Opinión
Es la Cultura no el avión
Que el avión no nos impida ver el bosque. Lo del Falcon, que ha durado toda la semana y promete, no es por el uso del avión es por el lugar público que ocupa la cultura y muy especialmente la cultura popular. No es que un Presidente del Gobierno se vaya en uno de los medios de transporte a su disposición a ver un concierto de «The Killers»...otros se han ido a Roma con hábito casi mensual. El problema no es que haya que «regular» el uso de esos aviones. Precisamente están para lo que sea necesario y para un uso guiado por el sentido común y la necesidad del mandatario. Los problemas empiezan cuando ese viaje al FIB, tan oportuno como puede ser un viaje al Festival de Mérida, al Sonorama de Aranda de Duero o al de Jazz de San Sebastián, no aparece en la agenda oficial. Que un Presidente del Gobierno no pilla el avión como «el Torete» el 1430 y se va para la costa. La agenda cultural puede ser de noche, de día o de madrugada pero con total transparencia. El uso de medios oficiales, salvo secreto, requiere información pública. Por eso está muy bien que con su presencia promocione y disfrute de un festival que sitúa a Benicasim en el mapa de las citas culturales veraniegas. Pero no se informó y si no se informa queda la sensación de que hay algo que ocultar. El goteo de detalles innecesarios si se hubiera dicho claramente desde el primer día nos ahorraría hasta sesiones parlamentarias. Pero no, montaron un encuentro con Ximo en Castellón para que hiciera de «telonero» de lo que era ni más ni menos que un episodio más de no saber qué hacer con la cultura. De no saber cómo gestionar que un Presidente del Gobierno esté en un Festival. Toda la cohorte de estrategas de lo imposible fueron incapaces de gestionar lo más normal...ir al FIB. Ese es el problema, que el Gobierno que tuvo el detalle de dar a la Cultura un Ministerio sigue sin actuar libre de complejos en la difusión de la riqueza de nuestro patrimonio. Ya ha quedado en el olvido cómo se convirtió esa cartera en chanza con su primer titular, eso se solventó con maestría, conocimiento, gestión y simpatía gracias a la segunda oportunidad. Nadie ha preguntado ni ha criticado que José Guirao, Ministro de la cosa, estuviera en la Mar de Músicas escuchando a Rubén Blades. Es lo que tienen que hacer Presidente, ministros y políticos en la oposición ir a los teatros, a los cines, a los conciertos, a los festivales....y que se sepa.
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