Opinión

Historia social de España y América

El cambio de rumbo en las preocupaciones y temas históricos es una actitud historiográfica manifestada en la obra de grandes maestros profesionales de la Historia que surgieron en las Universidades y que, fundamentalmente, ya no se van a interesar solamente, ni por la política ni por los hechos sobresalientes para establecer la estructura de la realidad humana, la busca de «identidades». Para España, señala el profesor Jaime Vicens Vives, el cambio de rumbo se planteó como una necesidad ineludible en el Congreso de Ciencias Históricas de París (1950) y en el siguiente celebrado en Estocolmo (1960).

Mediado el siglo XX, quedaba atrás una larga cadena de acontecimientos provocados por el ascenso del hombre común al primer plano social. Una nueva generación de historiadores, discípulos de los maestros universitarios que advirtieron que después de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) la comprensión del pasado exigía un cambio de sistemas de conocimiento, de estructuras, mentalidades, análisis de pensamiento, que era necesario que el enfoque y la aproximación a la reconstrucción del pasado implicaba una exigencia rotunda de cambio, que junto a la historia política era fundamental el análisis social; la distinción entre «grandes» y «pequeños» en una convivencia desigual y las reacciones no siempre fluyendo por tradiciones imperturbables repetidas, sino por el contrario, la cultura, el pensamiento, la existencia y los factores de distorsión o conservadurismo podían perfectamente integrarse para aproximarse a la historia, que era necesario comprender analizando las razones fundamentales de los nuevos tiempos, sin perder de vista que lo que había cambiado exigía por parte de los historiadores también acomodarse a los cambios que operativamente existían también, pero con otras experiencias también sufridas por los historiadores contemporáneos.

La nueva fe tenía un solo principio: captar las obras de los hombres desde su nacimiento y en el desarrollo de la vida política, social, económica, religiosa, cultural, intelectual, de ideas que configuraban complejos programas; que los hechos históricos nada significaban aislados en cada uno de ellos, sino formando largas duraciones. Que era necesario, en suma, fundamentar y comprender la Historia de España no en lo mayestático de la Historia, sino en lo que había sido cotidiana tarea de los pobladores de la Península y, además, en aquello que había sido construido, planteado y realizado por todos los estratos de la españolidad: América. Pero no en la simple cotidianeidad de las realizaciones. Era necesario un acto de valor para superar los anatemas que unos y otros se lanzaban y dirigiendo los esfuerzos a crear nuevas perspectivas comunes de comprensión.

Las Universidades fueron los hogares de trabajo común y experiencias de nueva orientación. Asumió Vicens la dirección de la nueva historia. Eligiendo los profesores que deberían afrontar la obra «Historia Social y Económica de España y América», donde se presentaba la «infraestructura general de la vida española e hispanoamericana». Pretende fundamentar mentalidades de base, es decir, un modo de estar, comprender y actuar en el mundo, de acuerdo con las circunstancias, así como los principales valores morales primarios y secundarios con un método fundado en la conjunción de las necesidades económicas y sociales en un proceso mental incesantemente renovado por los inevitables campos de la temporalidad histórica. No se podía obviar «lo americano» después de trescientos años de vida en común, porque fue elemento imprescindible en ambas orillas atlánticas, de la comprensión de nuestro pasado, porque es obvio que el mundo español y el americano no tienen justificación sin la aportación de las tierras del Occidente cristiano supuesto por España y Portugal que sellaron en el Tratado de Alcaçovas la partición del Océano (1479), simultáneamente con las Cortes de Toledo (1480), que ponía las bases del Estado moderno de los Reyes Católicos.

Cinco hermosos volúmenes con las mejores ilustraciones, y el pensamiento de los especialistas en cada sección de las Universidades, principalmente de Barcelona y Complutense de Madrid son el resultado del empeño de Jaime Vicens Vives. Y de la culminación de la empresa intelectual de renovación del nuevo rumbo de la historia conjunto de España e Iberoamérica.