Opinión

Charcas, territorio geohistórico

Don Ramón Carande y Thovar es una gloria de la Universidad española y más concretamente de la de Sevilla. Historiador y economista castellano, nació en Palencia en 1887; estudió economía en Alemania (1911) y fue discípulo en España del gran economista y político Antonio Flores de Lemus, de Eduardo de Hinojosa y de Francisco Giner de los Ríos. En 1921-22 regresó de nuevo en Alemania, donde estudió con Von Below y con Fintre, siendo ya catedrático de Economía Política y Hacienda Pública en la Universidad de Sevilla, en cátedra ganada en oposición en 1916 y que aplicó a la investigación histórica.

En Sevilla, inicia sus extraordinarias investigaciones en el Archivo de Indias, entre las cuales destaca su monumental «Carlos V y sus banqueros», tres volúmenes (1943-1966), y su espléndida «Sevilla, fortaleza y mercado» (1972), entre otras muchas más.

Los jóvenes estudiantes e investigadores del mundo histórico español e hispanoamericano entraron a estudiar e investigar a través de las materias referidas al mundo hispanoamericano, debido a la instalación en Sevilla de la primera especialidad universitaria americanista, con la oportunidad de disponer, en la hermosa ciudad del Guadalquivir y de la Torre del Oro, de las fuentes de América en el Archivo de Indias de la historia documental, conjuntamente con los documentos del Archivo General de Simancas, en los que tanto trabajó y enseñó Don Ramón Carande.

Uno de los jóvenes estudiantes que buscó el magisterio y la amistad profesional de Carande fue José María Barnadas, que investigaba ya en el Archivo General de Indias.

Este joven jesuita conectó con el maestro, al que tuvo ocasión de tratar en París, Barcelona, Alella y Extremadura. Se creó una poderosa amistad entre el joven jesuita catalán y un eminente castellano y maestro universitario, demostrando que no existen fronteras en el aprendizaje de las estructuras intelectuales formativas de los mundos históricos.

El jesuita Barnadas había entrado a indagar sobre una de las primeras investigaciones geohistóricas de América, a partir de un territorio con una trascendental personalidad histórica de «tiempo largo» y una importante función como fue la región del Imperio andino incaico, participando de otras culturas periféricas, que tendrá protagonismo muy destacado en la conquista del Imperio incaico y en el protagonismo de los más destacados conquistadores, «el buen viejo del gobernador», como los escritores llamaban a Francisco Pizarro, y su socio Diego de Almagro y la importante política de poblamiento de la sociedad creada por España y los pobladores españoles y, por supuesto, las diversas y decisivas estructuras, dinámicas económicas, sobre todo metalúrgicas, las estructuras administrativas, la Iglesia, sin olvidar las tensiones y de modo particular la creación e instalación de la Audiencia que llevará también la onomástica de Charcas.

Territorio en definitiva entendido como enclave permanente donde los españoles hicieron fundaciones de ciudades como Santa Cruz de la Sierra y sobre todo ciudades mineras como la Villa Imperial de Potosí.

El ordenamiento historiográfico de este mundo agrario, comercial, minero, de constitución como parte importante del incario y revitalizado en la época española, con vitalidad extraordinaria en la elaboración y creación de estructuras urbanas e institucionales del Estado español en América, se centra sobre todo en una brillante economía agraria y metalúrgica que alcanzó un punto pleno con la creación con los distintos pensamientos y procesos creativos de institución como es, por ejemplo, la Audiencia española de Charcas.

La Audiencia de Charcas abarcó territorios del Virreinato de Perú y, con posterioridad, del Virreinato del Río de La Plata.

Sus límites variaron con verdadera celeridad y las instituciones creadas con el constante cambio de territorio que es necesario comprender en función de la variabilidad de límites de la expansión territorial y de la creación de instituciones de gobierno y administración española, que obliga a dedicar otra tribuna y nos explica la insistencia de José María Barnadas de encontrar un maestro que le orientase en la empresa del mundo documental administrativa y fundacional que fue Don Ramón Carande.