Este (Hungría), la aparición y gobierno de la ultraderecha (Austria), el auge del populismo (Italia), la dificultad de formar gobiernos (Alemania, Italia, Bélgica, España, Países Bajos), sin contar en la herida que está causando el Brexit. La estabilidad política parece ser un bien escaso en Europa. Se ha producido, como escribía acertadamente Pedro G. Poyatos en estas páginas, «un desalineamiento ideológico y de clase social de los votantes en un mundo globalizado, donde se ha desdibujado el viejo eje izquierda- derecha».

El panorama invita a pensar, a indagar, a comparar. Los análisis sobre Oriente Medio, América Latina, Asia Pacífico y sobre el Magreb completan la visión de un mundo en el que nos ha tocado vivir y del que intentamos no repetir errores históricos. Me duele pensar que no somos conscientes de ello.