Opinión

Bromitas

Vivo muy cerca de la Ciudad Universitaria de Madrid. Igual alguno de Vds vive cerca de una zona con facultades, colegios mayores y residencias dependientes de otros campus repartidos por la geografía española. Les cuento. Este fin de semana pasado, justo en el parque que tengo enfrente, hubo algunas novatadas. Jovencitos y jovencitas corriendo como si se tratara de un entrenamiento militar. Ejercicios físicos a la orden de un líder. Esa mañana en Madrid era no muy agradable, con cielo gris, fresco, amenaza de lluvia. Los estudiantes novatos iban en ropa poco elaborada: seguramente habrían sido sacados de la cama y, como dormían, salieron. Contemplé todo eso y me fui a casa. Bajé al chino, y en la puerta del chino había una chica casi en pantalón braguita, tirantes, y llena de barro. Cara, pelo, hombros, piernas. Me acerqué a preguntarle si necesitaba algo y noté su temor. No te preocupes, estoy bien, pero no digas nada. Al instante, salió una señorita que compraba unas toallitas con las que esta pobre trataba de quitarse el fango. ¿Por qué le preguntas si está bien?, me dijo. Porque me da la gana, le contesté. Por la tarde volví a ese parque y me encontré con mi vecina Charo, que saca a su perrillo. Charo tiene más o menos sesenta y tantos y vio también la escenita del entrenamiento militar. Sacó el teléfono para llamar a su hijo. Y uno cuantos de estos gilipollas que dicen que las novatadas sirven para integrar, la siguieron hasta su casa. Creían que llamaba a la policía. La siguieron chicos y chicas que, en estas ridiculeces (y, casi, amenazas mafiosas), tampoco hay forma de defender a las mujeres. Quiero decirles a todos esos mierdas que usan una presunta veteranía en un colegio, en una residencia o en una universidad, que son tan patéticos que, con suerte, si maduran, cuando pase el tiempo, podrán contemplar lo tontos que son. Y que los directores de esos centros se lo hagan mirar, que ya va siendo hora de que maduren.