Opinión
3.025 razones
Serían hoy suficientes no sólo para conmemorar la Pascua Militar, sino para valorar y recordar con afecto a los 3.025 soldados y marineros que andan hoy esparcidos por estos mundos de Dios. Muy próximos a ellos, quienes les sostienen en España operativa y logísticamente, solucionándoles incidencias –fallecimientos de familiares, nacimientos, accidentes, transportes–; quienes desde empresas civiles también implantadas en el exterior, cuidan de su alimentación y servicios; quienes preparan su relevo; quienes a través de AECI colaboran en programas solidarios; quienes dentro de casa como los miembros de la UME, están alertados estos días para emergencias; quienes como las Fuerzas de Seguridad o Salvamento Marítimo –especialmente la Guardia Civil de Ceuta y Melilla– deben estar pendientes de posibles avalanchas migratorias propicias a aprovechar estos días.
Porque hablamos de 3.025 familias que no han podido contar con su presencia, que viven en permanente estado de preocupación pensando en los posibles riesgos que conlleva su misión. 3.025 compatriotas que siguen pendientes de lo que ocurre en España; que escucharon las palabras de S.M en Nochebuena e intuyen lo que les dirá el próximo domingo día 6, porque constitucionalmente es su Jefe y porque conocen su proximidad. Por supuesto también han recogido otros mensajes, algunos de ellos con preocupación. No dejan de ser ciudadanos libres con responsabilidad como votantes. Me atrevería a decir que su voto es especialmente importante, porque saben cómo se vive en estados fallidos, entre sociedades quebradas que llevan incluso al hambre y dando gracias a Dios por haber nacido en una nación alegre y viva como es España. Algunos de ellos pueden llevar anotada en su hoja de servicios, Nicaragua, Mozambique, Namibia, Bosnia, Kosovo, Irak, Somalia, Mali, Líbano... Imagino sus comentarios cuando alguien desde Waterloo o desde la Plaza de San Jaume, propone las vías kosovar o eslovena como solución a sus proyectos independentistas. ¡Cómo se nota que no pisaron Mostar ni Istok, ni siquiera Sarajevo, en los noventa! ¡Ni puñetera idea de cómo se fraguó a sangre y fuego la «transición yugoeslava» a diferencia de la nuestra del 78 que ahora rebaten!
Saben no obstante, bien vacunados contra experiencias de este tipo, que sobre España vive mayoritariamente una sociedad alegre y responsable, a la vez solidaria y generosa. Que pocas veces como ahora hemos tenido una excelente pléyade de pensadores e historiadores, lo que nos permite mirar el futuro con cierto optimismo a pesar de que parezca que quienes llevan la voz cantante actualmente sean los oportunistas y los «bienpagaos».
Son 3.025 historias personales que no se pueden resumir en unas líneas. Destacaré el trabajado encaje en Irak de una unidad de helicópteros del Ejército de Tierra formada por tres Chinook y tres Cougar al mando de la Comandante Gala Gallego. La Unidad fue proyectada hasta Kuwait a bordo del Juan Carlos I y entró volando en Irak. «Todo un hito de proyección conjunta» dirá el general López del Pozo Jefe del Mando de Operaciones, que también resalta el trabajo del General Enrique Millán que mandó hasta finales de Noviembre la misión de la Unión Europea (EUTM) en Mali, lugar que visitó recientemente el Presidente de Gobierno. Junto a estos méritos operativos–¡cuantos más podrían relatarse!– me detengo en uno más práctico: integrarse en unidades de helicópteros norteamericanas desplegadas en Irak. No es sencillo. Hay que pasar de la prepotencia y desconfianza inicial a ganarse el respeto por disponibilidad y conocimientos técnicos. Operativamente, ninguna diferencia. No obstante, por brillantes notas de inglés que lleve un piloto y amplio conocimiento del lenguaje de los simuladores, la jerga tejana que utilizan los americanos se les hacía difícil de entender. Grabando repetidas conversaciones, localizadas contracciones de las que son muy amantes los prácticos sajones, la Comandante Gallego dejó en herencia para los pilotos que les relevaban, una especie de diccionario «tejano-inglés-español» para uso de tripulaciones. La obra no está incluida en ningún Plan Estratégico, en ningún Convenio España-USA, ni en ningún reglamento operativo del Ejército hermano del Aire. Pero la adaptación, funciona.
Porque si hay una constante en las décadas de participación de unidades españolas en misiones exteriores, es su capacidad de adaptación. Aparece en mi memoria el recuerdo del Teniente Coronel Fidel Dávila al que asesinaría ETA junto a otros compañeros del EMAD. Dávila mandaba –años 1993-94– el centro de Verificación de San Miguel en El Salvador: 35 grados a la sombra. Entendimos que era persona idónea para el despliegue de los primeros observadores militares en Bosnia: diez bajo cero en aquellas navidades. Por supuesto, en días, supo adaptarse.
En resumen, 3.025 agradecimientos a gentes que asumen más deberes que derechos; que con carácter operativo o disuasorio, dentro y fuera de España, dan la necesaria confianza y estabilidad a nuestro Estado de Derecho.
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