Opinión
Furtivos
El lazo siempre ha sido patrimonio de furtivos. Con los amarillos, elaborados principalmente con la bolsa de basura habitual de envases vacíos, se ha extendido la «caza» del no independentista y de esto no protege ni el artículo 336 del Código Penal que se ocupa de los castigos a los que utilizan estas malas artes de caza o pesca. Esto es material para constitucionalistas. No hay metáfora ni fábula que valga. Esta cacería soterrada es ya obvia, provocadora y puede incrementar su grado de violencia... o no, tampoco es lo más importante porque puede tener efectos contrarios a los perseguidos. El debate no se puede reducir a poner y quitar lazos, tampoco sobre la propiedad y el uso del espacio público.
La cuestión que estos días se está dirimiendo es quien tiene el monopolio de la seguridad. Lo que estos días se está determinando es si a la Policía Nacional y a la Guardia Civil les queda algún resquicio en Cataluña o todo pertenece a los Mossos, como defiende con vehemencia el Gobierno de la Generalitat. La portavoz Artadi sentenció que son los Mossos los que tienen las competencias exclusivas en materia de «orden público» (situación o estado de paz y de respeto o a la ley de una comunidad). Esto a modo de respuesta a las peticiones de diálogo del Ministro Grande Marlaska, un excelente juez al que vamos viendo que le incomoda estar de parte... no solo en este asunto. Los estrategas del independentismo saben que ahora es el momento. Que por parte de Moncloa la consigna es la distensión, tratar de que no se muevan los nudos corredizos. Hasta en la nueva televisión de todos el puñetazo a una mujer, pareja de un miembro de Ciudadanos a cuenta de los lazos, no es agresión sino pelea. Episodio paradigmático de las «dos Cataluñas» uno va la policía autonómica y la agredida a la Nacional, que ha detenido al hombre por presunto delito de odio. Ya tenemos otro para el particular «martirologio indepe». Solo los que están atrapados en esos lazos, los ciudadanos catalanes no independentistas, saben que cualquier movimiento ha venido siendo peor y que los intentos de limpiar el monte en forma de reuniones o bilaterales no van a cambiar las cosas. El independentismo no se puede permitir un fracaso de movilización este otoño, sería su final y el triunfo de Pedro Sánchez. Tampoco el Presidente del Gobierno puede permitirse una provocación o acción similar a la que llevó a activar el 155 porque eso alteraría sus planes de agotar la legislatura...Casi se me olvida, echen un vistazo a la película de Borau.
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