Opinión
De nuevo en campaña
¡Qué pereza, Dios mío y qué gasto! Y, aunque parezca mentira, España es un país tan fuerte que aguanta hasta a estos políticos de medio pelo que nos toca soportar, gentuza de cara de cemento que nos lleva a unos nuevos comicios para ver si rascan algún voto más con el objeto de permanecer más tiempo cobrando de los presupuestos, de los de Montoro, claro, que llevan en vigencia desde 2016. Pero tampoco somos tan tontos y ya hay movimientos que exigen no recibir propaganda electoral y darse de baja del Instituto Nacional de Estadística, aunque yo añadiría también darme de baja del CIS, y que lo pague Sánchez de su bolsillo, que para eso colocó a Tezanos al frente. Si quiere un empleado a su servicio, que lo pague del propio sueldo, como todo pichichi. Lo mismo que a Rosa María Mateo, fiel sirvienta del régimen, que anunció elecciones para el 10 de noviembre antes de que lo decidiera el Rey. Todo da mucha vergüenza.
Luego está la campaña que yo apoyo fervorosamente, y es la de «si no curras, no cobras», dirigida a los diputados que viven de la cara y el morro recibiendo un sueldo sin ganárselo y, encima, con derecho a la «indemnización de transición», que es la suma que habrían ganado entre la disolución del Parlamento y la jornada de reflexión previa al día de la votación. En total varios millones de euros además de los ciento cuarenta que ya en sí suponen unas nuevas elecciones. Cuatro consultas en cuatro años. Los chistes no paran de brotar. Mi favorito: «Qué hacéis con más frecuencia, votar (80%) o practicar sexo (20%)». Y es que a uno se le quitan las ganas de todo con este panorama y solo nos quedan los cortes que mete Cayetana Álvarez de Toledo al personal socialista, mirándolos desde su superioridad argumental y dialéctica, una especie de Hildegarda de Bingen, aquella genial mujer, la más completa de la historia (compositora, escritora, filósofa, mística, líder monacal, médica, dietista...), que en el siglo XII y siendo monja comenzó la lucha por la liberación sexual femenina. ¡Ella sí fue una feminista de verdad, bonita, y no las chonis de ahora, que lo único que consiguen es la vergüenza de pertenecer a su mismo género!
Luego están las injusticias de la vida, que da tanto a algunos y tan poco a otros. Gentes con cerebros privilegiados que no están donde les correspondería, como Shawn Pleasants, un brillante estudiante de Yale que llegó a triunfar en Wall Street y que ahora vive como mendigo en Los Ángeles. Imagínense tener a alguien similar en el Ministerio de Hacienda, en vez de lo que tenemos. ¿Nos merecemos esto? Sí, porque es lo que vota una mayoría, aunque sea insuficiente, y éste es un país democrático, aunque ahora vayan a inventarse una nueva ley electoral que beneficie al menos votado. La vida política, el ambiente político, no nos quepa duda, se divide entre lo horrible y lo miserable, y, para nuestra salud emocional, más vale no prestar demasiada atención a lo que vomitan quienes la protagonizan cambiando el canal de televisión cuando aparecen porque ya sabemos que la política es el arte de lo posible y tan pronto estamos boca abajo como de repente brota la sensatez y remontamos, como ha sucedido en muchísimas ocasiones, sin olvidar que ninguna gota cree que causó la inundación, como Zapatero, que se empeñó en decir que no había crisis haciéndonos esconder la cabeza debajo del ala, cuando de repente nos vimos al borde del rescate.
Que nadie me llame ilusa porque nunca me cansaré de decir que quizá mis sueños sean banales, pero yo creo en ellos.
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