Opinión
Lo que no se ve de un vuelo papal
Hay quienes se empeñan en divulgar que cuando el Papa se desplaza a sus viajes apostólicos lo hace en una suite dentro del avión, también existe otra creencia que utiliza un avión particular, digamos, un jet privado. Otros curiosos que van a los pequeños detalles, echan a volar la imaginación y piensan que en un vuelo papal se ofrecen comidas especiales para Papas o que cuando viaja Su Santidad no se comunica con nadie, excepto con su séquito.
Volar con el Papa para cubrir la información de un viaje apostólico, es una experiencia fuera de lo común en la vida de un periodista, y seguramente lo es también para los que lo acompañan de su séquito pero digamos que ellos, están mas acostumbrados. Esta experiencia permite descubrir el back stage de un avión papal y que está muy alejada de lo que se piensa. La lista de los medios de comunicación que solicitan acreditación para enviar a sus periodistas a cubrir los viajes apostólicos es infinita, no importa si se trata de un viaje de estado, un viaje pastoral, un viaje con fines interreligiosos o cualquier desplazamiento fuera de la ciudad del Vaticano que requiera el traslado por vía aérea. La oficina de prensa de la
Santa Sede, nunca lo tiene fácil cuando recibe la lista de solicitudes para cubrirlo, el cupo, no puede sobrepasar el número de participantes que ofrece la experiencia de tantos otros realizados. Se toman en cuenta los costes de los transportes en tierra, la capacidad de los hoteles para el alojamiento y la capacidad en donde se instala, en algunos viajes, la sala de prensa permanente en el destino. No es lo mismo organizar la logística de cincuenta que de cien periodistas en una visita oficial de un Papa. Por lo general, el cupo en el avión, no supera a los sesenta, esta cifra incluye la participación de las agencias internacionales de prensa, redactores de radio, televisión y prensa así como a los corresponsales, los productores, los cámaras de video y los fotógrafos.
El vuelo de ida se realiza en un avión común de Alitalia y el retorno a Roma, en uno de la línea aérea del destino visitado. El vuelo se desarrolla de manera convencional excepto que, dentro de avión, solo viaja el Papa, el séquito y los periodistas acreditados. En la cabina posterior de la nave, van colocadas las cámaras y los equipos utilizados en ruedas de prensa convencionales.
Los viajes papales están estudiados al milímetro. Para poder seguir cada paso la información de la logística del viaje, se la dan a conocer a los periodistas unos días antes del vuelo en una conferencia que concede el Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede y por medio de las libretas de trabajo que son entregadas a los informadores.
El Papa viaja por lo general en el asiento 1A y el séquito en los asientos colindantes al Santo Padre, todo esto en la zona destinada a la sección bussines de los vuelos comerciales. Hay que tomar en cuenta que el Papa no viaja solo, sino que es acompañado de autoridades del Vaticano y del personal de la oficina de prensa de la Santa Sede y los miembros del equipo de seguridad.
La rutina del Papa, una vez que ha llegado al avión y ha dejado su maletín negro en su asiento, es dirigirse a la cabina para saludar a los comandantes y posteriormente ya sentado, charla brevemente con los miembros de la tripulación, mientras tanto se termina de preparar la cabina para realizar el despegue. Cuando el avión alcanza la altura de crucero, el Papa se dirige hacia la parte posterior de la cabina y saluda uno a uno a los periodistas que van a bordo.
Tiene tan buena memoria que los saluda por su nombre, les felicita si es su cumpleaños y a algunos les recuerda si este es su primero, segundo o centésimo viaje. Suele ser un momento emotivo.
El caso mas reciente fue el que vivimos hace unos días en el vuelo de Marruecos cuando el Papa apareció cargando una bandeja con una tarta y llamó a dos periodistas que cumplían años. Uno de ellos que es sumamente tímido, no sabia si meterse debajo de los asientos cuando el Papa lo llamó para dársela , no le quedó mas remedio que acercarse al Pontífice para agradecer el gesto a pesar de estar sonrojado.
El ambiente que se respira en los viajes de ida son muy distendidos, aunque el ambiente de la cabina es mas o menos una olla a presión, los participantes saben que son los responsables de contar al mundo la información del viaje papal y muchas veces en condiciones no muy favorables. Hay destinos en donde las conexiones se complican, sumando muchas veces que la climatología del destino no ayuda entre otros factores que no son fáciles de ir superando justo en el momento de enviar las crónicas.
La cabina de los periodistas del vuelo de regreso, es una sala de prensa ambulante, con el ambiente propio de un momento en donde un Papa ofrece información mediante una rueda de prensa y en donde los periodistas hacen sus preguntas. Previo al embarque, se organizan grupos por idiomas y allí se deciden las preguntas y a la persona que se dirigirá al Santo Padre.
No importa que el viaje haya sido absolutamente agotador, Francisco concede habitualmente a los informadores entre 40 y 50 minutos para compartir con ellos lo vivido en el viaje. Una vez finalizada la comparecencia de prensa, el Papa vuelve a su asiento 1A, para cenar o comer según sea la hora y los periodistas lejos de estar interesados en la gastronomía, inician a teclear la información recién recibida para tenerla elaborada cuando el avión aterrice. La comida, puede esperar…
Imágenes cedidas por Vatican News
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