Opinión

La Argentina

Los argentinos votaron este pasado domingo en las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (las PASO) y desde ese momento son un 25% más pobres. Mauricio Macri, el presidente, las perdió. Alberto Fernández, su oponente Peronista, le sacó ni más ni menos que quince puntos. Las PASO no son definitivas pero se toman como el termómetro del estado de salud del gobierno que gobierna.

Yo no entiendo el fenómeno del Peronismo, entre otras cosas porque es específico y singularmente argentino. Puedo pensar, como hacemos casi todos desde aquí, que no hay dios que comprenda a los argentinos y que se merecen lo que les pasa. Y eso fue exactamente lo que les dijo Macri a sus ciudadanos el mismo domingo por la noche: aténganse a las consecuencias. Ayer les pidió perdón en un mensaje grabado (porque en directo el hombre se pierde) argumentando que esa noche «estaba triste y sin dormir») Mauricio Macri olvida, para empezar, que su gestión ha sido nefasta, casi por encima del estropicio de De La Rúa.

Puede que él tampoco sea capaz de comprender por qué la gente vota peronismo, pero debería entender que los votantes se han movido por el bolsillo y la heladera (que es como allá se le llama a la nevera). El bolsillo y la heladera de los argentinos durante el gobierno de Macri ha empeorado sustancialmente para las clases medias y bajas y todos se han empobrecido.

Eso sí, su patrimonio aumentó en un año casi un 50%, entre otras cosas, por comprar bonos de la deuda argentina por valor de 94 millones de pesos. Miren, yo no entiendo el Peronismo, pero entiendo a la gente. Ayer MM anunció ayudas por dos meses, justo lo que falta para las elecciones de verdad en Argentina. Subvenciones, congelación de precio de la gasolina. A cada argentino le va a dar 34 euros por mes hasta octubre, justo cuando se vota. Como dicen allá, es un poco tarde, papá.