Opinión

El equipo A

Si el CIS se pone con un trabajo de campo estos días de ministros en controladas dosis Sánchez supera los ciento y pico y Rivera se va a liderar el grupo mixto. La historia de Sánchez recuerda a la cabecera del «equipo A». Un grupo de políticos de fortuna perseguidos por un delito que no habían cometido, pactar con los independentistas para conseguir el Gobierno, que después de unas cuantas aventuras en Ferraz y en los pueblos de esta España que suda y agarra la rosa roja por el tallo con espinas, han conseguido llegar a la Moncloa. Bueno, ha conseguido llegar él y ha dejado a su «equipo A» al mando de Ferraz para que no asalte la sede una Verónica y se monte el cristo con el que nadie promete.

De las charlas con Rajoy al nuevo Presidente le ha quedado la habilidad de matar sin hacer ruido y un olfato de político antiguo para la política nueva. Cuando arrancó esta legislatura Podemos se empeñó en eso de la legislatura parlamentaria. El Congreso ha deambulado entre vetos y Proposiciones NO de Ley hasta la segunda y definitiva moción de censura. Pedro sabe que poco va a rascar en la Carrera de San Jerónimo. Que le van a dar por la izquierda y por la derecha porque los contrincantes políticos se malician que con ese gabinete engorda por el centro, ese lugar indeterminado por el que desequilibran las mayorías para gobernar. El centro no tiene programa es una sensación. Pedro no quiere leyes, quiere gobernar desde la Moncloa con un Gobierno en femenino plural, europeísta, territorial, socialista y que llegue a los medios de comunicación con la dulzura del acero al corazón de la mantequilla.

El Congreso de los diputados va a quedar como esa rutina a la que se va a bajar la intensidad para que todos los escenarios tengan como foco a un Pedro Sánchez convencido de que estos meses son carrerilla para su salto electoral. Los que anden pensando en elecciones este otoño que lo dejen solo para la Andalucía de Susana. Ahora al PP le toca probar la resistencia de sus materiales personales y programáticos, a Podemos ser el azote zurdo de un gobierno con glamour para matar y a Ciudadanos...los de Rivera tienen que dotar su proyecto político de programa a prueba de circunstancias y alejarse de los «salvapatrias» que le acuden con enganche «garrapatero». Y los del PNV... han vuelto a la «doble txapela».