Gobierno de España

La opinión de Francisco Marhuenda: “Un despropósito más del Gobierno”

La política de Sánchez está sustentada en el intervencionismo y en esa idea comunista de que el enemigo es el empresario

Este Gobierno está sometido a un sindicalismo tan rancio como trasnochado. Es prisionero de una visión alejada de la economía real, que es la que realmente crea riqueza para la sociedad y hace crecer un país. Es una política sustentada en el intervencionismo y en esa idea comunista de que el enemigo es el empresario. No conozco ninguno y he conocido a muchos a lo largo de mi carrera profesional que le guste despedir a un trabajador y mucho menos cuando es alguien valioso. España afronta una crisis sanitaria de dimensiones inimaginables que ha estado mal gestionada, con un ministro de Sanidad que ha demostrado su incompetencia, pero también una económica que podría ser peor que la del 2008 y que no se puede resolver con las recetas de la izquierda radical que siempre han fracasado. Ahora solo falta que recuperen el sueño de las nacionalizaciones.

Los empresarios, no importa su tamaño, afrontan un escenario imposible como consecuencia, en muchos casos, de la perdida de cualquier ingreso. La solución, como es evidente, no es endeudarse, aunque sea con el aval del Estado, porque los préstamos hay que pagarlos. El Gobierno ha decidido prohibir los despidos económicos, obligar la prórroga de los contratos temporales que vencían y canalizar los ajustes a los ERTEs. Las trayectorias de los miembros del gabinete así como de los altos cargos muestran, en general, un perfil muy alejado de una gestión eficaz ya sea pública o privada. Un gran número se ha dedicado a vivir del erario público ejerciendo de políticos, funcionarios, interinos o acoplados en asociaciones financiadas por las administraciones amigas. Esto les ha garantizado cobrar una nómina sin un gran esfuerzo. La inmensa mayoría ni siquiera ha hecho una oposición y su experiencia a la hora de gestionar una empresa es, simplemente, inexistente. El chollo de lo público es un mal endémico de nuestro país y se remonta a muchos siglos atrás. No hay más que ver la prolija literatura, no es necesario acudir a sesudos ensayos, para comprobar la gran afición hispana a la hora de cobrar de los Presupuestos y especialmente sin hacer una oposición. En estos tiempos de obligado enclaustramiento es muy recomendable la lectura de Galdós que reflejó magistralmente esta realidad en el siglo XIX.