Opinión
España se sube al tren de la inversión con impacto positivo
A finales de 2018, la inversión de impacto en el mundo se
estimó en 502.000 millones de dólares, según datos de la Global Impact
Investing Network (GIIN). Se trata de una organización sin ánimo de lucro
considerada como una de las fuentes más importantes a escala global sobre este
modelo de inversión.
Si resumimos al máximo, la inversión de impacto es aquella
que juega con tres conceptos poco relacionados, al menos con anterioridad. Aquellos que movían el
dinero, sobre todo hasta este siglo, solían basar sus decisiones, a grandes
rasgos, en el binomio riesgo y rentabilidad. Pero este nuevo movimiento, si es
que lo podemos calificar así, suma un tercer concepto que deja la fórmula en
riesgo + rentabilidad + impacto (positivo, obviamente). Y los tres en el mismo
escalafón. Y los sectores más habituales para añadir a este nuevo jugador son
el área social y todo aquello relacionado con mejorar el medio ambiente.
En España, los activos bajo gestión que ponen el impacto a
primer nivel se cifran en alrededor de 90 millones, como comenta Jose
Luis Ruiz de Munain, fundador y director ejecutivo de Foro Impacto. Este
número, por su tipología, se puede comparar directamente con los 5.000 millones
que se contabilizan en Reino Unido o los 1.200 millones de Francia. Ambas
cifras tienen algo más en común que las realidades que reflejan, y es que
crecieron de forma potente desde que los dos países entraron a formar parte del
Global Steering Group for Impact Investment (GSG). Y la noticia esperanzadora
es que España está en el club.
Riesgo, rentabilidad y lucha contra el cambio climático
“Evitar el cambio climático o al menos reducir sus efectos
negativos pasa por invertir en innovación, tecnologías respetuosas con el
planeta y proyectos que trabajen en la misma dirección. Y que sean rentables,
claro”, explica Ruiz de Muniain. La organización de la que es responsable ha
liderado la adhesión de España al GSG, un camino que a veces recuerda a la carrera
por conseguir unos Juegos Olímpicos. Todo nació de una idea bastante directa:
“No puede ser que España no forme parte de este foro internacional”, un espacio
en el que participan 22 países. “El proceso ha durado un año y medio y hemos
movilizado a unas 70 organizaciones. El mérito no es nuestro”, advierte el
director de Foro Impacto, “nosotros hemos promovido y gestionado”, asegura con
humildad.
El hecho es que la entrada de España en el GSG se oficializó
el 10 de junio, y con España se entiende grupos representativos de la sociedad
civil y diferentes sectores económicos y también institucionales. “Estamos
satisfechos porque hemos contado con el apoyo de la Administración.
Concretamente, el Gobierno en funciones lo hizo explícito en su programa electoral”.
Una inversión dirigida a la sostenibilidad y el sector social
Pero, ¿qué es el GSG? “Se trata de un grupo independiente y
apolítico cuyo germen nació en 2003 impelido por la presidencia británica del
G8. Cuando esta finaliza, pasa a llamarse como hoy lo conocemos y se abre a la
entrada de la sociedad civil y el sector privado. Deja de estar necesariamente
liderado por alguna administración pública, pero se mantienen involucradas”. ¿Y
cuál es el alcance? Ruiz de Muniain también lo explica: “Con la firma entramos
en la principal comunidad internacional dedicada a la promoción de la inversión
de impacto”, y que cuenta entre sus valedores con grandes organizaciones y
fundaciones de Estados Unidos, Alemania y Portugal entre otros países, así como
con la presencia de robustos fondos de capital riesgo de México y Reino Unido.
Este alcance se materializa en la necesaria redirección de fondos hacia
inversiones medioambientales y sociales y la creación de valiosas sinergias
entre empresas y países, pero hay más. Los representantes del GSG también
dedican sus esfuerzos a la incidencia política. Por ejemplo, en el marco del
G20 liderado por Japón.
El hecho de destacar la presencia de fondos de capital riesgo británicos no es baladí. El actual presidente del Global Steering Group también, sir Ronald Cohen, también lo es. Aunque se le conoce como el padre de la inversión social, desde los años 70 fue uno de los financieros más activos en el mundo del capital riesgo. En el año 2000, el Gobierno de Reino Unido le invitó a liderar la Social Investment Task Force (SITF), con la meta de que investigara de qué forma se podían aplicar las prácticas empresariales en determinados tipos de inversión con las miras puestas en la rentabilidad financiera pero también social. Luego pasó a dirigir el GSG en un paso repleto de lógica.
Sir Ronald Cohen pasó por España el día de
la adhesión y participó en varios actos. Entre ellos, mantuvo un encuentro con
representantes empresariales en Impact Hub
Gobernador, uno de los espacios de coworking que la red de comunidades de
emprendimiento con impacto mantiene en Madrid.
Impacto que se mide, se publica y se compara
Cohen recordó cómo después del crack bursátil del 29 se
marcaron “unos principios contables que todas las compañías debían cumplir”
como presagio de lo que ocurrirá con el impacto de sus diferentes actividades.
Según el presidente del GSG, las compañías terminarán combinando en sus cuentas
capítulos completamente financieros con otros que expliquen las consecuencias o
los logros de sus estrategias a escala medioambiental o social. Es una de las
maneras de “traer el impacto al centro de las decisiones de inversión y
encontrar la manera de medirlo para, más tarde, poder compararlo”, aseguró
Para el sir británico, la inversión de impacto tiene un
futuro halagüeño, aunque no se avance a la velocidad deseada, por ejemplo en la
propia rendición de cuentas: “Esto, en todo caso, aún no está cerca. Ni
siquiera en el ámbito bancario, donde solo las entidades éticas trabajan en
esta dirección”. De todas formas, el experto define tres agentes clave que
influirán en la transición: los gobiernos con sus políticas impositivas, los
consumidores con sus decisiones conscientes y los empleados concienciados. “Una
firma que manufactura productos con responsabilidad atraerá más y mejor
talento”.
También explicó a la quincena de asistentes una idea base
para todo empresario: “Pensar en el impacto de tu negocio te lleva a hacerte
preguntas que nunca antes te habías planteado. Y sus respuestas te muestran
nuevas oportunidades de negocio”. Que se complementa con otra de las
conclusiones de Ruiz de Muniain. En materia de inversión “normalmente se
trataba de excluir lo negativo, pero queremos ir más allá para provocar
externalidades positivas con el capital”. Rentabilidad, sí, pero en compañía de
impacto y valor añadido.
El cambio climático le costará a la economía global 69
billones de dólares en 2100, según un informe elaborado por Moody´s Analytics.
Los autores del estudio han tenido en cuenta una previsión de calentamiento de
2 ℃ , la cifra límite comúnmente aceptada para evitar
daños irreparables. Si la subida de las temperaturas fuera de 1,5 ℃, el coste, según el
mismo análisis, sería de alrededor de 54 billones de dólares.
La firma, en la publicación, también realiza algunas
advertencias acerca del peligro de sobrepasar los 2
℃ de aumento, lo que
podría “provocar efectos negativos aún mayores e irreversibles como, por
ejemplo, el deshielo permanente en verano en el océano Ártico”. Moody's también
razona en su informe que el calentamiento global causará “daños globales en la
salud laboral, infraestructuras críticas y en las propiedades”.
Mark Zandi, Chief Economist de Moody´s Analytics, ha declarado a raíz de la presentación del estudio que “los efectos del cambio climático sobre la economía no llegarán de repente sino que mostrarán un carácter más corrosivo”. El texto destaca, además, que las consecuencias más acusadas las experimentarán la salud humana, la productividad laboral, el turismo y las tierras de cultivo.
Sir Ronald Cohen
Sir Ronald Cohen, uno de los máximos impulsores de la
inversión con impacto, es un hombre de negocios británico nacido en Egipto en
1945. Con 12 años, Cohen tuvo que salir con su familia de su país de origen
para recalar en el Reino Unido. Aunque los comienzos fueron complicados, pronto
destacó en los estudios, consiguió una beca para la Universidad de Oxford, se
licenció en Filosofía, Ciencias Políticas y Económicas en el Exeter College y
se matriculó en el Harvard Business School.
En 1972, sir Ronald Cohen fundó con otros compañeros Apax
Partners, uno de los primeros fondos de capital riesgo británicos. En el año
2000 comenzó a presidir la Social
Investment Task Force (SITF) a petición del Gobierno
británico, entidad que debía investigar en torno a la suma del impacto al
binomio ya conocido de riesgo y rentabilidad para calificar inversiones. Cohen,
autor del libro “On Impact: A guide to the Impact Revolution”, es hoy el
principal representante del Global Steering Group for Impact Investment (GSG),
una organización a la que con España se han adherido ya 22 países.
✕
Accede a tu cuenta para comentar