Opinión
155 BIS
El 155 consiguió un espejismo en nuestra historia democrática que será muy difícil de repetir: la unión de PP, Cs y PSOE. Esa comunión solo duró un instante, después cada mochuelo a su olivo. Rajoy tuvo que gestionarlo y comprobar como Cs ganaba para nada unas elecciones catalanas mientras Iceta reconstruía el PSC. Ese artículo ignoto y sin desarrollo generó una fuerza taumatúrgica que solo los sumos sacerdotes supieron interpretar. La realidad inmediata se encargó de que todo perdiera magia y en Cataluña volvieron a ganar los independentistas. Ahora que los análisis se hacen de cortos periodos de tiempo no se pueden valorar los efectos de las decisiones. Pero hay algunas que permanecen, evolucionan con los meses y llevarán a realidades diferentes de las que estamos viviendo. De aquel 155 salió una reunificación imperfecta de los «indepes», incapaces de gestionar la mayoría, como se ha visto en el Ayuntamiento y en la Diputación de Barcelona. De aquel 155 salió ese espejismo electoralista de hacerlo «permanente» con la que Casado y Rivera trataron de ganar la derecha a sabiendas de la imposibilidad de su aplicación «sine diae». De aquel 155 los Comunes sacaron una tercera vía que se convirtió en vía muerta y ahí se quedó Pablo Iglesias con sus socios. Con aquel 155 se generaron conversaciones entre Rajoy y Sánchez de las que el actual Presidente guarda buen recuerdo y algunas enseñanzas. La principal es que sólo puedes hablar de cuestiones de Estado con los partidos de Estado, aunque estén en las antípodas. Por eso ahora estas cuestiones, estas razones, son las que exhibe Sánchez para negar a Iglesias el paso al Consejo de Ministros. Si se combina eso con la necesaria «cohesión interna absoluta» no hay silla para el líder de UP. Así que solo queda tratar de repetir un escenario político-social de una tensión igual o parecido al de octubre de 2017. Entonces fue una declaración de independencia, próximamente serán las consecuencias penales de aquella decisión. A la oposición no tienes que hacerle un hueco en el Consejo de Ministros, basta con darle un papel que interpretar ante su parroquia. Además Pedro Sánchez sabe que lo que estimula a los azules, estimula a los naranjas y viceversa, dejando a VOX y Podemos para abrir y cerrar el espectro. En Otoño estrenamos Gobierno.
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