Opinión

El nivel

Hay una compañera, acreditada en el Congreso de los Diputados, que el otro día tuvo la oportunidad de contemplar una escena que está cargada de significado. Mi compañera es Ana Isabel Martín y no tengo duda alguna de que, si ella lo dice, ocurrió. Conociendo su trayectoria, su palabra vale más que cualquier grabación. Asegura Ana que, mientras Rivera preguntaba a Sánchez cuándo iba a apartar a María Chivite por pactar con Bildu en Navarra, la socialista le hizo una peineta al líder de Ciudadanos, le sacó la lengua y le insultó. María Chivite, recordemos, puede convertirse en Presidenta de la Comunidad Foral, detalle por el cual damos el pésame a toda esa gente que aún piensa que la responsabilidad política conlleva un mínimo decoro en las formas y hasta un poquito de la educación más básica que se espera de cualquier ser humano. Este macarrismo de barra de bar debería dejar sin efecto cualquier mínima posibilidad de que Chivite ocupara cargo alguno, pero debemos temernos lo que va a pasar. Nada. Ahí seguirá esa señora de modales «versallescos» y de comportamiento de secundario en la filmografía de Chuck Norris. Pero, mis queridos niños, el chafarrinón está de moda. Un concejal del PP, del que desconocíamos todo y ahí salíamos ganando, acaba de pasar a engrosar la larga lista de becerros patrios. Don Jesús López, portavoz popular en el Ayuntamiento de Barajas de Melo, en Cuenca, escribió en Twitter sobre Irene Montero, portavoz de Unidas Podemos, la siguiente perla cultivada: «Espero que si esta tipa es vicepresidente del Gobierno de España se afeite los pelos del sobaco cuando nos represente». Mi abrazo y mis condolencias a todo Barajas de Melo y a toda Cuenca por tener a un homínido como edil. Lo peor no es tener pelo en la axila, la verdad, Don Jesús. Lo peor es asomarse a algunas cabezas y encontrar un eco eterno. Llénela de algo, que no duele.